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  • De lo virtual a lo presencial: el impacto en los aprendizajes

    » Elterritorio

    Fecha: 09/03/2025 09:13

    Rosana Linares, exsubsecretaria de Educación, repasó las decisiones que marcaron la respuesta educativa misionera y los efectos que aún perduran en la actualidad domingo 09 de marzo de 2025 | 6:05hs. El 12 de marzo Herrera Ahuad anunció que las clases se suspendían. La pandemia del Covid-19 alteró todos los aspectos de la vida cotidiana, especialmente en el ámbito educativo. En Misiones, las autoridades debieron enfrentarse a retos inéditos y tomar decisiones en un contexto de incertidumbre sanitaria a nivel mundial. En diálogo con El Territorio, Rosana Linares, exsubsecretaria de Educación de la provincia, compartió cómo se manejaron las medidas y qué huellas dejó ese período en el sistema educativo tanto en los aprendizajes como en las enseñanzas. La gestión provincial se focalizó en la adaptación a un modelo de escolaridad no presencial, en el cual se combinaron innovaciones tecnológicas y estrategias de contención para mantener el vínculo educativo con los estudiantes. La transformación de la escuela tradicional a una modalidad de enseñanza “desde la casa” fue una de las decisiones más significativas. Linares explicó: “Pasamos a este modo de trabajo escolar en el que los chicos estaban en sus casas y los docentes también, era la escuela desde la casa, no era educación a distancia, no era educación domiciliaria, era la escolaridad armada desde los hogares”. La falta de acceso a internet y dispositivos tecnológicos fue uno de los obstáculos más grandes. “Ahí aparecieron temas de acceso a internet, acceso a dispositivos y la facilitación de distintas herramientas”, señaló. Los chicos aprendían desde sus casas, la falta de internet fue un obstáculo. Misiones, en un esfuerzo por garantizar la conectividad, continuó con la plataforma educativa Guacurarí, que permitió a los docentes organizar clases sincrónicas y realizar reuniones a través de videollamadas. “En abril, la provincia le dio a todas las escuelas un usuario escolar para utilizar esta plataforma”, recordó Linares. Sin embargo, el trabajo fue arduo y muchas veces los equipos de trabajo debían reunirse hasta la noche para organizar las clases; y en algunas zonas de la provincia no estaba garantizada la conectividad a internet. Impacto en el aprendizaje Uno de los temas más debatidos tras la pandemia es el impacto que tuvo en el aprendizaje de los estudiantes. Linares comentó que durante los primeros meses de aislamiento, los docentes pensaban que las medidas serían temporales, por lo que trataban de priorizar contenidos clave. “La idea era pensar en algo provisorio y cuando volviéramos a la presencialidad, recuperar lo que no se había trabajado”, explicó. Sin embargo, esa visión cambió rápidamente cuando el aislamiento se extendió y los desafíos de enseñar a distancia se volvieron permanentes. “El retroceso en los aprendizajes fue inevitable. Las evaluaciones de 2021 y 2022 mostraron que los resultados de los estudiantes en Misiones estaban al mismo nivel que en 2016. Entre 2016 y 2019, habíamos logrado mejoras significativas, pero la pandemia nos hizo retroceder”, explicó Linares. “La proyección de la Unesco indicaba que el retraso de un año de Aspo equivalía a una pérdida de hasta cinco años de aprendizaje. Sin embargo, en Misiones, ese retroceso no fue tan grande. El daño fue claro, pero la recuperación se evidenció rápidamente”, destacó. “Se estimaba que más del 15 al 20% de la matrícula quedaría fuera de la escuela a nivel nacional. Sin embargo, en Misiones, logramos revincular a 18.000 chicos gracias a políticas activas de vinculación. Sólo entre 2.500 y 3.000 estudiantes se perdieron, mucho menos que lo estimado”, sostuvo Linares, enfatizando el éxito de las medidas adoptadas a nivel provincial para evitar una mayor desvinculación. Centros de apoyo pedagógico Con el fin de garantizar la continuidad del proceso educativo, Misiones implementó el programa Acompañar, un modelo socioeducativo que se centró en la revinculación de los estudiantes con la escuela. “Generamos los centros de apoyo pedagógicos, donde los chicos sin acceso a dispositivos podían recibir ayuda para continuar con las tareas de la escuela”, se explayó. Para asegurar su funcionamiento, cada municipio debía designar un espacio físico para estos centros, que abrieron sus puertas a mediados de 2020. El uso de nuevas herramientas tecnológicas fue un aspecto que permitió a los docentes avanzar en la adaptación. “Hubo un salto muy grande hacia el uso de tecnologías. Si antes no conseguías un libro en PDF, ahora podías compartir muchos más materiales”, explicó. Sin embargo, también subrayó que la educación virtual no siempre fue sencilla y que muchas veces los contextos familiares de los estudiantes fueron determinantes en su capacidad de acceder a los contenidos. Reflexiones sobre el futuro Linares afirmó que muchas de las prácticas de trabajo con tecnologías perdurarán. “Las metodologías híbridas, como el uso de plataformas digitales para complementar las clases presenciales, van a quedarse”, aseguró. Además, destacó el papel fundamental que los padres adquirieron en la educación de sus hijos, señalando que “los grupos de WhatsApp con los papás quedaron como una forma habitual de comunicación”. La pandemia también puso en evidencia la importancia de la mediación docente, especialmente en los primeros años de escolaridad. “Los padres se dieron cuenta de lo que significa la alfabetización, ya que no siempre podían acompañar el proceso de aprendizaje de sus hijos”, concluyó Linares, quien destacó que el rol del docente como mediador fue clave durante este tiempo. Dejó una huella profunda en la educación, pero también dio lugar a nuevos aprendizajes y adaptaciones. Las políticas implementadas en Misiones, como los centros de apoyo pedagógico y el fortalecimiento del uso de plataformas digitales, contribuyeron a mitigar los efectos negativos del aislamiento. Aunque los desafíos continúan, con la implementación del Plan Nacional de Alfabetización, el sistema educativo misionero mostró resiliencia y capacidad para adaptarse a un nuevo contexto de enseñanza. Compartí esta nota:

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