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» LT 3
Fecha: 10/03/2025 12:10
La localidad de General Cerri, a 15 kilómetros de Bahía Blanca, enfrenta una de las peores crisis de su historia tras el temporal que azotó la región el pasado sábado. Con más de 800 evacuados y calles convertidas en ríos, los vecinos relatan escenas desgarradoras: familias enteras refugiadas en los techos de sus casas, pérdidas totales de pertenencias y un olor pestilente que inunda el aire. La paradoja es cruel: en medio de tanta agua, no hay una gota potable para beber. Andrés Ocampo, jefe del cuartel de bomberos de General Cerri, describió la situación como “calmada” en comparación con los días previos, pero advirtió que el trabajo de reconstrucción y limpieza recién comienza. “El agua bajó, pero las calles están destruidas. Necesitamos restablecer el servicio de agua, aunque sea para limpiar, porque el pueblo está inhabitable”, explicó en diálogo con LT3. Ocampo detalló que en algunas zonas el agua alcanzó los 1,70 metros de altura, arrasando con todo a su paso. “En mi casa, el lavarropas terminó sobre la mesa del comedor. Así de fuerte fue la corriente”, relató. Además, confirmó que hay desaparecidos y que las tareas de búsqueda continúan en coordinación con la policía y los rescatistas provinciales. Familias en los techos y solidaridad en medio del caos En el barrio más afectado de Cerri, una familia improvisó un campamento en el techo de su casa para resguardarse de la inundación. “Esto era sálvese quien pueda, y nos salvamos”, contó uno de los vecinos, mientras mostraba la marca de 1,25 metros que el agua dejó en las paredes de su vivienda. La solidaridad entre los vecinos no tardó en aparecer. Familias enteras compartieron techos y recursos para sobrevivir a la catástrofe. “Lo único que tenemos son las carpas y lo que pudimos rescatar antes de que el agua nos tapara”, relató otro de los afectados. Mientras tanto, camionetas con donaciones de ropa, frazadas y alimentos no perecederos llegan a cuentagotas, pero no alcanzan para cubrir las necesidades de una población que quedó al borde del colapso. El agua que no baja y la falta de obras Uno de los mayores problemas en Cerri es que el agua no termina de bajar en algunas zonas, lo que dificulta las tareas de limpieza y reconstrucción. Ocampo atribuyó esta situación al crecimiento desmedido de la ciudad y a la falta de obras hidráulicas. “Donde antes había totoras y juncos, ahora hay casas. El agua no tiene por dónde irse”, explicó. Además, la localidad quedó incomunicada tras la destrucción de los puentes que conectan ambas márgenes del canal Maldonado. “El agua superó los 10 metros de altura en algunos puntos. Los puentes, que estaban elevados, desaparecieron”, detalló el jefe de bomberos. Rosario abraza a Bahía Blanca En Rosario, la solidaridad también se hizo presente. Bajo el lema “Rosario abraza a Bahía Blanca“, bomberos voluntarios y la ONG Rosario Solidaria organizaron una colecta para enviar ayuda a los damnificados. Se reciben alimentos no perecederos, artículos de higiene personal y elementos de limpieza en la sede de Bomberos Voluntarios, ubicada en Rioja 2860. La campaña continuará hasta el miércoles, de 9 a 18 horas. Mientras tanto, en Cerri, las familias intentan recomponerse. “Lo perdimos todo, pero estamos vivos“, repiten los vecinos, mientras sacan muebles empapados y colchones destruidos a la vereda. El camino hacia la normalidad será largo, pero la esperanza y la solidaridad parecen ser las únicas certezas en medio de tanta incertidumbre.
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