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  • Coletazos políticos en Brasil tras el estreno de lapelícula «Aún estoy aquí» – Real Noticias

    Concordia » Realnoticias

    Fecha: 09/03/2025 05:42

    Desde Brasilia Ataquen a la película ganadora del Oscar. Jair Messias Bolsonaro y su clan político emprendieron una guerra sin cuartel contra «Aún estoy aquí», la reciente vencedora del premio al mejor film extranjero. La obra del director Walter Salles, además de obtener la primera estatuilla de la historia del cine nacional – antes había sido galardonada en Italia y España – hizo algo inaceptable para el bolsonarismo: informar sobre una dictadura de la que se sabe prácticamente nada. Los más de cinco millones de espectadores que la vieron hasta este sábado en cines de todo el país, tomaron nota sobre la tortura, asesinato y desaparición del diputado Rubens Paiva ocurrida en 1971, después de ser capturado por elementos de la dictadura. Proscripto desde 1964, el legislador Paiva volvió a su estudio de ingeniería donde, además de informarse de los monumentales sobornos cobrados por los generales responsables de grandes obras de infraestructura sobre las cuales se alimentó la leyenda del “milagro económico”, mantenía contactos clandestinos con compañeros en Río de Janeiro y recibía informaciones de brasileños refugiados en el Chile de Salvador Allende. No hubo dictadura Desde Estados Unidos, donde se encontraba este sábado, el hijo de Bolsonaro, el diputado Eduardo, respondió con virulencia a la película ganadora del Oscar, a pesar de que asegura no haberla vista, acatando el boicot decretado como parte de la “batalla cultural” en curso contra la izquierda “woke”. Empezó por desmentir que en Brasil haya habido un golpe militar en 1964, levantamiento que en la extrema derecha y las academias militares, es evocado como “revolución”. Siguiendo ese razonamiento, Eduardo Bolsonaro, planteó que en Brasil nunca hubo un gobierno de facto. Es cosa de miserables, lanzó el congresista que presume ser amigo de Donald Trump, realizar un filme basado en lo sucedido durante una “dictadura inexistente”. Walter Salles Walter Salles, que antes de dirigir «Aún estoy aquí», realizó «Diarios de motocicleta», sobre el joven Che Guevara, y «Estación Central», también ternada al Oscar, fue el principal destino de los ataques realizados en los últimos días por los Bolsonaro. En una de esas embestidas el cineasta fue calificado como un “psicópata y cínico” que se ensaña con el gobierno militar en lugar de denunciar a la “dictadura” brasileña de estos días encabezada por Luiz Inácio Lula da Silva y el juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal, a cargo de la causa por el intento de golpe de estado ocurrido el 8 de enero de 2023. Cine político En una serie de entrevistas recientes Salles contó que al momento de recibir el Oscar en el Teatro Dolby de Los Angeles, con alfombras rojas al uso, perdió el papel donde había escrito un breve discurso de agradecimiento. Y se vio obligado a improvisar. Algo que , debido a su timidez, lo puso en un aprieto captado por las cámaras. “Yo tenía preparado un texto que decía, en la parte final, ´viva la democracia, dictadura nunca más´, pero no lo dije ”. Salles confesó que hubiera querido extenderse más en su tributo al cine latinoamericano pero el pánico escénico se lo impidió. En uno de los tantos reportajes dados al calor del Oscar el director dijo la semana pasada que admira de «La batalla de Chile», de Patricio Guzmán, «uno de los más extraordinarios documentales de la historia del cine”. Y elogió a las producciones argentinas «La historia oficial», de Luis Puenzo, y «Argentina 1985», de Santiago Mitre. “Después de haber hecho «Diarios de motocicleta», siento orgullo de ser un cineasta brasileño y pertenecer a algo mayor que es América Latina en general y América del Sur en particular”. Éxito de taquilla En tiempos de streaming y redes sociales no era esperable que más de cinco millones de brasileños pagaran entradas para asistir a «Aún estoy aquí», que se ha convertido en un fenómeno de masas, apunta Salles. Es posible, agrega, que haber retratado a la dictadura desde el microcosmos de Eunice Paiva , la viuda de un desaparecido por causas políticas, haya contribuido para sensibilizar al público. Madre de cinco hijos, Eunice Paiva (intepretada por la actriz Fernanda Torres) no se curvó ante los militares y nunca cejó en la búsqueda de la verdad, que sólo se conocería en 2014, cuando ella había perdido la memoria, afectada por el mal de Alzheimer. Si