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» Misioneslider
Fecha: 14/03/2025 21:30
Impacto del caos en los comerciantes del Congreso El caos volvió a adueñarse este miércoles de las calles alrededor del Congreso, y los comerciantes, una vez más, lo padecieron. Negocios que arrancaron el día como cualquier otro terminaron vacíos y cerrados, mientras el aire se llenaba de humo y los gases lacrimógenos se esparcían por las calles. No fue solo una pérdida económica: la sensación de inseguridad volvió a instalarse en un barrio que, aunque más tranquilo que en otros años, según los comerciantes, sigue siendo vulnerable cuando las manifestaciones se desbordan. Así le aseguró a Clarín Esther, empleada de una dietética en Callao al 21, quien no dudó en cerrar el local cuando los disturbios se desataron. “A eso de las 4 de la tarde, empezaron los problemas y tuvimos que cerrar. Los gases entraron al local, se metían por todas partes, por la puerta, por las ventanas, y nos tuvimos que quedar adentro hasta que se calmara un poco la situación”. Por su parte, Belén, trabajadora de un bazar en Callao 23, aseguró que nunca había visto algo así. “Sé que los jubilados tienen derecho a reclamar, pero los barrabravas no tenían nada que ver. Fue un nivel de agresión muy grande”, dijo. Su equipo cerró la persiana a las cuatro de la tarde y permaneció refugiado en el negocio hasta las ocho de la noche. «Hoy cuesta retomar la actividad. Hay mucha gente que evita la zona por miedo a que vuelva a pasar», advirtió. Gustavo, que trabaja en un puesto de diarios en la esquina de Rivadavia y Callao, tuvo que irse de su negocio cuando los incidentes apenas comenzaban. “Cuando volví a las 6 de la tarde, todo estaba imposible, con la gente corriendo y los gases por todos lados, así que me refugié en el bar de enfrente”, relató. Además, lamentó las consecuencias económicas: “Fue un día perdido. Cuando hay este tipo de marchas, suelo quedarme hasta que vea que la situación es insostenible por una cuestión de necesidad. Pero ya sabemos que se pierde mucho”. El impacto emocional en los comerciantes Cristian trabaja como mozo en un restaurante frente a la Confitería del Molino. En la tarde de ayer, vivió un momento de desesperación. En medio de los enfrentamientos, muchas personas buscaron refugio en el local. Sin embargo, la escena se volvió caótica. “Tuvimos que cerrar las puertas porque se hizo imposible trabajar. Se metió todo el gas lacrimógeno, había mujeres con nenes llorando, gente con heridas de bala de goma en la panza. No teníamos dónde ubicarlos, estábamos llenos. Fue un desastre”, recordó. Finalmente, Adriana, dueña de una librería ubicada en avenida Rivadavia al 1900 también debió bajar la persiana por temor a que le destrozaran el comercio: “Uno está de acuerdo con el reclamo de los jubilados, pero no con la forma, porque ya se sabía que esta gente venía a complicar la zona y los comerciantes salimos perjudicados”. Sin embargo, admitió que desde la implementación del protocolo «antipiquetes», la zona cambió. «Antes nos pasaba esto casi todos los días. Han llegado a acampar en la puerta del local en las marchas, y ahora eso ya no existe». Conclusiones El caos en las calles alrededor del Congreso no solo afecta a los manifestantes y a la seguridad pública, sino también a los comerciantes que ven sus negocios en peligro cada vez que se desatan disturbios. La pérdida económica, el miedo y la incertidumbre se apoderan de quienes trabajan en la zona, generando un impacto emocional y financiero considerable. Es necesario encontrar soluciones que permitan conciliar el derecho a manifestarse con la protección de los comerciantes y sus establecimientos. La colaboración entre autoridades, manifestantes y comerciantes es fundamental para evitar que situaciones como las vividas esta semana se repitan en el futuro. La seguridad y la tranquilidad de todos los involucrados deben ser prioridad para garantizar un ambiente de convivencia pacífica y respetuosa.
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