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» Facundoquirogafm
Fecha: 04/03/2025 21:21
Un revolucionario estudio realizado por un equipo de médicos de la Universidad Murdoch, en Australia, ha propuesto una nueva forma de identificar agresores sexuales: el análisis del microbioma genital, también conocido como "sexoma". Este hallazgo, publicado en iScience, sugiere que las bacterias presentes en los genitales podrían convertirse en una prueba forense crucial, especialmente cuando el ADN tradicional no logra establecer una conexión entre el agresor y la víctima. El microbioma genital es un conjunto de microorganismos que habitan en los genitales de las personas, similar a la microbiota intestinal, pero con funciones protectoras y una huella biológica única de cada individuo. En las mujeres, predominan los lactobacilos, mientras que en los hombres, la microbiota genital es más diversa y se encuentra en el pene y el tracto urogenital. Los investigadores descubrieron que, durante el coito, se transfiere este microbioma entre las parejas, creando una firma bacteriana que puede ser identificada en los genitales de la pareja, incluso a través de barreras como los condones. Este hallazgo abre nuevas perspectivas para la recolección de pruebas en casos de agresión sexual, especialmente cuando las muestras de ADN no son concluyentes. La transferencia del microbioma genital puede persistir en la pareja durante varios días, lo que permite identificar la presencia de la firma bacteriana masculina en la genitalidad femenina, un aspecto clave para vincular a un agresor en investigaciones forenses. Para validar esta hipótesis, el equipo de Murdoch reclutó a 12 parejas estables, quienes se abstuvieron de tener relaciones sexuales durante 14 días. Las muestras obtenidas después del coito confirmaron que la transferencia bacteriana era clara y detectable. Este descubrimiento promete convertirse en una herramienta clave para identificar a los agresores sexuales, quienes, en ocasiones, logran evadir la identificación mediante las pruebas de ADN tradicionales. A pesar de su potencial, esta técnica aún enfrenta importantes desafíos antes de ser implementada en investigaciones judiciales. La identificación precisa de las bacterias y la estabilidad del sexoma a lo largo del tiempo son aspectos que deben ser validados, según advirtió la investigadora Nerea Molina de la Universidad de Granada. No obstante, si se demuestra su eficacia, esta nueva prueba forense podría ser crucial en la lucha contra la violencia sexual, un problema urgente en países como Australia, donde una de cada seis mujeres ha sido víctima de agresión sexual.
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