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  • Opinión: «Éramos tres casas al principio, pero ahora eso es todo agua»

    Concepcion del Uruguay » La Calle

    Fecha: 14/03/2025 23:19

    *Por el Equipo Misiones de Pastoral Aborígen Hoy es el Día Internacional de Acción Contra las Represas y en Defensa de la Libertad de los Ríos, el Agua y la Vida, fecha instaurada en 1997 en Curitiba, Brasil, tras el Primer Encuentro Internacional de Afectados por las Represas. El costo de generar energía eléctrica con este sistema es altísimo en materia de impacto ambiental, ya que genera daños irreversibles a los ecosistemas donde están emplazadas las obras. Además, las represas atentan contra los derechos humanos, ya que generan desplazamientos forzados de comunidades indígenas y campesinas, no sólo por la irremediable suba del agua, sino por la contaminación y enfermedades que acarrea. En Misiones existe la represa del arroyo Urugua-í, en Puerto Libertad, aunque la provincia también queda afectada a la hidroeléctrica de Yacyretá, emplazada sobre el río Paraná, a la altura de Ituzaingó, y, por su magnitud, es la que mayores problemas ha causado. La promesa era que los misioneros iban a pagar la energía a un costo prácticamente simbólico… aunque ahora lo hacen a valores altísimos y hasta en cuotas. Sin embargo hoy lo que realmente interesa es escuchar la voz de los principales afectados por la destrucción de su entorno natural. En San Ignacio, Yacyretá dejó bajo agua decenas de hectáreas, provocando desalojos forzados y arrasando con una cultura y un modo de vivir que tenían las familias allí asentadas. «En 2007 el arroyo Yabebiry tenía 40 metros de ancho, ahora tiene 150, 200 metros de ancho», comenzó relatando Rosalino Ramos, mburuvicha de Mbokajaty, una de las comunidades afectadas. Recuerda, además, que el avance del agua los dejó desprovistos de alimentos. «Los chicos iban a pescar tranquilos, tenían un caminito por la costa, circulaban por ahí. Había peces. Ahora los chicos no pueden ir a nadar tranquilos, el agua está contaminada y no pueden pescar porque tampoco hay más acceso, no hay más costa para circular. No es como antes. Yacyretá afectó a toda la zona de San Ignacio». Faltos de alimentos, también debieron abandonar sus casas que comenzaban a formar parte del desolador paisaje, donde apenas se veían ya los techos tapados por el agua. «Éramos tres casas al principio, pero ahora eso es todo agua. En aquel tiempo tenía mi casa a unos 80 metros del arroyo. En 2010 fue creciendo y quedó a unos 5 metros, así que me cambié unos 150 metros para arriba, pero el agua seguía subiendo. Ahora estoy en un lugar más alto», especificó. La historia de Rosalino es la de muchas otras familias y Comunidades Mbya que, en numerosos casos, se fueron más lejos en busca de un nuevo sitio para vivir. Nunca fueron debidamente indemnizados por los daños. Este sistema hidroeléctrico, sumado a los desmontes y al modelo extractivo, hacen un combo altamente dañino para la biodiversidad y las vidas humanas. Hoy las Comunidades se siguen enfrentando a todo tipo de avasallamientos dentro de sus territorios y ya la selva poco tiene para ofrecer, pero siguen firmes en la lucha, como lo hicieron siempre.

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