antes del Oscar la película había superado todas las previsiones comerciales, la tendencia es que luego del premio los números sigan creciendo: en los días posteriores a la premiación la venta de tickets creció el 148 % . Carnaval En los últimos minutos del domingo 2 de marzo la noticia del primer Oscar brasileño fue festejada en clima de conquista de la Copa del Mundo. Las tribunas del Sambódromo de Rio de Janeiro y los carros alegóricos que desfilaban a esa hora por Salvador de Bahia, corearon la consigna futbolera “es campeona”. Esta euforia se repitió en el multitudinario carnaval callejero de San Pablo, que moviliza millones de personas, y hasta en la sureña Curitiba, capital de Paraná, un reducto de la ultraderecha influenciada por las sectas evangélicas, que desprecian al carnaval. Los Bolsonaro, en especial el concejal carioca Carlos Bolsonaro -que suele postear videos sobre las «desviaciones» del carnaval – tampoco frecuentan las fiestas carnestolendas. Memoria El director Salles y la protagonista de la película , Fernanda Torres – ella fue invitada a desfilar este sábado con las escolas do samba en el Sambódromo carioca – esperan que la ebullición carnavalesca decante hacia la recuperación de la memoria sobre el gobierno militar. Llegó el momento de superar la “amnesia colectiva” favorecida por la Ley de Amnistía , sancionada por el dictador Joao Baptista Figueiredo en 1979, que impide juzgar a los represores , apunta Salles mientras conmemora el escrache realizado en la residencia de uno de los presuntos responsables asesinato del diputado Paiva, ocurrido en enero de 1971. Escrache El martes pasado, bajo un sol sofocante, centenas de integrantes de una agrupación carnavalesca, muchas de ellas con disfraces y sombrillas coloridas, comenzaron a gritar “sin amnistía” frente al departamento donde vive el general José Antonio Nogueira Belham, en la zona sur de la Ciudad maravillosa. El militar fue acusado de haber asesinado hace más de medio siglo al diputado Rubens Paiva. En 1971 Nogueira Belham comandaba la central de la policía política del Ejército en Río, el DOI-CODI (Destacamento de Operaciones e Informaciones – Centro de Operaciones de Defensa Interna). De acuerdo con los testimonios de expresos y militares arrepentidos, Rubens Paiva fue torturado hasta la muerte en esa dependencia castrense entre el 20 y el 21 de enero de 1971. Para doblegar emocionalmente al prisionero una de sus hijas y su esposa, Eunicie Paiva (personaje central de la película), también fueron llevadas a la prisión clandestina. Nogueira Belham sería, además, el responsable de montar una falsa fuga del disidente Paiva a bordo de un minúsculo “Fusca” o “Escarabajo” Volkswagen, que apareció incendiado en un suburbio carioca. La versión “fake” de su muerte sobrevivió durante décadas y solo fue desmentida en 2014 por la Comisión de la Verdad, creada a instancias de la presidenta Dilma Rousseff, quien en 1971 era prisionera política. Bolsonaro y el asesino La semana pasada Jair Bolsonaro manifestó su discrepancia con la “historia” contada por la película de Salles diciendo conocer la “verdad” respecto de la muerte de Rubens Paiva. Con una gesticulación posiblemente ensayada, cerró el comentario deslizando que en su momento abundará sobre el tema. La «verdad» de Bolsonaro coincidió durante décadas con el relato falso del régimen: siendo diputado repitió una y otra vez que Paiva murió luego de fugarse en un Volkswagen del DOI-Codi, a manos de guerrilleros de izquierda. Su complicidad con esa mentira de Estado era tan estrecha como la que lo vinculó con el posible asesino, general Nogueira Belham. En 2014 Bolsonaro defendió públicamente la inocencia del militar e invadió una ceremonia en memoria Rubens Paiva en el Parlamento. Allí escupió un busto del político y gritó “¡Rubens Paiva, tuvo su merecido, comunista desgraciado!”. Ante el estupor de parlamentarios y familiares, el agresor se retiró, escoltado por dos guardaespaldas, para dirigirse posiblemente a su despacho en la Cámara baja. En la oficina del entonces diputado Bolsonaro se destacaba un afiche con la consigna “Buscar huesos es cosa de perros”, de la cual echaba mano para insultar a los equipos de antropología forense que entre 2011 y 2014 reforzaron las buscas de desparecidos. En esa sala donde Bolsonaro despachó durante dos décadas, trabajó como su asesora parlamentaria la profesora del Colegio Militar María de Fátima Campos, esposa del presunto asesino de Rubens Paiva, el general Nogueira Belham.

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