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  • En una tanda de penales, Talleres le ganó a River y se consagró campeón de la Supercopa Internacional

    » Infodia

    Fecha: 06/03/2025 10:22

    ¡Talleres hizo historia! En una definición por penales para el infarto, le ganó la Supercopa a un River que se hunde en una crisis de juego que rompe récords negativos. No venía bien Talleres de Córdoba. Estaba en la mala el equipo del Cacique Medina, muy discutido por la gente después de un arranque feo en el Apertura. Pero el 2025, a partir de la noche de este miércoles en Asunción, ya está escrito en dorado pase lo que pase durante el resto del año: la T consiguió, ante el River de Gallardo, ni más ni menos, su primer título nacional de Primera, después de una serie de finales que en las que la cosa no se daba. Y tenía que ser así, sufriendo, en una tanda de penales cambiante, para el infarto, que el CARP pudo definir en los pies de Facundo Colidio después de las dos atajadas de Franco Armani. Cuando Benavídez metió el suyo, se desató la locura en la Nueva Olla y también en las calles de Córdoba. Una final, es cierto, fuera de contexto, correspondiente a la temporada 2023 que ya queda demasiado vieja, a la que se clasificó por ser segundo de la tabla anual de aquel año. Pero una final al fin. Una estrella, al fin. Al fin, Talleres. El pueblo matador merecía esta alegría: para la T, el partido contra River era la puerta a la gloria. Y se notó, claro, en la fiereza con la que disputó cada pelota contra un equipo, el dirigido por Gallardo, para el que este título representaba bastante más por la posibilidad de que implicara un envión que por la relevancia en sí misma del trofeo. La alegría de Talleres tras lo penales (EFE). En cualquier caso, el partido se jugó como una final: mal. Muy mal. Trabado, con muy poca lucidez en una cancha que era un picadero y bajo un calor y una humedad extremas. No es demasiada excusa, especialmente para un River que se reforzó con nombres de muchísimo peso, que gastó decenas de millones para armar este plantel en los últimos dos mercados y que ayer consumó un récord negativo: por primera vez en toda la historia del club, comenzó un año con apenas siete goles convertidos en sus nueve partidos iniciales. Sin contar, claro, el capítulo aparte de los penales: de 50 tandas, ganó solo 19 y perdió las últimas siete de manera consecutiva. Es difícil, claro, de explicar lo de un River que ante la T volvió a mostrarse inofensivo, que casi no creó situaciones de gol. Y que, encima, sacó del campo al futbolista que más peligro llevaba al área de Guido Herrera (por no decir el único), que era Franco Mastantuono. River hoy tiene un equipo aburguesado. Un equipo lleno de nombres que fueron muy buenos en algún momento, que la rompieron en muchos casos, pero que ya no son lo que eran, tal vez por edad y físico, tal vez por mentalidad, porque no están bien rodeados: las razones no se conocen, pero se adivinan. Apenas el hambre de un Montiel que tuvo la desgracia de errar el primer penal de su carrera y la frescura de Mastantuono: al resto, los que arrancaron y los que terminaron, no se le cayó una idea para generar situaciones claras. Y no es la primera vez que pasa, que es lo más preocupante. Mucho tuvo que ver, claro, un Talleres que se hizo grande en Paraguay, que aguantó cuando tuvo que aguantar, que se animó a ganarlo por momentos aún sin demasiada frescura, que confió en que ésta era la vencida, que esta vez se le tenía que dar. Y ahí está, festejando la Supercopa Internacional en Asunción, una noche que que se mete en la historia grande de un gigante del Interior. Olé

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