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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 05/03/2025 12:55
Durante su adolescencia, George Clooney enfrentó uno de los momentos más desafiantes de su vida, cuando una condición física alteró su apariencia y afectó su confianza, un reto que lo marcó de por vida (Reuters) En una reciente entrevista en el programa Jimmy Kimmel Live!, George Clooney compartió una experiencia personal de su juventud que hasta entonces había sido poco conocida para muchos. La enfermedad llamada Parálisis de Bell, que sufrió durante su adolescencia, fue un mal momento que vivió con valentía y decidió profundizar más en el sufrimiento físico y emocional que experimentó al verse afectado por una condición médica tan peculiar. Cuando Clooney apareció en el programa, Jimmy Kimmel no dudó en mostrar algunas fotos de su juventud, y entre ellas una que mostraba a un joven de 15 años con una imagen algo diferente a la que conocemos hoy en día. Fue entonces cuando Clooney, de manera inesperada y con su característico humor, decidió compartir con la audiencia la difícil situación que atravesaba en aquel entonces La imagen de George Clooney que mostró Jimmy Kimmel (Captura de imagen de Jimmy Kimmel Live!) “Espera, quiero señalar algo. En ese momento tenía parálisis de Bell entonces y la mitad de mi cara estaba paralizada”, dijo Clooney mirando a Kimmel, quien lo observaba atentamente. La forma en que Clooney abordó el tema de su parálisis fue clara y, como es usual en él, lo hizo con un tono de ligereza y buen humor. Sin embargo, no podía ocultarse la carga emocional que implicó para él aquella etapa de su vida. El actor le explicó a Kimmel que la parálisis, aunque temporal, le había generado una serie de complicaciones tanto físicas como psicológicas. “Era el primer año de la escuela secundaria, un mal momento para tener la mitad de la cara paralizada”, afirmó Clooney, quien reconoció que la experiencia fue “terrible”, en particular porque sucedió durante uno de los momentos más vulnerables de la adolescencia, en plena secundaria, cuando la apariencia física tiene un peso mucho mayor. La parálisis de Bell que sufrió George Clooney a los 15 años fue una de las pruebas más difíciles de su juventud, no solo por sus efectos físicos, sino también por cómo afectó su autoestima en la secundaria, un momento crucial para cualquier adolescente (Reuters) La Parálisis de Bell, que Clooney sufrió a los 15 años, afectó su rostro de manera temporal y, además, impactó su autoestima.“Me di cuenta de que algo no estaba del todo bien después de que se me saliera líquido de la boca durante un almuerzo después de ir a la iglesia”, dijo Clooney, explicando que fue un momento desconcertante. Sus compañeros de escuela no tuvieron piedad. Clooney recordó cómo se burlaban de él. “Me apodaron ‘Frankenstein’”. A pesar de que la parálisis fue transitoria, Clooney admitió que, por un tiempo, creyó que esa afección lo había marcado de por vida y que su sueño de convertirse en actor era una ilusión perdida. Con el tiempo, como él mismo relató, el problema se resolvió. Sin embargo, Clooney no dejó de reconocer que esa etapa de su vida fue muy dolorosa. El apoyo incondicional de su madre durante el difícil episodio de la parálisis facial fue fundamental para Clooney, quien reconoce que esa red de apoyo le permitió superar no solo la enfermedad, sino también las inseguridades que surgieron en su juventud (Reuters) ¿Qué es la parálisis de Bell? La Parálisis de Bell es una enfermedad que causa debilidad repentina en los músculos de un lado de la cara, lo que da lugar a una apariencia asimétrica. La causa exacta de esta afección es desconocida, aunque se cree que está asociada con la inflamación de uno de los nervios periféricos faciales, que controla los músculos de la cara. Esta inflamación está a menudo vinculada a infecciones virales previas, como el herpes simple, el virus de la varicela o la mononucleosis infecciosa, entre otras. Aunque es más común en adultos jóvenes, la parálisis de Bell puede ocurrir a cualquier edad. Entre los signos más comunes se encuentran la dificultad para sonreír, la incapacidad para cerrar el ojo del lado afectado, y la caída de la boca en ese mismo lado. A menudo, quienes padecen esta afección también experimentan alteraciones del gusto, babeo en el lado afectado y sequedad ocular. En casos más graves, los músculos faciales pueden quedar completamente paralizados, lo que puede dificultar las expresiones faciales y la conversación. El diagnóstico de la parálisis de Bell generalmente se realiza tras una evaluación clínica de los síntomas. A pesar de que no existe un tratamiento específico para la enfermedad, suele mejorar por sí sola en un periodo de tiempo que va de unas pocas semanas a seis meses. Durante este tiempo, algunos pacientes optan por tratamientos paliativos como el uso de compresas calientes, ejercicios faciales o terapia física para aliviar los efectos y evitar complicaciones como la sequedad ocular. Aunque la mayoría de los casos se resuelven sin dejar secuelas, hay quienes experimentan una recuperación parcial, o en raros casos, algunos efectos a largo plazo, como la sincinesia, que implica movimientos involuntarios de los músculos faciales cuando se intenta mover otros. Sin embargo, en términos generales, la parálisis de Bell no representa una amenaza grave para la salud y la mayoría de los pacientes se recuperan completamente.
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