09/03/2025 17:10
09/03/2025 17:10
09/03/2025 17:10
09/03/2025 17:10
09/03/2025 17:10
09/03/2025 17:10
09/03/2025 17:08
09/03/2025 17:07
09/03/2025 17:06
09/03/2025 17:03
» Elterritorio
Fecha: 09/03/2025 09:11
domingo 09 de marzo de 2025 | 6:00hs. Tal vez no les diga mucho este nombre, pero si decimos Vladimir Putin, la invasión rusa a Ucrania, el surgimiento de las nuevas derechas, ese nombre adquiere otro sentido, uno geopolítico y, probablemente, del nuevo protagonismo de Rusia en el orden mundial. ¿Porqué? Porque si se revisa la política rusa de los últimos años, Putin está desarrollando cada una de las ideas de Dugin. Vamos por partes. Alexander Dugin es un filósofo y politólogo ruso que emergió como una figura influyente en el pensamiento contemporáneo, especialmente en lo relacionado con las tensiones geopolíticas entre Rusia y Occidente. (Adelantó la ocupación de Crimea y vaticinó el conflicto por el Donbas con Ucrania). Su obra, conocida por su tono desafiante y su crítica al orden global occidental, revolucionó la geopolítica post segunda guerra mundial y brindó herramientas y contenido ideológico/filosófico a las acciones del presidente de Rusia. En el contexto actual, donde la globalización parece estar alcanzando un punto de inflexión, la propuesta de Dugin sobre la nueva hegemonía rusa adquiere una relevancia especial en el marco de la decadencia de Estados Unidos, apalancada ahora por la decisión del presidente Trump de correrlo del escenario mundial que dominó en las últimas décadas. Lo que notó Dugin es que la globalización, fenómeno que ha dominado la política económica mundial desde la caída del Muro de Berlín, comenzó a mostrar signos de agotamiento. El aumento de las desigualdades económicas, la crisis de los refugiados, los retrocesos democráticos y las tensiones geopolíticas han planteado interrogantes sobre el futuro de un sistema global que parecía inquebrantable. El pensador de Putin postula en su libro ‘La cuarta teoría política’ que este orden global ha llegado a su fin. A medida que las democracias occidentales muestran signos de debilidad (crisis en el sistema de partidos, advenimiento de gobiernos dictatoriales), y sus valores parecen haber perdido su atractivo, el mundo está buscando alternativas. La propuesta de Dugin para el futuro global es clara: Rusia, bajo la dirección de Vladimir Putin, debe convertirse en el líder de un nuevo orden multipolar. Según el filósofo, este nuevo sistema debe ser una alternativa a la globalización liberal y a la hegemonía estadounidense. Rusia debe presentarse, según Dugin, como la defensora de una civilización que rechaza el liberalismo, el materialismo y el secularismo promovidos por Occidente. La idea de un “imperio eurasiático” (incluso habla de Rusia como una democracia imperial) es central en su visión: un espacio que abarca tanto Europa como Asia, donde Rusia deberá jugar un papel de unidad política, cultural y económica. (Aquí es donde se entiende la postura de los líderes de Comunidad Europea que alertan que una derrota en la guerra de Ucrania está ligada al avance de Rusia sobre otros países vecinos.) Dugin sostiene que la decadencia moral y política de Occidente es evidente. Los valores liberales han dado paso a una cultura de consumo, relativismo moral y pérdida de identidad. En contraste, Rusia, según él, representa una civilización basada en el orden, la espiritualidad y el colectivismo. Esta visión de la “madurez” de Rusia y su contrapunto con el “declive” de Occidente se convierte en la base de su crítica geopolítica. Pero esto ¿en qué afecta al resto del mundo? En que Dugin no solamente escribió sobre la nueva Rusia, sino también sobre las nuevas corrientes ideológicas que abrazaría el mundo. Y, una vez más, acertó. El pensador de Putín planteo en 2009 que las corrientes políticas del futuro tendrían como base (o banderas) “familia, religión y patria”, y por lo tanto contrario a las políticas de género y de derechos humanos. Esta nueva ideología defiende una especie de “democracia étnica y popular, el derecho a todos los pueblos y culturas a ser diferentes, frente a la falsa ideología de los derechos humanos”. Cualquier similitud con las nuevas derechas no es pura casualidad. Tener claro este escenario es clave para entender las acciones y posiciones de algunas de las figuras más pragmáticas actuales como Donald Trump, Viktor Orbán y el mismo Putin. En el siglo pasado, hasta antes de su colapso, la Unión Soviética financió y formó a dirigentes izquierdistas de todo el mundo en una supuesta lucha contra el imperialismo. ¿Acaso la nueva gran Rusia con influencia en el mundo que quiere Putin viene por derecha? Dato: En Estados Unidos hay una investigación formal sobre la injerencia de Rusia en las elecciones del 2017 cuando Trump fue electo presidente por primera vez.
Ver noticia original