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  • Las mejores vistas de Córdoba

    » Diario Cordoba

    Fecha: 10/03/2025 09:58

    El otro día salí a la calle dispuesto a improvisar, y me topé con la primera duda nada más pisar la acera: derecha o izquierda. Se me antojó una metáfora torpe, tramposa, así que al final avancé en línea recta, cruzando negligentemente la carretera. Quizá me señalaron y me llamaron loco; no les hubiese faltado razón. Aun así, me la jugué, asumí los riesgos. Curiosamente, no me apetece que me metan en ningún saco. Prefiero ir de requiebro en requiebro. Carecía de un destino claro, pero tenía un objetivo. La idea me la dio Enric González, que en Historias de Roma propone una ruta que conduce a lo que él considera las mejores vistas de la ciudad. Lo leí y me pregunté cuáles elegiría yo de Córdoba. Deslicé la cuestión durante unas cervezas con amigos, por si podía robarles alguna idea, pero una respuesta se repitió demasiado. La mayoría cruzaba el Puente Romano en dirección a la Calahorra y, una vez allí, se daba la vuelta: la Puerta del Puente, la Mezquita, el cielo. No cabe duda de que es una buena propuesta, pero me pareció demasiado obvia, así que seguí dándole vueltas al tema (cada uno se entretiene a su manera). Además, no quería reducir las posibilidades a un plano fijo; es decir, deambular por el patio de los naranjos, aunque en plano secuencia, también podría valer como una de las mejores vistas de la ciudad. Lo primero que me vino a la cabeza fue la plaza del Cristo de los Faroles. No sabría decir cuál es el mejor momento para visitarla; de noche es un relato gótico; a pleno sol, una belleza sencilla y pura, solo al alcance de ciudades que mantienen algo de provincianas, que no se dejan moldear por completo por el paso del tiempo. También podría pensarse en la iglesia de San Francisco vista desde la calle San Fernando, enmarcada por el arco que da acceso a la plaza. Y no es mala opción tampoco recorrer los alrededores de la Mezquita, sobre todo de noche, cuando sus fachadas resplandecen, o la Judería, San Basilio, San Agustín, la calle Cairuán, la calleja de las Flores, el Alcázar, la plaza de Abades, la de la Corredera, ¡la del Conde de Priego, bajando hacia Santa Marina, con Manolete absorto en el infinito! Nada, es imposible. Se pone uno hasta cursi. Reconozco que los debates nunca me han interesado, solo los practico si es a punta de pistola. Prefiero dejarme llevar por un escepticismo risueño; dar la razón y luego hacer lo que se quiere resulta menos pesado, aunque no reporte premios ni prosélitos. Con un temperamento así, como es lógico, no llegué a ninguna conclusión. Ahora bien, el paseo fue estupendo. *Escritor

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