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  • El selectivo Robespierre

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    Fecha: 10/03/2025 09:30

    Vértices del Triángulo Fundido, Karina y Santiaguito resultan más perjudiciales que todos los guillotinados. Por Jorge Asís Nómina de ejecutados Estadista de guillotina fácil, Javier Milei, Panelista de Intratables, bajó la orden categórica de bancar al Triángulo de Hierro (fundido), que integra con dos vértices severamente cuestionados. La señora Karina, Pastelera Fraternal, y el consultor agigantado Santiago Caputo, Neo Giacomini. Vértices infinitamente más perjudiciales para la batalla cultural del libertarismo que los innumerables guillotinados por la arbitrariedad del Fenómeno, el selectivo Robespierre. La cabeza de Osvaldo Giordano, El Cordobesista Fundacional, rodó por una razón similar a la que iba a rodar, meses después, la cabeza de su excelencia, la señora Sonia Cavallo. Giordano cayó por el voto desacertado de Alejandra Torres, la esposa legisladora. Mientras la cabeza de la excelencia Sonia iba a caer por el dato inofensivo emanado del informe mensual de su padre, el economista Domingo Cavallo, ex ministro al que Robespierre admiraba. Para calificarlo, de pronto, como “impresentable”. Cayó también la mentalidad diplomática de la señora canciller Diana Mondino, La Malquerida, por haber votado en la ONU como correspondía. En la nómina de ejecutados figura también la cabeza erudita del doctor Rodolfo Barra, Barrita para los amigos de la patología menemista. Cuesta explicar el motivo. Hoy Barrita pasea el desconcierto reflexivo por las playas de Uruguay y le pregunta al horizonte qué demonios pasó. Barra y Marra Peor que la ejecución de Barra fue la de Ramiro Marra. Simpáticos apellidos que riman. Marra fue quien presentó a Santiaguito cuando Robespierre era apenas el boceto del estadista. Una carta meritoria de intención, con la prestancia del desorbitado que reproducía alaridos en la televisión. El Neo Giacomini era empleado de la Consultora Move Group que organizó la peculiar “subasta de candidatos”. A Santiaguito le correspondió acompañar al outsider más extravagante y tuvo fantástica suerte. Portaba la instrucción de generar el gobierno de consultores en permanente campaña electoral. Marra -al contrario de Barra- invirtió montañas de billetes crocantes en el Panelista para la aventura de ser su concejal en el Maxiquiosco del Artificio Autónomo. Resultó electo, como el Panelista y la señora Victoria Villarruel, La Cayetana (por Álvarez de Toledo), en el ámbito nacional. Dos años después, la fórmula legislativa Panelista-Cayetana iba a cargarse al peronismo y al radicalismo para quedarse con la propina de la presidencia de la nación. Y suspender pronto, inexplicablemente, entre ellos, el diálogo. “Karina lo ejecutó”. Mientras tanto Marrita continuaba en la relativa placidez de la concejalía, retóricamente enriquecida como “diputado por la ciudad”. Pero las atribuciones de Marrita fueron rápidamente recortadas por la emergencia escenográfica del crecimiento de Karina, que plantó en la Legislatura la estampa superadora de la señora Pilar Ramírez. Por disposición de Karina, el “jefe”, Pilar debía conducir el bloque. Entonces Marra no tuvo otra alternativa que aceptar la adversidad y asumirse como Marrita. Debía armar su propio rancho aparte en la Pajarera del Maxiquiosco, y esmerarse en la defensa mediática del Panelista que disponía que Santiaguito fuera su colaborador principal. Una copia infiel del virtuoso Giacomini que hoy lo descalifica por los canales con la autoridad que le brinda la experiencia y el conocimiento. Pero Karina guillotinó también a Marrita sin contemplación y continuó con la energía positiva de Pilar. Mientras tanto Marrita insiste en la defensa obstinada del líder que cree ser un Fenómeno con pronunciada tendencia a derivar en el selectivo Robespierre. Blindar a Karina El Panelista acierta al blindar a la hermanita Pastelera Protectora. Admite que desde la estancada Coalición Cívica la señalan como una “recaudadora” vulgar. Desapasionada receptora de espiritualidades millonarias. Es sabido que el Estadista mantiene una relación indestructible de dependencia cultural con Karina. La fraternal que siempre lo protegió de la ingrata crueldad del “progenitor”. Cuenta el prestigioso tallador que organiza semanales mesas entretenidas como la señora Legrand que Karina, para aceptar la invitación, pidió que le depositara antes dos mil dólares. Y el ostensible ingeniero trucho que supo habituarse a la celebridad por una tragedia recibió un pedido de 50 mil dólares para ser concejal. La campaña del Panelista consistía en dejarse entrevistar por televisión. La animaba con el planteo demencial de la dolarización y la extinción inmediata del Banco Central. Siempre inspirado a los gritos contra la casta mientras Karina, imperturbablemente, facturaba. Pero por la cripto superchería hoy Karina tiene también picado el boleto. Deambula por las alturas del poder, pero sin retorno. Temerosamente blindada. La cabeza de Santiago Cuesta encontrar la explicación sensata que legitime la permanencia admirable del inflamado Mago del Kremlin. Con sistemática frecuencia, El Mago de Move Group lo hace quedar al Panelista como un virtual imbécil. Se interpuso de facto en la entrevista del señor presidente con el colega ambicioso que dejó de ser El Pibe de Mauro. El profesional le formulaba preguntas como centros para que el Estadista las cabeceara de palomita hacia el ángulo. Para completarla, el Neo Giacomini iba a protagonizar el papelón exclusivo de guapear al legislador Facundo Manes, Cisura de Rolando. Un científico del radicalismo con nutrida sabiduría para bajarse oportunamente de las candidaturas presidenciales. Astrológicamente, Manes es el Mono racional más astuto que porta el caudal de la inteligencia superior que lo transforma en el producto atractivo. Completado con el ego artesanal que lo transforma en un proyecto imbatible. Hasta que se expande y, por algún motivo, se baja. Manes supo explotar el desacierto de la ausencia. Y reposicionarse. Por el vacío dispuesto por los opositores incautos de la patología kirchnerista. Abroquelados sin inocencia mientras aguardan el estallido libertario. Aferrados a la desgracia de la cripto superchería que picó el boleto del Fenómeno Milei. Entonces Manes provocó a Robespierre con la simpleza barata del ejemplar rústico de la Constitución. Y el Robespierre que monologaba no se bancó la ofensa y cometió el pecado de responderle desde el púlpito (tiernamente subido al banquito para suponerse un estadista elevado). Pero motivó la reacción desesperada de Santiaguito que no podía contenerse. Desde el jaulón de la Pajarera se asomaba con la poesía tensa del canario tierno, ante la trampa tendida por el neurólogo. Al cierre del despacho, los guillotinados se amontonan. Rebanó dos cabezas del ANSES. El cuello del senador Carlos Kikuchi. Y hasta descabezó a Nicolás Posse, aquel inseparable compañero de trabajo, contertulio de los almuerzos más aburridos de los tiempos fundacionales de la Corporación Armenia. El Panelista transformó a Posse en Premier. Lo nutrió de poder hasta enceguecer el ego. Para quitárselo de pronto. Porque es el selectivo Robespierre. Olímpico y magnánimo. Con bruscas veleidades de autoritario que convive, durante la experiencia, con el boleto, en efecto, picado.

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