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» Misionesparatodos
Fecha: 09/03/2025 12:49
Nunca antes unas elecciones parlamentarias en Groenlandia habían estado tan en el foco de la opinión pública mundial, pero esta vez hay preocupaciones sobre la influencia extranjera. En tiempos normales, estas elecciones no serían de interés internacional. Algo más de 40.000 votantes eligen a 31 miembros del Parlamento en una isla que no es totalmente autónoma. Pero estos comicios en Groenlandia son diferentes. Por un lado, porque los partidarios de la independencia esperan que se les dé un fuerte mandato para separarse completamente de Dinamarca. Pero, sobre todo, porque el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reclama la isla más grande del mundo cada vez con más fuerza desde su victoria electoral. Por qué Donald Trump quiere Groenlandia para EE. UU. Trump argumenta que existen intereses de seguridad estadounidenses que harían necesario el control sobre Groenlandia. EE.UU. opera desde los años 50 la base espacial de Pituffik, en el noroeste de la isla, que desempeñó un importante papel en la detección temprana y la defensa contra posibles ataques soviéticos durante la Guerra Fría bajo el nombre de Base Aérea de Thule. Además de las cuestiones de seguridad, es probable que las consideraciones económicas también desempeñen un papel, ya que se sospecha que en el sur de la isla en particular hay valiosos recursos naturales como petróleo, gas, oro, uranio y zinc, y el cambio climático facilitará su explotación. En su primer mandato, en 2019, Trump ya presentó una oferta de compra a Dinamarca, que el Gobierno de Copenhague rechazó de inmediato. En su segundo mandato, las declaraciones expansionistas se han hecho más frecuentes. No solo con Groenlandia, también en relación con Canadá, con el Canal de Panamá y con la Franja Gaza. Incluso antes de su regreso a la Casa Blanca, Trump envió a su hijo Donald Jr. a Groenlandia en el avión Trump, oficialmente en “viaje turístico”. Unas semanas más tarde, se publicó una encuesta que mostraba que sólo el 6 por ciento de los groenlandeses estaba a favor de que su isla pasara a formar parte de Estados Unidos, mientras que el 85 por ciento estaba en contra. En su discurso ante el Congreso estadounidense a principios de marzo, el presidente Trump se dirigió directamente a la población groenlandesa: “Apoyamos su derecho a que determinen su propio futuro”. Sin embargo, dos frases después, el propio Trump puso en duda la seriedad con la que se toma este derecho de autodeterminación cuando dijo: “Creo que vamos a conseguirlo [Groenlandia]. De una forma u otra, vamos a conseguirlo”. Posibles intentos de desinformación En esta situación, Groenlandia teme que pueda haber intentos de influencia externa, de Rusia o China, que persiguen sus propios objetivos de seguridad y política económica en el Ártico. El servicio secreto danés PET lanzó una advertencia muy concreta sobre la desinformación rusa: “Se han observado numerosos casos de cuentas de clientes falsas en redes online”, incluidas cuentas que “suplantan la identidad de políticos daneses y groenlandeses, y contribuyen a la polarización de la opinión pública”. Johan Farkas, profesor adjunto de medios de comunicación de la Universidad de Copenhague, especializado en desinformación, está al tanto de este tipo de publicaciones, que también han circulado en medios rusos. Cree que la población groenlandesa, que habla principalmente groenlandés además de danés, difícilmente puede ser influenciada de este modo: “Groenlandia es una comunidad muy pequeña y muy unida. En mi opinión, no es fácil llegar a ellos con cuentas falsas o medios similares que conocemos de otros programas de influencia electoral”, afirma Farkas en entrevista con DW. Publicidad La influencia de Musk y Trump “Mi preocupación como investigador de la desinformación se refiere más a la influencia de la gran política: por ejemplo, que Elon Musk realizara entrevistas en directo con candidatos individuales, o Trump se pronunciara a favor de determinados candidatos, lo que claramente supondría una amenaza problemática para unas elecciones libres y justas”, explica Farkas, aludiendo a las semanas previas a las elecciones alemanas, en las que Elon Musk mantuvo una entrevista en directo con la candidata a canciller por el partido AfD, y en las que el vicepresidente de EE. UU., JD Vance, pidió a los partidos alemanes que cooperen con este partido alemán de ultraderecha. A pocos días de las elecciones del próximo martes, Farkas afirma que el peligro todavía no está conjurado. “Pero estaba más preocupado hace un mes que hoy”. ¿Qué quieren los propios groenlandeses? Los aproximadamente 57.000 groenlandeses tienen sus propios problemas que influyen en las elecciones: por ejemplo, qué recursos naturales deberían explotarse y si para ello habría que entregar concesiones a socios extranjeros. Los ingresos procedentes de la minería también son un argumento para los partidarios de la independencia, porque, hasta ahora, alrededor de un tercio del presupuesto de Groenlandia es financiado por subvenciones danesas. Para el primer ministro, Mute Egede, que se presenta a un segundo mandato, la independencia sigue siendo el objetivo declarado: “No queremos ser estadounidenses ni daneses, somos kalaallit“. Los estadounidenses y su líder deben entenderlo”, escribió Egede en Facebook después del discurso de Trump en el Congreso. Esta situación se mantendrá después de las elecciones del 11 de marzo, afirma el experto en desinformación Johan Farkas: “Es importante ampliar nuestra perspectiva y reconocer que esta amenaza no desaparecerá simplemente después de las elecciones. Mientras sea un deseo declarado de los EE.UU. apoderarse de Groenlandia, el riesgo de tales campañas de influencia persistirá”. Por David Ehl-DW
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