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  • El día que Harrison Ford estrelló su viejo avión de la Segunda Guerra Mundial y salvó su vida de milagro

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 06/03/2025 07:18

    Harrison Ford pudo aterrizar en un campo de golf con su biplano de la Segunda Guerra Mundial (AFP) En una de las escenas más vibrantes de “Indiana Jones y la última cruzada”, Harrison Ford – en el papel del arqueólogo aventurero – debe realizar un aterrizaje de emergencia con un pequeño avión luego de que, durante un combate aéreo con un piloto nazi que los persigue, su padre en la ficción, Sean Connery, destroza con su propia ametralladora la cola del monoplano en que vuelan. “Lo siento, hijo, ¡nos han dado!”, le miente Connery tratando inútilmente de ocultar su error. Sin cola y sin timón, Indiana-Ford esquiva una montaña y logra tocar tierra con el avión, que se detiene al incrustarse contra la casa de un campesino. Por supuesto, los dos alcanzan a bajar del avión ilesos y logran eludir las ráfagas que les dispara el nazi porque, claro, la trama debe continuar. Parte de una de las películas más vistas de la historia del cine, casi todo el mundo recuerda esa escena donde tampoco falta el humor. Mucho menos sabido es que, fuera de su emblemático papel, Harrison Ford también protagonizó accidentes aéreos verdaderos que casi le cuestan la vida. Peligro en el aire Este jueves se cumplen diez años de uno de ellos, quizás el más espectacular – aunque no el más peligroso – por el tipo de aeronave que piloteaba, un antiguo biplano amarillo utilizado para entrenamientos durante la Segunda Guerra Mundial. Ocurrió el 5 de marzo de 2015, alrededor de las 2.15 de la tarde, cuando poco después de despegar, el avión tuvo una falla y Ford intentó desesperadamente volver al aeropuerto de Santa Mónica, en California, para aterrizar en la pista. Cuando se dio cuenta de que no llegaría el actor, que por entonces tenía 73 años, debió elegir entre una zona residencial de Santa Mónica y el campo de golf Penmar, en las afueras. Se decidió por la última alternativa y prácticamente estrelló el avión contra el campo sin lastimar a ninguna de las personas que estaban enfrascadas en el juego. Así quedó el avión tras el aterrizaje forzoso de Harrison Ford ocurrido hace una década Los medios de Santa Mónica recogieron declaraciones de los sorprendidos testigos. Estaba por lanzar un golpe con el hierro 6 cuando escuché un motor y levanté la cabeza. Inmediatamente se pudo ver que el motor del avión empezó a fallar y simplemente se detuvo, mientras se inclinaba abruptamente hacia la izquierda. No hubo ninguna explosión ni nada. Se escuchó un ruido similar al choque de un auto que golpea contra la tierra o contra un árbol, y listo”, le contó uno de ellos, Jeff Kuprycz, al canal de televisión local. Los jugadores más cercanos corrieron a ayudar al desafortunado piloto y les costó reconocer a Ford. “Tenía sangre por toda la cara”, describió Howard Tabe, uno de los hombres que lo ayudó a salir del avión estrellado. Lo llevaron de urgencia al hospital más cercano, donde lo dejaron internado después de comprobar que tenían fracturas en el tobillo y la pelvis. “Harrison pilotaba un avión antiguo que data de la II Guerra Mundial que tuvo un problema en el motor poco después de haber despegado. No tuvo otra opción más que hacer un aterrizaje forzoso. Ha sido ingresado en el hospital, donde está siendo tratado. Sus heridas no son graves y los médicos esperan que se recupere totalmente”, informó esa misma tarde la oficina de prensa del representante del actor. Fueran leves o no sus heridas, el actor debió quedar internado durante 15 días. Cuando la policía le preguntó qué había pasado, dijo que no recordaba nada. Fueran leves o no sus heridas, el actor debió quedar internado durante 15 días (Reuters) Las fallas del avión Los peritajes demostraron que el accidente no se debió a un error del piloto sino a una falla en el carburador del biplano. “El defecto del carburador generó a su vez una suspensión de las funciones del motor”, informaron luego de la investigación las autoridades estadounidenses de seguridad de transporte, NTSB. El veredicto de los especialistas no solo exculpó a Ford, sino que permitió levantar el manto de sospechas que envolvía a su pericia como piloto. Porque el del campo de golf de Santa Mónica no era el primer siniestro aéreo que protagonizaba. En 1999 también debió realizar un aterrizaje forzoso en Santa Clarita, California, cuando la avioneta que pilotaba acompañado por un instructor, un Bell 206 JetRanger, perdió potencia y no pudo recuperarla durante un vuelo de entrenamiento. El actor y el instructor salieron con heridas leves del accidente, que la NSTB adjudicó a un error del piloto. El actor mismo reconoció que había sido su culpa. “Lo rompí”, dijo a la prensa refiriéndose al avión. Un año después volvió a protagonizar otro aterrizaje forzoso, obligado por los fuertes vientos, esta vez con un avión Beechcraft Bonanza de seis pasajeros en Lincoln, Nebraska, donde todos salieron ilesos. Los bomberos llegaron para remover el avión de Harrison Ford (Reuters) Los antecedentes de Harrison Ford Ni esos dos accidentes ni el tercero, cuando estrelló el biplano vintage en Santa Mónica, alejaron a Harrison Ford de los aviones, una pasión que descubrió cuando ya había cumplido cincuenta años y que no