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» El litoral Corrientes
Fecha: 15/03/2025 11:55
“Abril es el mes más cruel”, dice el comienzo de un conocido poema de T.S. Eliot y ahora, sin poesía alguna, podrán experimentarlo tanto el Gobierno como la CGT en esta renovada etapa de enfrentamiento que acaba de comenzar en su relación. Abril será el mes del tercer paro general cegetista, tal como lo anticipó el ex dialoguista Héctor Daer (Sanidad), pero también podría marcar el inicio de las represalias de la Casa Rosada contra los sindicalistas reconvertidos en opositores. Entre los dirigentes gremiales que no están convencidos de apurar otra medida de fuerza de la CGT predomina un temor muy concreto: “Ahora Milei le va a dar luz verde al proyecto de (Martín) Tetaz y a la Superintendencia de Servicios Salud para que inicie auditorías en las obras sociales de Camioneros, la UOM, la UTA y otras que están con sus números en rojo”, advirtió a Infobae un jefe cegetista. En ese caso, la guerra entre el Gobierno y la CGT abrirá un conflicto de aristas imprevisibles en un año de elecciones legislativas y sindicales (incluida la renovación de autoridades de la propia central obrera), plagado de interferencias políticas y presiones sociales, más la necesidad oficial de serenar algunos frentes para que no conspiren contra una economía cuya estabilidad puede debilitarse. ¿Qué le queda a la CGT luego de su tercer paro general? Saben que Milei no va a ceder, que los va a tratar de acorralar y que sólo les quedará radicalizarse cada vez más (¿se superará la serie de 13 paros generales que sufrió Raúl Alfonsín?). El Presidente tiene las herramientas que le da el control del Estado y si gana las elecciones de octubre podría sumar más legisladores para avanzar con leyes como la de Democracia Sindical (conocida como la “Ley Tetaz”), que aterroriza a la CGT porque elimina la reelección perpetua en los gremios, prohíbe la cuota solidaria en los convenios, exige a los dirigentes que presenten declaraciones juradas y fija medidas para “democratizar las obras sociales”. Si algo demostró la CGT en las últimas horas es la capacidad de sus sectores internos de reacomodarse y reinventarse a cada rato. Luego de poco más de un año en que el ala dialoguista marcó la línea de la central obrera, en contraposición con la actitud ultraopositora de Pablo Moyano y los kirchneristas, el sector moderado se autodestruyó al calor del prematuro desgaste que sufre el Gobierno tras el “criptogate”, la lógica electoral y la poca voluntad oficial de dialogar con un sindicalismo acorralado. Héctor Daer pasó de ser el adalid de los dialoguistas a una suerte de nueva versión de Pablo Moyano, casi sin escalas. Como anticipó Infobae, está en campaña porque este año tiene elecciones en Sanidad y debe buscar votos reforzando un perfil antimileísta, pero también quiere asegurarse apoyos para continuar en el triunvirato de la CGT tras el congreso de renovación de autoridades de noviembre próximo. A la vez, se convirtió en un operador sindical clave del proyecto político de Axel Kicillof, con eje en las elecciones bonaerenses de 2025 y los comicios presidenciales de 2027. Un sindicalista de primer nivel sospecha que Cristina Kirchner fue quien estuvo detrás de una jugada para endurecer a Daer en la reunión de mesa chica de la CGT del martes pasado: dos dirigentes de su confianza, Abel Furlán (UOM) y Guillermo Moser (Luz y Fuerza), lo habrían presionado ante sus colegas marcándole que ya no se podía sostener una estrategia temerosa y blanda ante el Gobierno. Para justificar su viraje ultraopositor, Daer aseguró en el mismo encuentro que el FMI exige una nueva reforma laboral y terminar con las paritarias para firmar el acuerdo con la Argentina, pero le salió al cruce Cristian Jerónimo (vidrio), aliado del dialoguista Gerardo Martínez (ausente por un viaje): “Yo estuve con Gerardo en la reunión con Kristalina (Georgieva) en Washington y no se dijo nada de eso”. El líder de la UOCRA parece haberse convertido en el último (y único) dialoguista de la CGT. Uno de sus allegados más estrechos deslizó: “Dialogar dialogan