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» Corrienteshoy
Fecha: 10/03/2025 14:37
Milei, más rapido y furioso que Cavallo Por Pablo Vera John Law nació en 1671 en Escocia. Se crió en un ambiente donde lo financiero era cotidiano. Su padre, William, era orfebre, y como casi todos sus colegas también oficiaba de prestamista. Así amasó una considerable fortuna. Su muerte dejó un patrimonio relevante, que el hijo recibió con los brazos abiertos. John se fue a vivir a Londres para estudiar matemática y finanzas, que eran una pasión desde su adolescencia. Sentía por ellas una atracción incontrolable. Lo mismo que por las bellas mujeres. Como en las finanzas, entendía que en cuestiones de amor para él no había reglas ni escrúpulos morales. La condesa de Orkney era una conquista, deseada, soñada. Pero su esposo advirtió el cortejo y desafió a John a duelo. La estocada fue quirúrgica. Un solo lance terminó con la vida del esposo ofendido. Las cosas se complicaron para John cuando John fue arrestado y acusado de asesinato. Conmutada su pena, y ante el temor de que insistieran con la condena original, huyó a Holanda. Allí todas sus inquietudes financieras llegaron al clímax. El ambiente del país naranja lo subyugaba. Poseía un sistema comercial avanzado, con una empresa poderosa como la Compañía Holandesa de las Indias Orientales que tendría, como veremos, una fuerte influencia en su futuro. Recorrió también las ciudades de Génova y Venecia y siguió encandilado con la actividad bancaria. Vuelto a Escocia intentó fundar un banco, pero no tuvo éxito. Sin embargo, Francia le daría revancha. Tras la muerte de Luis XIV, heredó la corona un niño de apenas cinco años, que acabaría convirtiéndose en Luis XV. A fin de llevar adelante el reinado, fue designado como regente Felipe de Orleans. El Estado estaba en una fuerte crisis, Felipe decidió pedir auxilio a su amigo de orgias y juegos, nuestro personaje John Law. John le propuso crear un banco. El amigo aceptó. Fue el origen del Banque Generale Priveé. Tenía una particularidad: emitía billetes que no eran de curso legal, pero podían cambiarse por oro a petición del portador. Podían utilizarse para pagar impuestos. Fueron una auténtica novedad monetaria. La excentricidad financiera permitió una expansión cuantitativa, que dio en principio buenos resultados. Como premio y reconocimiento, a John se le permitió intervenir en el comercio colonial. Fundó la llamada “Compañía de Missisippi” en 1719 y comenzó la venta de acciones. La primera emisión se cotizó a 500 libras por acción. Disparó una de las mayores mayores manías especulativas de la historia. Alcanzó el precio de 5000 libras por acción y llegó a saltar hasta unas 18 mil. El sustento material, o en realidad el anzuelo de Law, eran las supuestamente incontrolables reservas de oro que había en Missisippi. Todo era una estafa. Los que eran incontrolables eran los mosquitos y pantanos que inundaban el “paraíso” de Law. Un día el miedo al fraude invadió a los accionistas quienes reclamaron cambiar sus acciones por oro. Law intentó calmar a los inversionistas haciendo desfilar por las calles de París a hombres con picos y palas que viajarían al “paraíso” para obtener el oro. El engaño duró poco. Al poco tiempo se advirtió que solo eran unos pobres vagabundos. Simularon por unas monedas “actuar” de mineros. El valor de las acciones se desplomó en un 97%. Ordenada su detención, Law logró huir. Algunos historiadores económicos consideran que el desprestigio ocasionado por John Law dañó por muchos años la confianza en Francia, produciendo un retraso en su proceso de industrialización. El caso Law, como la fiebre de los tulipanes en Holanda, son claros ejemplos de especulación financiera, anticipos históricos del Crack del 29 y la Crisis del 2008. John Kenneth Galbraith en “Breve Historia de la Euforia Financiera” reconoce que estudiando las distintas “burbujas” financieras advierte ciertas constantes entre ellas: la extrema fragilidad de la memoria en asuntos financieros, por lo que el el desastre se olvida pronto, y los “consejos” financieros de personas con poder y con “supuestos” conocimientos económicos. Galbraith, refiriéndose a los legos en la materia afirma: “En ningún caso queda tan ruda y abruptamente de manifiesto la inferioridad mental del lego cuando le dicen: ‘Me temo que sencillamente usted no entiende de finanzas’”. Milei sería el extremo de este último caso. Insultador serial que califica de monos mandriles a todos los que no piensan como él, los trata de de bestias ignorantes mientras se jacta de un presunto conocimiento superlativo en economía. Más allá de las consecuencias legales del caso $LIBRA, que veremos cómo se desarrollan, el escándalo pone en evidencia una línea central del pensamiento presidencial. La falta de voluntad asentada en prejuicios ideológicos lleva a la inexistencia de una política crediticia seria. Milei pretende reemplazarla por timba financiera o en el “mejor” de los casos con tasas de interés del 45 al 50% anual que resultan insostenibles para la producción. Con un déficit de cuenta corriente que ya lleva nueve meses (según informe del BCRA de diciembre de 2024) el esquema solo puede sostenerse con nuevos endeudamientos (léase acuerdo con el Fondo Monetario). Si le sumamos una disminución del superávit comercial (al respecto, el superávit de enero 2025 fue 82% menos que el de enero 2024), la pregunta es cuánto tiempo se puede sostener este “esquema” económico. Al respecto resulta esclarecedor el Documento “En que momento de la Convertibilidad estamos hoy” de Oglietti-Serrano Mancilla, emitido por Celag el 6 de febrero de 2025. Allí los autores analizan variables económicas comparando el hoy con la convertibilidad de los ‘90. La pregunta es cuánto tardó la convertibilidad en “alcanzar los registros que Milei logró en un solo año de mandato”. En términos de perjuicio a los trabajadores, la convertibilidad tardo cuatro años en reducir la participación del trabajo en el PBI por debajo del 44%. Milei lo “logró” en solo un año bajando al 43,2%. En términos de caída del poder adquisitivo, lo que Milei destrozó en un año a la convertibilidad le llevó diez años. El aumento del desempleo con Milei va más rápido que en la convertibilidad. Los autores comparan saldo de la balanza comercial, reservas del BCRA, deuda pública, crecimiento e inversión y concluyen lo siguiente: “De las diez variables analizadas surge que la edad promedio del esquema económico de Milei es igual a 6,8 años de transcurso Plan de Convertibilidad, por lo que el recorrido del primer año de gobierno de Milei sería equivalente al 62% de los 11 años que duró la convertibilidad. A este ritmo, el esquema económico actual encontraría los límites que encontró la convertibilidad antes de que termine 2025, un lapso más parecido al que duró la tablita cambiaria de Martínez de Hoz”. Para los autores, el esquema económico de Milei “está envejeciendo prematuramente”. El desenlace o el fin son inciertos en sus tiempos, pero fatales en sus consecuencias. Mayores niveles de endeudamiento serán un placebo con gusto a veneno. Aunque John Law falleció en 1729, algunos aseguran haberlo visto en los pasillos de la Casa Rosada proponiendo nuevas operaciones tipo $LIBRA ¿Será cierto que Milei lo escucha más que a Santiago Caputo?
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