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  • Construir en un barrio privado: cómo evitar que el sueño de la casa propia termine en pesadilla

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 05/03/2025 16:31

    El sueño de construir una casa propia en un barrio privado puede concretarse sin sobresaltos si las partes acuerdan desde el inicio reglas claras y mecanismos para resolver imprevistos. De lo contrario, lo que comienza como un proyecto de vida termina en reclamos judiciales y pérdidas económicas Construir una casa en un barrio privado es el objetivo de muchas familias que buscan un entorno tranquilo, mayor seguridad y espacios verdes. Sin embargo, en la práctica, ese proyecto suele atravesar múltiples obstáculos que pueden transformar el sueño de la propiedad nueva en una fuente de estrés y conflictos. Los problemas más frecuentes se originan en contratos poco claros, presupuestos mal estimados y cambios de diseño que se definen durante la obra sin un acuerdo formal entre las partes. Uno de los puntos críticos suelen ser los incumplimientos provienen de los propios desarrolladores o de las constructoras contratadas. Es aconsejable realizar un contrato detallado que incluya un presupuesto con precios actualizados, plazos precisos, cláusulas sobre penalidades por demoras e instancias de revisión periódica de la obra. Los propietarios suelen denunciar que se colocan materiales de menor calidad que los acordados por contrato. Esta diferencia entre lo pactado y lo ejecutado se convierte en otro foco de conflicto durante la obra. En un contexto de inflacionario –aunque con el índice a la baja–, el tema de los costos es prioritario también. En algunos casos, las empresas interrumpen los trabajos hasta renegociar los valores, con el riesgo de que las obras queden paralizadas. Otro factor de conflicto son las modificaciones sobre la marcha. Algunos dueños quieren ajustar detalles de diseño cuando la obra ya está avanzada, lo que implica cambios técnicos y nuevos costos. Si esos pedidos no quedan documentados, el margen para desacuerdos se amplía, sobre todo al momento de revisar las facturas finales. Sueños incumplidos Vecinos de un barrio cerrado de Ingeniero Maschwitz, llamado El Ensueño, denunciaron graves irregularidades vinculadas al desarrollo y administración del proyecto habitacional, detrás del que está la desarrolladora Defpis. Tras más de 15 años desde el lanzamiento, señalaron que el emprendimiento quedó inconcluso, con servicios esenciales, como luz, agua, gas y cloacas, sin conexión adecuada, lo que impidió que a muchas familias pudiera avanzar con la construcción de sus viviendas. Además, advirtieron que el barrio arrastra una deuda impositiva millonaria, lo que llevó al municipio local a suspender la aprobación de nuevos planos desde inicios de 2023. Esta situación afectó a más de 50 familias que planificaron sus obras y quedaron detenidas por el incumplimiento de la desarrolladora. Desde el sector sugieren evaluar el historial de la empresa constructora y de los proveedores involucrados antes de firmar el acuerdo para la construcción de la vivienda Según los vecinos, el desarrollador nunca informó de manera clara sobre las condiciones reales del proyecto ni sobre los requisitos legales incumplidos, lo que derivó en que el expediente del barrio fuera dado de baja a nivel provincial. Incluso afirman que nuevos compradores firmaron operaciones sin conocer que el barrio carece de factibilidad definitiva, lo que impide acceder a escrituras. Frente a este escenario, exigieron el traspaso del control administrativo y legal del barrio para poder regularizar la situación, gestionar directamente con las autoridades y avanzar con las obras. Señalaron que, sin esa transferencia, el barrio seguirá expuesto a decisiones unilaterales, falta de información transparente y un deterioro progresivo que pone en riesgo el valor de las propiedades y el futuro del emprendimiento. Algo similar, denuncian propietarios, ocurre con Polivanoff y Asociados, que construye en los barrios top de Nordelta, como La Isla y El Golf, además de otros barrios cerrados del segmento premium del Gran Buenos Aires. Con el ingeniero Alejandro Polivanoff a la cabeza, acumula reclamos de clientes y arquitectos por mala calidad de la construcción, graves incumplimientos de los plazos de obra y hasta abultados sobrecostos. Contra el barrio Vecinos del barrio privado El Relincho, ubicado en el corredor de la ruta 58, entre Canning y San Vicente, denunciaron hace más de un año una serie de irregularidades vinculadas al desarrollo y administración de los espacios comunes. Entre los principales reclamos a Terrenos de Canning figuran deudas impositivas acumuladas, falta de rendición de cuentas y deficiencias en servicios esenciales como agua, gas, cloacas y