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» Comercio y Justicia
Fecha: 14/03/2025 14:03
En los últimos años, los centros comerciales a cielo abierto se han convertido en una tendencia que pisa fuerte en Argentina, y la provincia de Córdoba no es ajena a este fenómeno. Estos espacios, que combinan la practicidad de los servicios con la libertad de disfrutar al aire libre, están revolucionando la forma en que los cordobeses consumen y, sobre todo, están abriendo una puerta de oportunidades para los comercios de pueblos y ciudades del interior. Inspirados en modelos exitosos como el de Nuevo Quilmes Plaza, que en solo dos años se consolidó como un referente en el Gran Buenos Aires, los centros comerciales a cielo abierto podrían ser la clave para revitalizar las economías locales en una provincia marcada por su diversidad y su espíritu emprendedor. El concepto es simple pero poderoso: un espacio accesible, con una oferta variada de locales comerciales, servicios esenciales y propuestas gastronómicas, todo bajo el cielo cordobés. Según un informe reciente de América Retail, el caso de Nuevo Quilmes Plaza demuestra cómo este modelo responde a una demanda creciente de consumo de proximidad. Con más de 300.000 visitantes mensuales y la generación de 700 empleos directos e indirectos, este centro comercial ha transformado la vida cotidiana de los vecinos de Don Bosco, en Quilmes. En Córdoba, donde los pueblos y ciudades medianas como Río Cuarto, Villa María o Carlos Paz tienen una rica tradición comercial, la implementación de estos paseos podría replicar e incluso potenciar esos beneficios. Uno de los mayores atractivos para los comerciantes locales es la posibilidad de aumentar sus ventas sin perder la esencia de su identidad. En el interior de Córdoba, los negocios suelen ser el corazón de las comunidades: almacenes de barrio, panaderías artesanales y casas de comidas que llevan décadas atendiendo a los mismos clientes. Un centro comercial a cielo abierto no busca competir con ellos, sino integrarlos en un esquema cooperativo. Como señala Marcelo Chane, gerente de Nuevo Quilmes Plaza, “los vecinos han incorporado este concepto en su rutina diaria, aprovechando la comodidad y la variedad de servicios en un solo lugar”. En una ciudad como Villa Carlos Paz, por ejemplo, un paseo de este tipo podría sumar a los comercios tradicionales una oferta turística que atraiga tanto a residentes como a visitantes, fortaleciendo la economía local todo el año. El impacto económico es innegable. En Quilmes, marcas como Le Pain Quotidien o Berlina alcanzaron récords de facturación al instalarse en un centro a cielo abierto, algo que en Córdoba podría traducirse en una oportunidad para pymes y emprendedores. Imagínense una panadería de Alta Gracia o una fábrica de alfajores de La Falda integradas a un paseo comercial en su localidad: no solo ganarían visibilidad, sino que podrían multiplicar sus ventas al atraer a un público que busca resolver varias necesidades en un mismo lugar. Además, estos espacios generan empleo —desde personal de limpieza y seguridad hasta trabajadores en los locales—, algo crucial en un contexto donde el interior provincial a menudo lucha por retener a su población joven. Otro beneficio clave es la mejora en la calidad de vida. En Córdoba, donde el clima invita a estar al aire libre gran parte del año, los centros comerciales a cielo abierto ofrecen una alternativa a los shoppings cerrados, que a veces resultan agobiantes. Los más de 50 eventos comunitarios organizados en Nuevo Quilmes Plaza, como ferias gastronómicas y actividades familiares, son un ejemplo de cómo estos espacios se convierten en puntos de encuentro social. En un pueblo como Mina Clavero o en una ciudad como San Francisco, un paseo similar podría revitalizar plazas y calles, dándoles un nuevo propósito y fomentando el sentido de pertenencia entre los vecinos. Claro que la implementación no está exenta de desafíos e incluso obstáculos. La infraestructura vial y la planificación urbana son temas pendientes en muchas localidades cordobesas, y la inversión inicial podría ser un obstáculo para municipios con presupuestos ajustados. Sin embargo, la experiencia de otros puntos del país sugiere que la colaboración entre el sector privado y el público puede ser la solución. En Córdoba, con su historial de innovación y su red de comerciantes organizados, hay terreno fértil para que esta idea prospere. En definitiva, los centros comerciales a cielo abierto no son sólo una moda: son una respuesta a un cambio en los hábitos de consumo y una herramienta para fortalecer los comercios de Córdoba. Desde las sierras hasta el llano, estos paseos podrían ser el empujón que las pymes necesitan para crecer, generar empleo y devolverle vida a los corazones comerciales de la provincia. El cielo, en este caso, no es el límite, sino el comienzo.
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