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  • A 25 años del fin de la burbuja puntocom: la economía mundial y la economía argentina, entonces y ahora

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/03/2025 04:33

    Imagen del Nasdaq. ECONOMIA CAMBIUM NETWORKS En un mundo marcado por la incertidumbre y una creciente preocupación sobre el rumbo de la geopolítica y la economía mundiales, este lunes se cumplen 25 años del pico, apenas iniciado el siglo XXI, de la burbuja de las entonces llamadas “puntocom”. Ese viernes 10 de marzo del año 2000 el Nasdaq Composite Index, el que mejor reflejaba la euforia en torno de las compañías “tecnológicas”, alcanzó los 5.048,62 puntos, de los que en los dos años siguientes perdería el 78%, dejando un tendal de quiebras por el camino. El 30 de enero de ese año, en la XXXIV Super Bowl, la final de la temporada de fútbol americano, las empresas de internet habían dominado el espacio publicitario del evento, el de mayor rating televisivo, con 15 avisos que se pagaban a razón de USD 1,9 a 2,2 millones por 30 segundos. Uno de ellos (ver abajo) fue el de Pets.com, una firma con sede en San Francisco que vendía provisiones para mascotas desde una página web lanzada en noviembre de 1998. Con sus ingeniosas publicidades y su simpática marioneta, se había vuelto una marca reconocible en el inmenso mercado norteamericano, aunque nadie conocía muy bien su modelo de negocios. La publicidad de Pets.com en el Super Bowl del 2000. Poco después la empresa salió a bolsa. Y meses después quebró Dos meses antes de aquel Super Bowl, America On Line (AOL), por entonces el principal proveedor de internet en EEUU, y Time Warner, habían anunciado su fusión, una operación valuada en USD 124.000 millones, hasta entonces la más grande de la historia. Aunaba una compañía de internet (AOL, que en 1998 había comprado Netscape, el más difundido navegador de internet de la época, por USD 4.000 millones) y un gigante histórico de los medios tradicionales. Entre septiembre de 1998 y marzo del 2000 las acciones de las genéricamente llamadas puntocom había aumentado 240 por ciento. De nada sirvió la advertencia, cuatro años antes, en diciembre de 1996, del entonces titular de la Reserva Federal, Alan Greenspan, quien en un discurso sobre banca central en el American Entreprise Institute, un think tank conservador, había señalado elípticamente una “exuberancia irracional” en los mercados. Recién a fines de 1999, cuando la Fed empezó a subir las tasas de interés, los inversores se preguntaron más seriamente qué sustentaba los niveles alcanzados por empresas que consumían cash a ritmo frenético y en su salida a bolsa multiplicaban en días, incluso horas, su valor. Netscape se había lanzado en 1995 y el día de su debut el precio de su acción se había multiplicado por diez. El interfaz de Netscape, por entonces el principal navegador de internet El lunes 13 de marzo, la noticia de que Japón había entrado oficialmente en recesión desató una ola masiva de ventas, que golpeó en especial a las “tecnológicas” del momento, las puntocom. Yahoo y eBay abandonaron sus negociaciones de fusión, y el Nasdaq (acrónimo de National Association of Securities Dealers Automated Quotations) emprendió un rumbo decididamente bajista. Una semana después, la revista Barron’s publicó un artículo sobre la inminente quiebra de muchas empresas de internet por falta de liquidez, y MicroStrategy, una “tecnológica” anunció una revisión contable que provocó una caída de su acción del 62% en un día. Y el 3 de abril el juez Thomas Penfield Jackson, en el juicio USA vs Microsoft, falló que la empresa había violado la Ley Sherman contra los monopolios “atando” sus servicios de modo anticompetitivo. En noviembre, Pets.com, que había sido respaldada por Amazon, cerró operaciones a solo 9 meses de su salida a bolsa. Para entonces, se calculaba que las firmas de internet habían perdido 1,8 billones (millones de millones) de dólares de capitalización, valor que hacia 2002, cuando el Nasdaq finalmente tocó piso, se había estirado a más de USD 5 billones. Aquí y entonces En la Argentina la primera quiebra fue la del portal ElSitio.com cuyo valor bursátil había llegado a superar el de Pérez Companc. Patagon, creada en 1997 por Wenceslao Casares y Constancio Larguía, había realizado tres rondas de capitalización, hasta que los fundadores vendieron el 75% del portal al entonces Banco Santander Central Hispano, por USD 528 millones. Entre septiembre de 1998 y marzo de 2000 el Merval había aumentado 106% y en los dos años siguientes perdió casi