todos. El tema es saber determinar una estrategia que sea propia. Gerardo no está en contra de un plan de lucha. Quiere fijar las coordenadas para que las reacciones de los que gobiernan no sean letales contra la estructura sindical”. De la misma forma que en el entorno de Martínez alertan sobre la posible reacción virulenta de Milei para contrarrestar el paro de la CGT y debilitar a sus dirigentes, funcionarios moderados como Guillermo Francos y Julio Cordero son conscientes de que un enfrentamiento a fondo contra el sindicalismo es un riesgo político contra el Gobierno, aun cuando haya libertarios que quieran hacer campaña mediante la pelea contra la dirigencia cegetista, desprestigiada ante la opinión pública. Mientras, hay un dialoguista que salió del radar de la exhibición pública: Armando Cavalieri, titular de la Federación de Trabajadores de Comercio, tampoco envió ningún representante de su sindicato a la reunión de la mesa chica de la CGT ni a la realizada en la sede de Azopardo donde se resolvió el paro de 24 horas. Hace bastante que se mantiene alejado de la estrategia de Daer, su eterno aliado de “los Gordos”, y mantiene una fluida relación con los libertarios, como casi todos los gremialistas. Eso no quiere decir que Cavalieri sea complaciente con la Casa Rosada. Además de las críticas y participaciones en movilizaciones de protesta, el experimentado dirigente acaba de publicar una solicitada en un diario nacional en la que, al destacar que el sanatorio del gremio en Bahía Blanca recibió a los bebés recién nacidos en el hospital inundado, contraatacó sutilmente a funcionarios que tienen una mirada crítica del rol de los sindicatos en las obras sociales: “Al igual que durante la pandemia provocada por el COVID-19, la red interconectada de centros de OSECAC y la presencia del gremio de Comercio como parte integrante de cada rincón del país, gracias al aporte mensual que realizan los trabajadores y trabajadoras al sistema solidario de salud, son quienes respaldan y acompañan a la estructura de salud pública en los peores momentos sanitarios, resignificando la importancia de las instituciones sindicales cuestionadas insistentemente”. La sorpresa es la salida de Hugo Moyano del bloque dialoguista. Participó de los dos últimos encuentros en los que se resolvió el endurecimiento de la CGT. El último se desarrolló en el cuarto piso de la sede de Azopardo 802, antes del congreso de la UTEP, donde se definió el paro y al que asistieron Daer, Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), Sergio Romero (UDA), Jorge Sola (Seguros) y Cristian Jerónimo (vidrio), además del líder de Camioneros y su representante en el triunvirato, Octavio Argüello. Moyano puede marcar el ritmo de la confrontación contra el Gobierno antes de la huelga cegetista: está en plena discusión paritaria y reclamaría entre un 9% y un 10% para el período marzo-mayo. Son cifras que superan lo que exige el Ministerio de Economía. Si avanza en un acuerdo dentro de esos parámetros, sabe que la Secretaría de Trabajo no lo va a homologar. ¿Se viene una reconciliación en los hechos entre el jefe de Camioneros y su hijo Pablo, castigado por su combatividad sin freno, para embestir juntos contra Milei? Si auditan su obra social, con graves problemas financieros y gerenciado por una empresa de la que es dueña su esposa, Liliana Zulet, estará obligado a una contraofensiva. El dirigente que por ahora está en silencio es Luis Barrionuevo. De por sí, su máximo representante en la CGT, Carlos Acuña (estaciones de servicio), fue otro ausente en la reunión de la mesa chica cegetista y en la previa al congreso de la UTEP. ¿Será que mira de reojo el nuevo paro general porque intuye que detrás hay motivaciones políticas y extrasindicales? Sea como fuere, el jefe de Gastronómicos reunirá el martes a su tropa para debatir qué postura tomarán ante la tercera huelga de la CGT contra Milei en poco más de 15 meses de gobierno, como para confirmar que abril es el mes más cruel y también el más crucial para saber hasta dónde llegará esta batalla inquietante. Infobae
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