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Parana » Ahora
Fecha: 14/03/2025 11:09
Lo único que tengo son palabras * Si fuese una hierba, seguro andaría en los recovecos donde se escuchan pocas cosas. El silencio es preciso para que aparezcan, porque las palabras son como polillas: nadie las nota pero están creciendo. Aparecen en los espacios más callados, cuando manejo el auto después de dejar a los chicos en los jardines, cuando estoy en el carro de pilates respirando con conciencia, mientras estiro la columna en la silla antes de sentarme a buscarlas: palabras en vagones de humo. * ¿Qué es digno de escribirse y qué solo permanecerá en la alacena interna entre harinas infectadas? * Las palabras son necesarias como lo son cosas tangibles: una taza contra el cuenco de la mano, el lomo de un perro, el reverso del árbol contra la espalda. * ¿Cómo se traduce la experiencia con todo lo ajeno que habita el mundo si no es a través de un lenguaje que intente a su modo traducirlo? * Para hablar de la amistad entro en la casa de un amigo, no en las paredes sino en lo que hace él que sea casa. Los elementos se trasladan y cambian de lugar, pero la forma de construir un espacio donde sea posible respirar de una forma con un sillón recibiendo la luz en una dirección, con los cuadros apuntando a una parte del cuerpo, con las plantas creciendo más en la sombra y con la acumulación justa de cosas para sentirse a salvo entre las calles llenas de autos, la manera de acomodar todo eso, pienso que es la que erige una existencia que se diferencia de las otras en un mundo lleno de existencias parecidas. Como si gracias a poner o quitar, a dar con el martillo en el clavo en la medida de unos ojos es lo que me permite entender quién vive y cómo lo hace. No con todas las personas, estoy pensando en un par de ellas que conozco mucho y que he podido seguir en distintas geografías íntimas a lo largo de los años. Esas caras que quiero son únicas en su modo de respirar y de construir y de apilar los ladrillos para marcar distancia o para abrir hendiduras por donde nos colamos los otros. Y pienso en cosas como bloques móviles casi de juguetes de niños para pensar en las palabras como cosas que se vuelven pertenencias según quién y cómo las dice. * Dudo. Me pregunto si tengo palabras propias o si en realidad lo que tengo son las palabras ajenas. * Hace unos días me crucé a un hombre que caminaba tambaleante, se me vino turuleco y después el chavalengo, una embarazada y la voz de una mujer que ya no vive pero que decía gruesa, un léxico familiar que pretendo atar a mis cabos como si fuera un árbol que sostiene apenas el fruto hasta que madura y cae. Palabras que estallan en otro cuerpo, en otra tierra. Las resonancias viejas se hacen nuevas según quién las nombre. *
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