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  • Un camino de esperanza

    » Diario Cordoba

    Fecha: 05/03/2025 02:59

    En los prolegómenos de una nueva Cuaresma, asistimos a un mundo en estado de ebullición donde la guerra desgarra y hiere a innumerables familias y genera multitud de desplazados que no hallan un lugar donde reclinar la cabeza, unos brazos que los acojan, una palabra de consuelo o una expectativa liberadora. De otra parte, un mundo acomodado, que mira su propio ombligo, de palabras huecas, ausente de principios, que vive el aquí y ahora, despreocupado mientras su estatus acomodaticio no se vea amenazado. Esto genera frustración, desvalimiento, orfandad, desconfianza en el mañana y ausencia de esperanza en un futuro mejor. Esta deriva terrible y terrorífica es imparable si no hay lugar a una conversión personal. El mundo cambia, la sociedad se transfigura, si en el individuo en particular acontece una auténtica transformación del corazón que le empuje a obrar lo bueno, lo bello, lo justo. La Cuaresma se nos presenta como un camino al interior del corazón, y a la luz de la palabra de Dios se puede descubrir el origen de aquello que nos inclina a obrar el mal, discernir la raíz de nuestro pecado y poder extirparlo de nuestra alma para, así, liberarnos de aquello que nos ata y deshumaniza, tomar conciencia de que somos imagen y semejanza del Dios vivo que nos invita a sembrar semillas de esperanza. Para llevar a cabo esta transformación personal y social, el Señor nos ofrece tres herramientas: oración, ayuno y limosna. Buscar tiempo y espacios para alejarnos del exceso de ruido y así encontrarnos con nosotros mismos y con Dios e, iluminados por su palabra, abrir nuestra alma de par en par y descubrir nuestra hermosura primigenia; abstenernos de aquello que ensombrece nuestro espíritu y nos hace caminar en tinieblas; mirar a los otros con inmensa generosidad y agradecimiento, porque sin el amor de los demás no somos nada. El camino que nos libera y fortalece en la fe, la esperanza y la caridad no lo podemos hacer solos. Como nos dice el Papa Francisco: «Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos unos a los otros con amor y paciencia». Iniciemos esta Cuaresma como un camino de esperanza. La subida a la cumbre puede ser azarosa y exige dosis de sacrificio y desapego. No olvides que al alcanzar la cumbre nos espera la contemplación de un horizonte de paz y vida en plenitud. n (*) Párroco de la iglesia de San Juan y Todos los Santos

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