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» La Capital
Fecha: 06/03/2025 12:04
El buen nivel de Banega en la etapa de Fabbiani, de a poco fue disparando progresos en aspectos determinantes que pusieron al equipo de nuevo en el camino Esos chispazos mágicos del 10 leproso aparecen como las primeras referencias de dirección y esperanza para el ciclo de Fabbiani. La razón de fondo de estos esbozos de mejora que está empezando a evidenciar el Newell’s que está tratando de moldear Cristian Fabbiani anida en un nombre propio, en un elemento disparador y propagador que le permitió quebrar las rachas negras que envolvían y ataban su tránsito en el Apertura, y de esa manera regresar al triunfo después de tantas instancias de padecimiento. La base que explica gran parte de estos indicios de reacción es el nivel de Ever Banega, el capitán y emblema rojinegro , su principal usina de generación de juego, que con el Ogro volvió a vestir sus mejores ropas. En este caso, por el peso específico del futbolista, lo individual comienza a convertirse en un factor que termina elevando la producción colectiva del equipo. En este momento, esos chispazos del 10 leproso aparecen como las primeras referencias de dirección, esperanza y apuntalamiento para un ciclo que recién se está iniciando. Ese flanco interno todavía se encuentra en fase de armado. Este proceso se está haciendo al andar y ese es un condicionante que también hay que tener muy en cuenta. A medida que van corriendo las fechas, Fabbiani está tratando de sacar conclusiones para que este torneo deje de ser esquivo y se transforme en una plataforma de carácter reconstructivo. En ese sentido, el Ogro dejó traslucir de todas las maneras posibles, que en estos tiempos de adversidades y severas complicaciones, prefiere apoyarse en la experiencia de los que más recorrido tienen. En esa postura se entienden las decisiones nominales para sus dos primeros partidos al frente de la Lepra. En las visitas a Barracas y a Atlético en Tucumán evidenció sin ninguna clase de tapujos que entiende que lo más viejos deben correr los riesgos y cargar con las mayores responsabilidades. En ese escenario se explica la línea de 3/5, con Luciano Lollo (37 años), Saúl Salcedo (27) y Víctor Cuesta (36). Tres defensores con muchos partidos disputados, que todavía no alcanzan a otorgar garantías y seguridades totales atrás, pero que van sumando rodaje y todo indica que Fabbiani se mantendrá en esa apuesta este domingo ante Belgrano. Queda a las claras que el Ogro quiere que el peso de este trance sea absorbido por jugadores de mayor recorrido. Silvetti, el único pibe El único que pudo salirse de esa lectura que parte del nuevo cuerpo técnico, también por sus condiciones, por su entidad y vuelo propio, es el pibe Mateo Silvetti, de 19 años, quien anotó los dos goles en el esperado triunfo sobre los tucumanos, los dos con asistencias de Banega, y le regalaron el primer festejo al proceso que lidera Fabbiani. Otros juveniles, que venían asomando y rindiendo bien en primera división, el zaguero Tomás Jacob (20 años), y el mediocampista central Luca Regiardo (18), todavía siguen sin estar en el primer escalón de consideraciones del DT al momento de conformar los once iniciales. En ese tablero de situación, Banega encajó perfecto y a sus 36 años aceptó el reto de tomar las riendas de un equipo que necesitaba dejar atrás sus malas rachas y conseguir una victoria para volver a vivir y creer en un futuro posible para el elenco leproso. Banega, pelota al pie Desde su inagotable talento, de galera y bastón, de su pelota al pie, su cabeza erguida y su mirada siempre buscando al compañero mejor ubicado para lastimar y llevar peligro al rival, fue el eje, el primer eslabón, en el circuito de creación leproso en los dos últimos encuentros. En estos pleitos, siempre desde sus intervenciones, aparecieron los mejores pasajes de Newell’s y los más prometedores. “Banega es el que más corre, así que en este equipo tienen que correr todos”. Esa frase del Ogro en conferencia de prensa en Tucumán, tras el 2-1 sobre el Decano, destacó la manera por donde creen que deben seguir transitando las respuestas de un plantel que todavía tiene que pagar deudas para poder animarse a mirar hacia adelante con mayor confianza en lo que puede hacer, pero que después del triunfo ante Atlético en un reducto muy complicado, donde Newell’s no había ganado nunca, pareció asomar al menos una pequeña luz en el fondo de túnel. Hoy todo transita en esbozos, nada supera esa barrera, esa condición, pero sirve para poder reorientar y reanimar las ansias de un equipo que caminaba tropezando con sus propias penas y que no podía levantar la cabeza de tantos golpes recibidos. Ahora comienzan a surcar otros aires por el Parque Independencia. Y Banega es el principal gestor que está impulsando el proceso de reacción rojinegra. A Newell's le falta un socio en el medio Esta sensible mejora de Banega, que parece forjar efectos de contagio dentro del equipo leproso, también puso en evidencia la falta de un socio en el funcionamiento de la mitad de la cancha. Fabbiani probó con Juan Ignacio Méndez en Sarandí y David Sotelo en Tucumán, y hasta ahora ninguno se ganó por completo el rol de acompañante para el estratega rojinegro. Frente a Barracas Central, donde cayó 2-0, Banega tuvo al lado a Juani Méndez, en una apuesta de Fabbiani que sorprendió a propios y extraños, y que volvió a desperdiciar el volante proveniente de Vélez. El capitán jugó todo el partido, mientras que Méndez fue reemplazado por Sotelo, a los 59’. En tanto, en el triunfo 2-1 sobre Atlético en Tucumán, actuó de arranque como doble cinco, con Sotelo, y Banega otra vez se desempeñó todo el encuentro. Sotelo fue cambiado a los 69’ por Regiardo, mientras que al 10 rojinegro le mostraron cartón amarillo. Habrá que ver ante Belgrano por quién se inclinará el Ogro Fabbiani para acompañar a Banega en el corazón del mediocampo. Servirá para ver por dónde pasan las lecturas y las conclusiones del entrenador luego de sus dos primeros cotejos al mando de la primera leprosa.
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