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» Diario Cordoba
Fecha: 09/03/2025 15:39
No es la luna, pero la imagen podría llevar a la duda. Es, más bien, un bosque de piedra. Crestas, oquedades y grietas de varios metros de profundidad dibujan el paisaje abrupto que se extiende sobre 896 hectáreas en el entorno natural de un pueblo de Córdoba. Una estrecha carretera cruza la soledad de uno de los ejemplos de mayor extensión en España de un fenómeno natural asombroso. Un lapiaz puede ser tan pequeño como para medir apenas unos milímetros. O tan grande como para abarcar vastos terrenos. Un pueblo de Córdoba cuenta en sus cercanías con uno de los mayores de toda la Península. Pero, ¿qué es un lapiaz? ¿Qué es un 'lapiaz'? El término, que ni siquiera aparece reflejado en el diccionario de la Real Academia Española, hace referencia a una superficie rocosa irregular formada por piedras carbónicas y evaporíticas, originadas por la cristalización de las sales (quédense con el detalle). Es el resultado de la erosión causada por el agua de escorrentías en campos de calizas y yesos. En resumen, un paisaje kárstico en toda regla. Para no ponernos excesivamente técnicos, mejor echar un vistazo al paisaje. Las rocas del 'lapiaz' de un pueblo de Córdoba. / Universidad de Córdoba Un mar tropical Las formas abruptas y afiladas de las rocas han sido moldeadas por el agua y el tiempo. El proceso requiere millones de años. Muros, pasillos y hasta puentes naturales pueden aparecer como resultado. En Cabra, donde se encuentra el Lapiaz de los Lanchares, el agua diseñó una pedregosa loma en la ladera del Picacho, en plena Subbética. Con rocas del jurásico medio, este enclave, protegido como paisaje natural excepcional, no solo ofrece una postal única, sino que es una joya geológica que evidencia, entre otras cosas, la presencia de un prehistórico mar tropical en aquella superficie. Lapiaz de los Lanchares, en Cabra. / Destino Subbética El suelo que forma el lapiaz no es capaz de retener el agua ni los nutrientes de la misma. Por tanto, la vegetación en la zona resulta escasa. Solo el matorral mediterráneo ha sabido colonizar esos terrenos, abriéndose como refugio para las aves en aquel bosque de piedra que ocupa ocho kilómetros cuadrados. Un entorno rico Cabra es una de las localidades de Córdoba que más tesoros naturales guarda en su entorno. Otro impresionante ejemplo es el poljé de la Nava, una especie de prado que puebla 288 hectáreas en la sierra egabrense. Esta formación natural, de tan peculiar nombre, también merece una lectura detenida. Puedes hacerlo aquí.
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