estaba dispuesto a abandonar su pasión por los aviones. El actor que saltó a la fama como Han Solo en “La Guerra de las Galaxias” consiguió su licencia de piloto recién a los 53 años. Siempre le habían gustado los aviones – incluso ya tenía uno propio – pero hasta entonces no se le había ocurrido volarlos. Poco después también obtuvo una licencia para volar helicópteros. Empezó haciendo vuelos cortos desde el aeropuerto de Santa Mónica, donde residía, pero con el tiempo se lanzó a volar por todo el país. Más de una vez, cuando algún medio le pedía una entrevista, acordaba hacerla en un aeropuerto, al que llegaba al mando de un helicóptero o de un avión. Porque le gustaba mostrar sus capacidades como piloto y le venía bien como movida publicitaria. Desde que comenzó a volar también se puso al servicio de las autoridades para colaborar en casos de emergencia. Así llegó a las primeras planas de los diarios en 2000, cuando rescató con su helicóptero a un montañista herido en Jackson, Wyoming. Al año siguiente, también a bordo de un helicóptero, encontró y rescató a un boy scout perdido en California. Su imagen de héroe en el cine encontró así un correlato en la realidad. El actor elige llamar "Aterrizajes forzosos" a los varios accidentes aéreos que tuvo (Reuters) La colección de Harrison Ford Millonario gracias a las películas, Ford también ha gastado parte de su fortuna en una flota de aviones propios digna de un magnate del petróleo o las finanzas. Hace dos años, una revista especializada de aviación publicó una extensa nota sobre la colección del actor. Por entonces tenía seis aviones y un helicóptero. Entre ellos se contaban tres Cessna. Primero adquirió un Citation Sovereign 680, un jet privado de 18,87 metros, con capacidad para doce pasajeros y espacio para dos pilotos. Tiene una autonomía de más de 5.000 kilómetros y su velocidad media es de 846 kilómetros por hora. Pagó por él casi 20 millones de dólares y es el avión que utiliza para los viajes de larga distancia. Los otros son un modelo 208B Grand Caravan, un torbohélice de más de 12 metros de largo con una velocidad media de 137 kilómetros por hora, y un 525B Citation Jet 3, un avión militar con capacidad para seis personas y una velocidad media de 770 kilómetros por hora. En su hangar privado también aloja un Husky Aviat A-1C, una de las aeronaves más famosas de los Estados Unidos. Tiene una longitud de 6,88 metros y su velocidad media alcanza los 230 kilómetros por hora. Los otros tres aviones de Harrison Ford son piezas de colección, aunque en perfectas condiciones para volar. Conserva, debidamente reparado, el Ryan PT-22 Recruit de 1942 con el que se estrelló en el campo de Golf de Santa Mónica, un avión de entrenamiento que puede alcanzar una velocidad crucero de 200 kilómetros por hora. También tiene un Turbohélice Pilatus PC-12, cotizado en cuatro millones de dólares. El más antiguo es un biplano Waco Taperwing fabricado en 1927, con cabina abierta y tres asientos. Construido en base a marcos de tubos de acero, se caracteriza ser muy fácil de manejar y por poder volar durante más de 600 kilómetros sin repostar. Harrison Ford es millonario. Y ha gastado un parte de su fortuna en comprar aviones (Reuters) La flota se completa con un helicóptero Bell 407, con casi 600 kilómetros de autonomía de vuelo y capacidad para cinco pasajeros y dos tripulantes. Es el que utiliza para trasladarse habitualmente y el que utiliza cuando colabora con las autoridades en misiones de rescate y otras emergencias. El último accidente El más peligroso y el último, hasta ahora, incidente aéreo protagonizado por el actor ocurrió en febrero de 2017, cuando estaba por cumplir 75 años. Pudo haber sido una catástrofe, porque estuvo a punto de estrellarse contra una aeronave cargada de pasajeros. Ford piloteaba un avión Husky monomotor y se comunicó con la torre de control para solicitar permiso de aterrizaje en el aeropuerto John Wayne del Condado de Orange, en California. Desde la torre le indicaron que se dirigiera a la pista 20-L, pero Ford se confundió y apuntó su pequeño avión hacia otra pista, por donde carreteaba un Boeing 737 de American Airlines con seis tripulantes y 110 pasajeros a bordo. Solo el aviso de uno de los controladores que advirtió el error y la rápida reacción de Ford evitaron que el Husky se estrellara contra el enorme Boeing. Ford alcanzó a tirar del comando para levantar la nariz de su avión, que pasó casi rozando la parte superior del otro. Así quedó el viejo avión de Harrison Ford (AP) En las grabaciones del control de tráfico aéreo se escucha decir a la inconfundible voz del actor de Indiana Jones: “¿Se supone que ese avión de línea estuviera debajo de mí?”. Su tono es de enojo o de protesta, pero queda claro en los registros que los controladores le habían indicado la pista correcta, un dato que Ford repitió en voz alta pero que no respetó al dirigirse a la calle de rodaje que estaba utilizando el Boeing. A pesar de las evidencias, Ford se mostró – igual que su personaje en la saga de Indiana Jones – reacio a reconocer que había cometido un error. No era la primera vez, unos años antes se había enojado cuando un periodista de National Geographic le preguntó en una entrevista sobre sus reiterados accidentes como piloto de avión. “Prefiero llamarlos aterrizajes forzosos”, le contestó con sequedad.

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