Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • La parábola del árbol que no sabía quién era :: Asdigitalnews

    Parana » Asdigitalnews

    Fecha: 06/03/2025 03:10

    Cuenta esta parábola que en un lejano reino había un jardinero que amaba su oficio. Un día le pidió permiso al rey para plantar el más bello jardín que se hubiese conocido sobre la Tierra. Tardaría un poco, pero el resultado valdría la pena. Era muy cuidadoso y lograría que el conjunto de plantas ofreciera un espectáculo jamás visto. El rey accedió entusiasmado. Con infinita paciencia, el jardinero plantó una a una las semillas, escogiendo para cada una de ellas el mejor lugar. Día a día las regó y las alimentó. Sabía que las plantas son seres nobles y que siempre responden a quien bien las protege. Pasaron varios meses y por fin comenzaron a crecer los primeros tallos, las primeras hojas. El jardinero se sentía inmensamente feliz al ver ese derroche de vida. Después de un tiempo, florecieron las rosas. Eso llenó de color el jardín. También crecieron las margaritas y los claveles. Un tiempo después los manzanos comenzaron a dar sus frutos y todo se impregnó de su aroma. Todo, menos una planta que ni florecía ni daba frutos. "Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto". -Steve Jobs- El árbol que no sabía quién era La pequeña planta crecía más despacio que las otras. Pensó que tal vez tardaría un poco más en florecer, pero que de todos modos lo haría. Por eso esperó pacientemente, pero nada pasaba. Cuenta la parábola que transcurrió más de un año y ella seguía casi igual que al comienzo. Tenía un tallo cada vez más fuerte, hojas y ramas, pero no aparecía ninguna flor y mucho menos un fruto. El rosal, que era muy amigable, quiso darle un consejo. "Mira directo al Sol", le dijo. "Yo he mirado al Sol a la cara y ya ves cómo he florecido. Creo que eres un rosal y solo te falta un poco más de luz y de calor para que florezcas". La planta lo escuchó y desde entonces todas las mañanas miraba por largo rato al Sol. También trataba de estirarse para que sus rayos la alcanzaran mejor. Pero nada. Ninguna flor salía de sus ramas. Dice la parábola que fue entonces cuando intervino el manzano. "El rosal no sabe lo que dice", afirmó. "En realidad, tú eres como yo, un manzano. Solo necesitas absorber con más intensidad el agua. Verás cómo en poco tiempo no solo vas a florecer, sino que también darás unos dulces frutos. Escucha lo que te digo, yo sé de qué hablo".

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por