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» El Ciudadano
Fecha: 13/03/2025 01:33
David Ruiz Marull El Western Reserve fue uno de los primeros cargueros de acero en atravesar los Grandes Lagos, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Construido en 1890 para batir récords de velocidad, este barco de 91,4 metros de eslora fue apodado por la prensa estadounidense como “el galgo del interior” y se suponía que era una de las naves más seguras puestas a flote. Su propietario, Peter G. Minch, estaba especialmente orgulloso. Este respetado magnate naviero fue un pionero en la industrialización del servicio de transporte de mercancías en el mayor grupo de lagos de agua dulce del mundo (Superior, Míchigan, Erie, Hurón y Notario), situados en la frontera con Canadá, tan vastos que son considerados mares cerrados, aunque de agua dulce. Un paseo de verano En agosto de 1892, Minch llevó a su esposa e hijos pequeños a bordo del Western Reserve para que disfrutaran de un tranquilo paseo de verano. A los mandos de la nave iba el capitán Albert Myer, que llevó a sus pasajeros a un crucero por el lago Hurón rumbo a Two Harbors (Minnesota). El clima fue agradable hasta que llegaron a la bahía de Whitefish, donde el mal tiempo obligó a la tripulación a fondear a la espera de mejores condiciones. Pronto levaron anclas y navegaron hacia el lago Superior. Pero un vendaval azotó el barco y, alrededor de las 21 del 30 de agosto de 1892, el navío comenzó a romperse y hundirse. La familia Minch y el personal del Western Reserve botaron sin problemas los dos botes salvavidas del buque. Casi de inmediato, una de las embarcaciones volcó y gran parte de la tripulación desapareció. Los ocupantes restantes solo recuperaron a dos de los marineros. En apenas diez minutos, el gran barco desapareció. Los supervivientes estuvieron en el agua soportando el vendaval y la oscuridad durante las siguientes diez horas. Un barco de vapor pasó cerca de ellos durante la noche. Gritaron durante media hora, pero como no tenían bengalas, nadie los escuchó ni los vio. Alrededor de las 7.30 de la mañana siguiente, se encontraban a apenas poco más de 1 kilómetro y medio de la costa, al oeste de la Estación de Salvamento de Deer Park, en el sureste del Lago Superior, cuando el bote salvavidas volcó por el oleaje. Sólo un sobreviviente, el timonel Harry W. Stewart, vivió para contarlo. Hasta 27 personas fallecieron. Ahora, 133 años después del desastre, los integrantes de la Sociedad Histórica de Naufragios de los Grandes Lagos (GLSHS) han descubierto el lugar de descanso final Western Reserve utilizando un sonar de barrido lateral instalado a bordo del buque de investigación David Boy. La antigua maravilla náutica, que fue construida con el mismo acero que 20 años después se utilizó para el Titanic, lo que podría haber contribuido a acelerar el hundimiento de ambas naves, se encuentra actualmente a unos 96 kilómetros al noroeste de Whitefish Point, en el Lago Superior. Con los primeros indicios del hallazgo a finales de verano local de 2024, los especialistas desplegaron un vehículo a control remoto que confirmó la identidad del naufragio, según informan en un comunicado. El barco está partido en dos, con la proa apoyada sobre la popa, a aproximadamente 182 metros de profundidad. “Cada naufragio tiene su propia historia, pero algunos son mucho más trágicos”, reflexiona Bruce Lynn, director ejecutivo de GLSHS. “Es difícil imaginar que Peter G. Minch previera problemas al invitar a su esposa, sus dos hijos pequeños y a su cuñada con su hija a bordo del Western Reserve para un crucero de verano. Esto marca lo peligrosos que pueden ser los Grandes Lagos… en cualquier época del año”, añade. Los estudios realizados permitieron ver la cubierta del barco, considerado en su época como una “gran hazaña tecnológica”, y las escotillas de carga. Cada una de las dos mitades en las que se rompió mide 45 metros de largo. “En su época, la mayoría de navíos seguían siendo de madera, por lo que este era tecnológicamente avanzado”, dice Lynn. Una borrasca inesperada “Saber cómo el Western Reserve quedó atrapado en una tormenta tan lejos de la costa me causó una sensación de inquietud. Una borrasca puede surgir inesperadamente… En cualquier lugar y en cualquier momento”, señala David Ertel, director de Operaciones Marinas de GLSHS. Los Grandes Lagos han cobrado miles de barcos desde el siglo XVIII. Quizás el más famoso es el Edmund Fitzgerald, un buque minero que se vio atrapado en una tormenta en noviembre de 1975 y se hundió frente a Whitefish Point, a 160 kilómetros de la Reserva Occidental. Todos los tripulantes murieron. La temporada de tormentas en los Grandes Lagos comienza en noviembre, cuando el agua cálida se encuentra con el aire frío y los vientos soplan sin impedimentos en mar abierto, generando olas de hasta nueve metros de altura. En esa época, los Grandes Lagos pueden ser más peligrosos que los océanos, ya que son más pequeños, lo que dificulta que los barcos eludan las condiciones climatológicas adversas. Lo que es raro es que se formen tales vendavales en agosto. Un informe del Servicio Meteorológico Nacional calificó la tormenta que hundió al Western Reserve como un “vendaval relativamente leve”. De ahí que los expertos crean que, dado que el acero marítimo apenas comenzaba a desarrollarse, el casco del barco podía ser débil. Esa fragilidad estructural impidió que el navío pudiera soportar las flexiones y torsiones causadas por el lago agitado. El acero también se vuelve quebradizo a bajas temperaturas, como las de las aguas de los Grandes Lagos, que en agosto se sitúan en una media de 16 grados.
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