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Parana » El Once Digital
Fecha: 12/03/2025 06:30
Odisea de madre en tractor en Bahía Blanca. El 7 de marzo de 2025, la ciudad de Bahía Blanca vivió uno de los peores desastres naturales de su historia. La lluvia torrencial dejó a muchos hogares bajo el agua, incluyendo el de Martina (20) y Nahuel, que se preparaban para la llegada de su hijo Benjamín. Lo que parecía ser un día lleno de ansiedad y nervios por el nacimiento de su bebé se transformó en una carrera contra el tiempo y la fuerza de la naturaleza. El parto estaba programado para esa tarde en el Hospital Español, pero la furia de la tormenta obligó a la pareja a improvisar rápidamente. Cuando las aguas comenzaron a inundar el dúplex de Martina y Nahuel en Alem al 3000, llegaron hasta unos 30 centímetros por encima de los zócalos. La pareja actuó con rapidez para salvar los muebles, colocándolos en la escalera, mientras las contracciones de Martina se intensificaban. “De los mismos nervios, se aceleró todo”, cuenta Florencia, la madre de Martina. De inmediato, subieron los bolsos y a sus dos perros al auto, decididos a llegar al hospital lo antes posible. Sin embargo, las calles anegadas y el agua impidiendo el paso en el puente sobre el canal Maldonado hicieron que sus planes tuvieran que cambiar. La caminata en medio del caos y el encuentro con un “ángel” Frente a la imposibilidad de cruzar, la pareja decidió dirigirse hacia el Hospital Militar, ubicado cerca del Parque de Mayo. Aunque recibieron atención médica en ese centro, la situación de Martina requería más cuidados y un hospital más preparado. Con la electricidad ya cortada en gran parte de la ciudad, la tensión crecía. Mientras tanto, Florencia, la madre de Martina, y su pareja emprendían una caminata desesperada desde la calle O'Higgins y Chiclana, ubicada a 4,5 kilómetros del hospital. “Iba desesperada. Fui caminando hasta donde pude, lo peor era la calle Alsina”, recuerda Florencia. La pareja avanzaba a ciegas por las calles inundadas, guiados por un joven que usaba un palo para tantear el camino. Cuando llegaron al puente desmoronado, encontraron a una multitud filmando la escena. Sin embargo, el destino les tenía preparada una sorpresa. Un hombre llamado Diego, al volante de un tractor, apareció en el momento preciso. “Justo se me cruzó un ángel, Diego, con un tractor. En esa parte no podían entrar ambulancias ni bomberos”, relata Florencia. El milagro de llegar al hospital y el nacimiento de Benjamín A bordo del tractor, Florencia, su pareja y los perros viajaron en medio del caos hasta llegar lo más cerca posible del hospital. “Tenía mucho miedo, si no tenía a mi pareja que me decía dale, que vamos a poder, no hubiera podido, estaba en shock”, reconoce Florencia sobre la angustiante travesía. Finalmente, cerca de las 16:00 horas, la familia llegó al hospital. La felicidad del nacimiento de Benjamín. Clarín Una de las enfermeras, al ver a Martina, la sorprendió con una noticia que las hizo llorar. “Martu, te tengo una sorpresa”, dijo la enfermera. “Cuando me vio, dijo ¡mami, viniste! Esa carita no me la olvido más, juro que se me revolvieron tantas cosas... Nadie podía creer que había llegado en tractor”. Florencia nunca imaginó que todos cabrían en el tractor, pero Diego, el conductor, se mostró optimista. “No, subimos todos y vamos todos”, le dijo, y así lo hicieron. La madre de Martina, a punto de dar a luz, subió de copiloto mientras Florencia y su pareja se acomodaban a los lados, cada uno con un perro en brazos, mientras Nahuel se encaramaba en la parte trasera con los bolsos. Después de atravesar el puente y gritarle a una camioneta para que los ayudara, los futuros padres continuaron su camino, con la esperanza de llegar a tiempo. A las 17:30, llegaron al hospital. Un futuro incierto, pero lleno de esperanza Finalmente, Martina dio a luz a un bebé saludable, Benjamín, quien pesó 3,310 kilos. El parto, atendido por el doctor Gallo, fue rápido, y la madre no dudó en reconocer la valentía de su hija. “Mi hija me cerró la boca, fue una terrible guerrera”, asegura Florencia, destacando que el momento más angustiante fue cuando supo que su hija estaba lejos, en el Hospital Militar, mientras la ciudad se encontraba sumida en el agua. Mientras Martina y Nahuel disfrutan de la llegada de Benjamín, la familia de Florencia se dedica a reconstruir lo perdido. Aunque ella vive en un noveno piso y su casa no sufrió daños, es dueña de la Panadería Abuela María, ubicada en una de las zonas más afectadas, frente al arroyo Napostá. “Fue terrible. En lo último que pensaba era en la panadería. Después me cayó la ficha”, comenta Florencia sobre la situación de su local. La familia de Nahuel, por su parte, se encargó de limpiar el barro del dúplex para que los jóvenes puedan instalarse con su hijo. (Con información de Clarín) Más noticias
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