dos tercios de su valor. Poco antes del pico de la burbuja, AOL y Time Warner habían anunciado una fusión valuada en USD 124.000 millones, hasta entonces la más alta de la historia ¡Hay alguna lección de aquella burbuja aplicable a la euforia que hasta hace poco reinaba en sectores de alta tecnología, como las empresas ligadas al desarrollo de Inteligencia Artificial, o actividades intrínsecamente especulativas, como las criptomonedas o incluso las memecoins? La hasta hace poco persistente fe de los inversores, notó Ruchir Sharma, chair de Rockefeller International, quien observó que 4 de los 5 días con mayores volúmenes de compras minoristas en lo que va de la década ocurrieron entre enero y principios de febrero, delataba la confianza de que las autoridades no permitirán caídas significativas, percepción reforzada por las políticas de la administración de Donald Trump, interesada en mantener altos los precios de las acciones. Esa confianza, claro está. podría resquebrajarse. La similitud más notable con la crisis de enero del 2000, señaló la analista Brooke Masters, en una columna en Financial Times, es que las grandes firmas Tech también están enfrentando ahora correcciones significativas, en un entorno de fragilidad. El índice S&P 500 alcanzó un pico a mediados de febrero, pero al cierre del viernes pasado ya había perdido todas las ganancias acumuladas desde la elección de Trump, cuya victoria había entusiasmado a Wall Street. Las 7 Magníficas En particular, a Masters le pareció “alarmante” la caída de las “Siete Magníficas” (por Alphabet, matriz de Google, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Tesla y Nvidia), que motorizaron las subas desde 2022, en un momento en que algunos inversores empiezan a cuestionar los altos costos asociados al desarrollo de la Inteligencia Artificial. Una diferencia fundamental es que las nuevas startups no se apuraron por salir a bolsa; estuvieron más tiempo bajo al cuidado de capitales de riesgo y fondos de inversión. Pero la reducción del activo total de las firmas de capital privado, “algo que no ocurría hace décadas” no es buena señal, escribió Masters. Al igual que hace 25 años, otra presión es la que ejercen tasas bastante más altas que en los años previos y el riesgo de que las medidas y anuncios de Trump generen una guerra comercial, aumenten la inflación, lleven a una recesión o una mezcla de ellas. Los paralelismos, concluye, son suficientes para preocuparse. Inversores y empresas deben equilibrar innovación y sostenibilidad financiera. La situación llama a la cautela. Wenceslao Casares, uno de los fundadores de Patagon (Getty Images) En la Argentina, en tanto, el ministro de Economía Luis Caputo dijo el viernes que esta semana se enviará al Congreso el DNU para la aprobación legislativa de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, algo que los mercados empezaron a festejar, cortando una racha negativa previa. Desde mediados de enero al miércoles pasado, precisó un informe de Quantum, el riesgo país (contracara de la cotización de los bonos soberanos) había aumentado de 580 a 714 puntos (el viernes volvió a caer por debajo de 700), algo que la consultora atribuyó a una mezcla de incertidumbre global (efecto Trump) y debilidades e incertidumbre propias (efecto argento), de las que el acuerdo con el FMI vendría al rescate. Como reseñó hace una semana Infobae, según 1816, otra consultora, a medida que se va agotando el “puente” que tendió el blanqueo de capitales, el acceso a nuevos recursos en divisas daría más chances de consolidar la desinflación y mantener la reactivación de la economía, pasada una etapa en que la euforia financiera impulsó los valores bursátiles y del precio de los bonos en dólares. Una diferencia importante es que, a diferencia del 2000, cuando el espejismo de las puntocom concentraba la atención y la convertibilidad transitaba la larga agonía iniciada en 1998, ahora los sectores y empresas capaces de sustentar la recuperación y aportar divisas -petróleo y gas, agroindustria, más apretada pero aliviada por el fin de la sequía, y minería- lucen más sólidas que las “tecnológicas” de entonces, aunque -mal que le pese al gobierno- hay cierto consenso de que la Argentina está cara en dólares, el tipo de cambio luce atrasado (o los precios adelantados) y el déficit en cuenta corriente es preocupante y tiende a agravarse. Aun reconoció algo de esos problemas, Caputo dijo el jueves en Mendoza que la solución no es una devaluación. De hecho, no lo es ningún tipo de espejismo.

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