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» Misionesopina
Fecha: 04/03/2025 07:02
Una vez más Puente Quemado II, en Garuhapé, está siendo víctima de un atropello dentro de su territorio relevado por Ley 26160. Ya van dos días que ingresan a apear, perturbando la tranquilidad de la Comunidad, pero sobre todo cometiendo un delito. Aunque hasta el momento no hay mayores certezas, según indicaron desde la Comunidad, los responsables serían empleados de la empresa Forestal Garuhapé, ya que siguieron las huellas hasta un portón de ingreso a la propiedad de uno de ellos. No es la primera vez que esta empresa intrusa territorio indígena. Santiago Ramos, mburuvicha de Puente Quemado II, lamentó el agravio, teniendo en cuenta además que están destruyendo árboles de selva nativa: “Trabajan con motosierra, están haciendo postes, cortando anchico, alecrín y guayubira, revisamos las maderas y encontramos eso. Amontonaron toda la madera, está todo marcado para hacer postes, lo que está caído y lo que no”. El Ministerio de Ecología ya fue alertado sobre esta situación, aunque hasta el momento no se acercaron al lugar. Además, la Comunidad dio aviso a la Policía y fueron el viernes en horas de tarde-noche, pero ya no había nada que hacer. El sábado, nuevamente ingresaron para seguir destruyendo, por lo que desde la Comunidad adelantaron que harán guardias para custodiar el lugar ante otra inminente entrada. Aunque volvieron a llamar a la Policía, esta vez les dijeron que no podían ir “porque no tenían combustible”, una respuesta que suena casi a burla. Puente Quemado II sufrió en 2022 el fuego de los incendios, que consumió monte nativo, pinos y casas, y se originó en parte por la sequía, pero también por la fácil combustión que tienen los pinares, monocultivo plantado por la firma Arauco. Donde todo era monte y verde, esta empresa dejó un desierto de pinos, ahora en su mayoría quemados. Sin embargo, desde entonces volvieron a sufrir intrusiones, no solamente de Arauco sino también de Forestal Garuhapé, que con el mismo modus operandi –ilegalmente-, arrollando todo a su paso con sus máquinas, y destruyendo monte nativo. Es urgente la intervención de las autoridades ante estos atropellos e injusticias que atentan contra los derechos indígenas y la biodiversidad. Cabe preguntarse con qué derecho esta empresa ingresa a apear a un territorio que no es suyo, y qué esconde el silencio y la inacción de la Policía y de Ecología. Sólo queda la denuncia pública y quizás -y sólo así-, se levanten de sus asientos y busquen a los culpables.
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