electricidad, además del mal estado de las calles internas. El malestar llevó a los propietarios a exigir el apartamiento de la administración original y avanzar con el nombramiento de un nuevo administrador. Según Julián D., un propietario, “la gestión anterior dejó una importante deuda con proveedores, el municipio local y la agencia tributaria provincial, lo que obligó a la nueva conducción a asumir un proceso de saneamiento financiero para regularizar la situación”. Aunque el proceso de normalización avanza, el caso dejó en evidencia los riesgos que pueden enfrentar las familias al invertir en un desarrollo inmobiliario sin controles adecuados. Demoras en los plazos y costos elevados En varios barrios privados, los plazos de entrega iniciales que se informan a los compradores suelen extenderse por razones vinculadas a la falta de financiamiento, demoras administrativas o problemas con proveedores. Esa extensión de los tiempos impacta directamente en los costos finales, ya que los materiales y servicios contratados se encarecen con el paso de los meses. Esa combinación de retrasos y ajustes de precios puede incrementar el costo total de la vivienda en hasta un 40% (actualmente el valor de construcción de una casa de 4 ambientes en un barrio privado supera los USD 2.000 por m2) por encima del valor prefijado. Los compradores que planificaron su inversión en base a un presupuesto inicial se encuentran con pedidos de refuerzos económicos que no estaban contemplados y que, en algunos casos, son condiciones obligatorias para continuar la obra. Comprar una vivienda ya construida reduce la incertidumbre sobre plazos y costos, y permite mudarse de inmediato “Es clave tener bien fijado el anteproyecto y acertar en los primeros pasos de obra. Como tener planos aprobados por los municipios, algo que suele demorar hasta más de un año”, dijo Mariana Lucangeli, arquitecta y experta en Real Estate. Además de la presión financiera, las demoras prolongadas afectan la planificación familiar y generan incertidumbre sobre el momento efectivo en que podrán mudarse. En situaciones extremas, esas demoras se traducen en obras paralizadas, litigios con las desarrolladoras y un deterioro progresivo de la confianza en el proyecto, lo que puede afectar incluso el valor de reventa de las propiedades. Desde el sector recomiendan investigar en detalle los antecedentes de las constructoras y desarrolladoras antes de firmar cualquier contrato. Conviene conocer qué otros proyectos realizaron, si tuvieron conflictos legales o incumplimientos, y verificar su situación financiera son pasos clave para reducir riesgos y evitar sorpresas durante la obra. “En varios casos, las familias organizan su economía y planificación en función de los plazos comprometidos, o deben extender alquileres o ajustar otros gastos en la expectativa de la mudanza. Cuando esos plazos se extienden, la situación se vuelve especialmente complicada para quienes ya tienen comprometidos sus ahorros”, agregó Lucangeli. Comprar o construir: qué evaluar La construcción personalizada permite adaptar los espacios a las necesidades y preferencias de cada propietario, lo que la convierte en una alternativa atractiva para quienes buscan un hogar a medida. Sin embargo, este proceso suele ser altamente exigente, tanto desde lo logístico como desde lo emocional. Requiere seguir de cerca cada etapa de la obra, resolver imprevistos y afrontar decisiones técnicas que, en muchos casos, los compradores desconocen. Además, implica asumir tiempos de ejecución que no siempre se cumplen y pueden extenderse más de lo previsto. El arquitecto Joaquín Rozas, destacó que, “si bien construir desde cero permite personalizar al máximo cada detalle, una de las principales ventajas de comprar una vivienda terminada es que elimina la incertidumbre sobre los plazos y los costos finales, además de permitir disfrutar la propiedad de forma inmediata”. A la hora de elegir dónde construir o comprar, es clave observar si el barrio privado está consolidado, con infraestructura terminada, servicios en funcionamiento y una administración activa. Elegir un desarrollo en formación o con obras pendientes puede implicar mayores riesgos, tanto en términos económicos como en la calidad de vida futura. Rozas concluyó que “habrán escuchado que hay opciones de barrios consolidados y otros en formación o en obras. No es lo mismo —es cierto, el precio, en general, tampoco—. Y decidir mal puede implicar un gran riesgo. Aun el problema más alto: que la casa de los sueños termine siendo una pesadilla. Hay que prestar atención a las diferencias. Lo mejor es optar por barrios consolidados. Hay familias, comunidad, casas, infraestructura, una administración, seguridad, mucha inversión a la vista, una estructura legal sólida”.

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