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Fecha: 10/03/2025 21:02
Las nuevas variedades de pasturas permiten el crecimiento sostenido a lo largo de las estaciones, más tolerancia a los anegamientos o un mayor valor nutritivo Las nuevas variedades de pasturas permiten el crecimiento sostenido a lo largo de las estaciones, más tolerancia a los anegamientos o un mayor valor nutritivo. Especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) obtuvieron distintos tipos de pasturas con aptitudes destacadas para el sector agropecuario argentino, principalmente en la región Nordeste (NEA), donde está acumulado el 20% de las más de 50 millones de cabezas de ganado bovino que se encuentran en el país. Algunas de estas variedades desarrolladas a través de técnicas genéticas y de mejoramiento de especies forrajeras, ya forman parte de convenios para ser comercializadas por empresas de la industria semillera. En esa zona argentina, la mayoría de los sistemas son pastoriles y los animales se alimentan directamente en campos naturales y ambientes que fueron cultivados con distintas especies forrajeras, explicaron en un documento enviado a UNO. Mejoramiento genético A través de diversos estudios, se ha identificado que las principales limitaciones de los sistemas pastoriles del NEA están vinculadas al valor nutritivo de las pasturas, lo que impacta en la producción de carne. pasturas-4.jpg La región se caracteriza por contar con una amplia diversidad de especies nativas, lo que constituye una gran fuente de material genético, que puede ser utilizado para diversos programas de mejoramiento. Sólo en Corrientes existen cerca de 400 gramíneas y 300 leguminosas, las dos familias botánicas con el mayor número de especies forrajeras a nivel global. Con el objetivo de aportar posibles soluciones a este problema y obtener mejores rendimientos, especialistas del Conicet en el Instituto de Botánica del Nordeste (Ibone, Conicet - UNNE) desarrollan distintos proyectos que buscan avanzar en el mejoramiento genético de especies forrajeras. Mediante la aplicación de diversas técnicas científicas, el grupo de Genética y mejoramiento de especies forrajeras está generando cultivares que buscan optimizar los rendimientos del sector ganadero. Con las nuevas variedades obtenidas se puede conseguir distintos resultados, como un crecimiento sostenido a lo largo de las estaciones, más tolerancia a los anegamientos, un mayor valor nutritivo, mayor persistencia en pastoreo, incorporación de nitrógeno al sistema suelo-planta-animal, entre otras características. Algunas de estas variedades de especies forrajeras ya han sido inscriptas en el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y forman parte de convenios para ser comercializadas por empresas de la industria semillera. Además, el grupo de investigación continúa desarrollando ensayos en distintos puntos del país para evaluar los resultados y rendimientos en distintos entornos. pasturas-2.jpg Pasturas para cada necesidad El proceso de desarrollo de una nueva variedad empieza con la identificación de un problema productivo. En base a esa necesidad, los investigadores comienzan a trabajar para incorporar a las plantas las características necesarias, con procedimientos que pueden durar entre 10 y 14 años. Una vez que se obtiene el híbrido en el laboratorio, los materiales atraviesan el proceso formal de evaluación de forrajeras en base a un método desarrollado en Estados Unidos, que se aplica en todo el mundo para la obtención de nuevas variedades. Durante ese proceso se van realizando múltiples evaluaciones, hasta obtener los resultados esperados y enviarlos al Inase para su revisión y posterior inscripción en el Registro Nacional de la Propiedad de Cultivares. “Uno de los primeros cultivares obtenidos y registrados en el Inase es del género Paspalum denominado Cambá FCA. Se trata de un tipo de pasto que está muy bien adaptado a ambientes que tienen problemas de anegamiento transitorio, que son muy comunes en la región”, explica el investigador del Conicet en el Ibone y responsable del área de Genética y Mejoramiento de especies forrajeras, Carlos Acuña. También desarrollaron otra variedad adaptada a suelos bien drenados y con alto valor nutricional, llamado Chané FCA y una especie de pasto horqueta (Paspalum notatum) que permite un buen crecimiento a lo largo del año, llamado Boyero UNNE. “Uno de los principales beneficios de todas estas especies es que al ser nativas de la región se encuentran muy adaptadas”, destaca Acuña. pasturas-3.jpg Usos y beneficios Entre los logros más recientes del grupo se destaca el desarrollo de un cultivar de la especie Stylosanthes guianensis, una leguminosa, a la que denominaron Pionera UNNE. “Su principal ventaja es que puede fijar el nitrógeno, lo que resulta en una mayor concentración de proteínas aumentando la digestibilidad de toda la dieta de los animales que la consumen. Además, el nitrógeno fijado es transferido al resto del sistema (tanto al suelo como a la planta y al animal), mejorando el crecimiento de las otras especies. Al incrementar el nitrógeno también aumenta la fijación del carbono, por lo que los beneficios son múltiples”, describe el investigador. Esta nueva variedad, que se encuentra en la última etapa de inscripción en el Inase y está siendo evaluada en ambientes de distintos puntos del país, puede crecer en suelos muy pobres, arenosos o con pH bajo, como los que abundan en el NEA. Su uso, explica Acuña, también puede ayudar a mejorar las características del suelo, favoreciendo el comportamiento de otros cultivos que se puedan utilizar en rotaciones. Además de ser utilizada para consumo directo, también puede ser empleada para la creación de reservas de forrajes al ser cortada, secada y henificada para almacenamiento. Actualmente, el grupo está trabajando en distintos proyectos vinculados con el pasto horqueta, con el objetivo de lograr mayor resistencia al pastoreo y mejores crecimientos en la temporada invernal. Además, buscan optimizar la producción de semillas que permitan utilizar especies forrajeras nativas en los campos dedicados a la producción ganadera, ya que esto puede ser un diferencial a la hora de la evaluación del origen de los productos que se obtienen.
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