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  • A los 18 años le amputaron una pierna por un virus hospitalario, reconstruyó su vida desde cero e inspira a otros a salir adelante: la historia de Juani en Del otro lado

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 04/03/2025 03:01

    Del Otro Lado - Juani Rodríguez Juani Rodríguez celebra dos cumpleaños: el día en que nació y el día en que salió del hospital, tras batallar por su vida. A los 18 años, le diagnosticaron rabdomiólisis, una condición grave que ocurre cuando el tejido muscular se daña, liberando sustancias en la sangre que pueden afectar los órganos y provocar insuficiencia renal, arritmias cardíacas y convulsiones. Ingresó a la clínica en busca de una solución a su malestar, pero la situación se complicó. Contrajo un virus hospitalario y estuvo internada dos meses. A diario, pasaba por el quirófano para someterse a un procedimiento de limpieza y desinfección llamado toilette, destinado a eliminar infecciones graves y mejorar la salud del tejido afectado. Durante uno de esos procedimientos, sufrió una descompensación con hemorragia. Después de siete transfusiones, fue inducida a un coma farmacológico y los especialistas, con el aval de sus padres, debieron tomar una dura decisión para intentar salvarle la vida. “Cuando me sacaron de terapia intensiva y me bajaron a sala intermedia, mi mamá, mi papá y mi médico me contaron todo como un cuentito: ‘¿Te acordás del virus? Bueno, se complicó. Te indujimos a un coma de 15 días y para salvarte tuvimos que amputarte la pierna por encima de la rodilla’”, recordó Juani. Lejos de rendirse, aceptó esta experiencia como una segunda oportunidad. Decidió usarla para ayudar a otros que atraviesan situaciones similares, compartiendo su historia en redes sociales con el fin de inspirar y llegar cada vez a más personas. Hoy, a sus 25 años, sueña con crear una fundación y abrir una ortopedia. “Tengo muchos proyectos, pero el más grande es este porque me encantaría poder ayudar a cualquier persona con discapacidad a reinsertarse en la sociedad. Con una prótesis y una rehabilitación adecuada, no hay barreras. Podés hacer tu vida igual o hasta mejor que como era antes”, confesó. Juani Rodríguez: "La decisión de mis papás y mis médicos, me salvaron la vida". (Candela Teicheira) Luis: — ¿Por qué deciden apuntarte la pierna? Juani: — Porque estaba en juego mi vida. Yo ingreso al hospital en febrero del 2018, con 18 años, diagnosticada con rabdomiólisis, que siempre aclaro que no tiene absolutamente nada que ver con la amputación. Luis: — ¿Qué es la rabdomiólisis? Juani: — No tengo el término médico, pero es como la ruptura de los músculos. Cuando vos sobreexigís a tu cuerpo a una determinada actividad, tus músculos colapsan y si eso está en tu cuerpo empieza a liberar una toxina que es muy dañina y te puede generar una falla renal. Eso es lo más grave que puede sucederte con una rabdomiólisis. Luis: — Vos ingresas por este diagnóstico. ¿Qué pasó después? Juani: — Me hacen una abertura en ambas piernas para descomprimir todo ese lio que había adentro de mi cuerpo y tuve, no sé si mala suerte o la vida tenía eso planeado para mí, pero me ingresó un virus hospitalario en la abertura de una de las piernas, Me ingresó al cuerpo. No es que deciden amputar ni bien entra el virus. Todos los días iba a quirófano a lo que llaman toilette, que es como un raspaje, una limpieza. Se intentó salvar la pierna, estuve dos meses internada, hasta que en un momento mi cuerpo dijo: “Hasta acá”. Yo de esto no me acuerdo, me lo contaron, porque al final de una de estas toilette, me descompenso, empiezo a perder mucha sangre y estaba la enfermera al lado mío para asistirme. Me hicieron siete transfusiones de sangre para estabilizarme y ahí dijeron: “Hay que inducirla en un coma”. Era la única manera de estabilizar mis signos vitales. Una vez estable, había que amputar esa pierna donde estaba la infección y así fue... Luis: — ¿Te despertas del coma, viene un médico viene y te dice: “Hay que apuntar la pierna”? Juani: — No, me apuntaron estando en coma. Lo decidieron mis papás. Eso creo que me duele más. No haber podido decidirlo yo porque cuando lo pienso, digo: “Que fuerte para un padre firmar ese papelito donde te dicen que le van a cortar la pierna a tu hija y ni siquiera te garantizan que salga con vida de la cirugía”. Se me pone la piel de gallina. "Con una prótesis y una rehabilitación adecuada, no hay barreras. Podés hacer tu vida igual o hasta mejor. Yo hago más cosas que antes", explicó Juani. (Candela Teicheira) Luis: — ¿Hubo algún reproche a tus papás? Juani: — No. Me salvaron la vida junto con mis médicos. Yo creo que esa decisión se tendría que haber tomado antes, pero a todos les costaba decírmelo porque era una nenita de 18 años. Se tomó la decisión y fue la decisión correcta porque hoy estoy acá. Luis: — ¿Te diste cuenta que no tenías una pierna porque lo sentiste o porque te lo dijeron? