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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 08/03/2025 04:43
El 8M del 2024 en una gran marcha frente al Congreso y una convocatoria con múltiples demandas por el aumento de los discursos de odio en el 2025 El 8 de marzo se marcha en la Argentina y en todo el mundo. Pero, en un contexto de retroceso y de discursos que equiparan la igualdad ante la ley con la desprotección de las mujeres y la descalificación de las diversidades, la economía argentina refleja que no hay repunte para los bolsillos feminizados y la situación, lejos de mejorar, empeora. Las mujeres trabajan más, ganan menos, son más precarizadas, son más entre los pobres y son menos entre los ricos. Las cuentas no cierran. Las mujeres pagan más impuestos que subsisten y se benefician menos por el recorte de impuestos para los de mayor poder adquisitivo. Además, se redujeron o liquidaron los programas que promovían la igualdad y la subsistencia. El balance da negativo: menos derechos, menos plata, más informalidad, más desocupación, más brecha salarial de género y menor protección frente a la violencia de género y menor acceso a métodos anticonceptivos, educación sexual y aborto legal. Desde el ingreso al mundo del trabajo se intentó fomentar que las ciudadanas puedan trabajar en igualdad de condiciones. Pero una palabra mágica es tan intangible como un fantasma: conciliación. Las dificultades para compatibilizar la maternidad con las exigencias laborales expulsan a muchas mujeres del mercado de trabajo y las confinan al ámbito doméstico. La tasa de actividad muestra que las mujeres tienen un promedio de 52,1% y los varones de 70,5%. La diferencia de 18,4% muestra que las desigualdades existen y subsisten. La desocupación femenina es más alta que la de los varones, según datos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) La desocupación femenina (7,9%) es más alta que la masculina (6,2%) y subió 1,7 puntos porcentuales desde el año pasado, según el estudio “8M en perspectiva económica”, del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Los varones jóvenes tienen una desocupación de 13,6% y las chicas de 16,1%. En el último año, la desocupación en varones, entre 14 y 29 años, creció 1,7 puntos porcentuales, mientras que en mujeres de la misma franja etaria aumentó 3,4 puntos porcentuales.. La autonomía económica es una deuda latente y notoria. Las mujeres buscan más trabajo y consiguen menos y, cuando encuentran, los empleadores les esquivan pagar la jubilación futura, la obra social y el aguinaldo. El 38,7% de las trabajadoras sufre condiciones informales a comparación del 35,0% de los trabajadores. La falta de registro no solo afecta más a las mujeres que a los varones, sino que, además, aumentó: en 2023 era del 36%. No es igual, es peor. La brecha de género en los ingresos se incrementó en 3,7 puntos porcentuales. Negar la desigualdad sube la desigualdad. Y en las cuentas bancarias los números son concretos: los ingresos de los muchachos, en la Argentina, son 27,7% mayores que el de las muchachas. Entre trabajadores/as formales la distancia palpable (y no es culpa de ningún cripto meme) es de 21,4%. Pero el peor escenario es para las que limpian, atienden, cuidan o escriben sin recibo de sueldo. Entre las informales y los informales la desigualdad monetaria se incrementa a 33,3%. La brecha (la diferencia de género) se incrementó en 3,7 puntos porcentuales en este último año. Los trabajos más feminizados perdieron más poder adquisitivo En Argentina la pobreza no afecta a todos por igual, perjudica más a las mujeres que son el 61,4% de las personas con menos ingresos, según resalta el informe para el 8M de CEPA. La feminización de la pobreza tiene consecuencias. Son ellas las que menos comen y las que más dan de comer, las que barren casas ajenas y son barridas por la presión para llegar a fin de mes, las que corren el colectivo para llegar a buscar a sus hijos/a la escuela y las que son corridas del derecho a un futuro protegido por la jubilación. La desigualdad es clara. Ellas son más pobres y ellos son más ricos. La meritocracia, bien, gracias. Ellas trabajan 3 horas más por día que ellos en las tareas domésticas y la crianza de hijas e hijos. No es que no se esfuerzan, es que se esfuerzan más y su sacrificio resulta no reconocido y, mucho menos, capitalizado en intereses. Ellas compran yogurth con su salario que se come y se tira y no les da intereses ni aplausos de tiburones en inversión. Y ellos se guardan algo para jugar a las acciones, apostar al dólar o encriptar sus cuentas paralelas fuera del sostén de la familia. La riqueza tiene firma de varón. El 65,0% del sector de mayores ingresos son varones. “Las mujeres son el 32,8% de quienes tributan Bienes Personales -que el gobierno redujo a su mínima expresión- y el 30,0% de quienes pagan impuesto a las ganancias. A su vez, sus bienes y sus ganancias valen menos que la de los varones. Esto implica una enorme brecha patrimonial. Estas desigualdades tienden a profundizarse con las políticas llevadas adelante por el gobierno de Javier Milei”, señala el informe de CEPA. Las mujeres ganan menos y, por eso, no son alcanzadas por el impuesto a las ganancias pero sí pagan más IVA e impuestos que afectan a las personas más pobres No solo hay techo de cristal, sino que la Argentina está en el sótano de las mediciones de América Latina y Europa en cuanto a la jerarquización de las mujeres en cargos directivos. Argentina tiene un nivel bajísimo de mujeres en puestos de liderazgo (14,5%), solo por encima de Venezuela (5,4%), según un estudio de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), publicado en el portal “Somos Iberoamérica”. El primer lugar en el ranking lo ocupa España con un 39,5% mujeres en cargos directos junto a Portugal con un 31,8% en un estudio comparativo entre Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, México, Perú, Portugal, Uruguay y Venezuela. “Mientras que la Unión Europea lidera con normativas como la Directiva (UE) 2022/2381, que exige un 40% de representación femenina en los consejos de administración no ejecutivos. En Iberoamérica las medidas son en su mayoría voluntarias y limitadas al sector público. Esto se refleja en los datos: España y Portugal, con normativas más robustas, presentan los niveles más altos de representación femenina en consejos de administración, mientras que países como Venezuela y Argentina muestran una participación inferior al 15%”, compara el informe “Mujeres en órganos de administración: análisis de empresas cotizadas iberoamericanas” de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB). Las políticas públicas con perspectivas de género (descriptas como PPG en el presupuesto) tuvieron una caída, en términos reales, del 21%, durante el 2024. No se trata de burocracia, sino de acciones que garantizan la vida de las mujeres. Las jubilaciones y pensiones otorgadas vía moratoria (las mujeres representan el 74% de las prestaciones otorgadas por moratoria) cayeron el 16,8% interanual. La mayoría de las señoras cobran la jubilación mínima y perdieron el 13,3%, en el primer trimestre de 2025, respecto al último trimestre del gobierno anterior, según la evaluación de CEPA. Las mujeres trabajan más horas entre sus actividades remuneradas y no remuneradas, pero Argentina tiene un nivel bajísimo de mujeres en puestos de liderazgo (14,5%), solo por encima de Venezuela (5,4%), según un estudio de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) Lo peor está por venir. Se promueve una ideología -supuestamente- centrada en la familia, pero se castiga a las mujeres que dedicaron su vida a la familia. El gobierno anunció que no va a prorrogar la moratoria (por lo que 9 de cada 10 mujeres que no llegan a completar sus aportes, según datos del ANSES) no podrían jubilarse. Se irían al banco de suplentes, sin jubilación y con el premio consuelo de Pensión Universal para Adulto Mayor (PUAM). Es algo, pero no lo mismo. El valor es del 80% del haber mínimo (van a cobrar menos de lo menos) y lo van a poder cobrar mucho después (a los 65 en vez de a los 60 años). El gobierno de La Libertad Avanza (LLA) terminó con el programa “Registradas” para incentivar el trabajo digno y con derechos para las trabajadoras de casas particulares. ¿Licencias? ¿Vacaciones? ¿Aguinaldo? No, por favor, las mujeres que resuelven la vida de otras mujeres se tienen que poner el delantal y quitarse los derechos. Entre noviembre del 2023 y noviembre del 2024 se perdieron 5.748 puestos de trabajadoras de casas particulares (95,2% mujeres). Las que lavan los platos, cuelgan la ropa, pasan el trapo, preparan el almuerzo y van a buscar a hijos ajenos a la puerta del colegio perdieron el 21,8% de su poder adquisitivo, desde noviembre del 2023 a enero del 2025, según una estimación de CEPA que compara el valor hora versus la inflación. Los trabajos feminizados son los que más cayeron en la bolsa (no la de acciones, sino en la que se puede llenar el supermercado) y mientras se vuelve a intentar promover valores tradicionales (de mujeres dedicadas a la cocina y la educación de la infancia) más se desprecia esas virtudes en el mercado laboral. En la docencia el 77% del personal de nivel inicial, primario y secundario son mujeres. Las maestras y profesoras sufrieron una caída del 12% del sueldo por la eliminación del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID). No son solo números, son desigualdades. Lo que se niega no se mejora, se empeora. Y se marcha para que la realidad no retroceda.
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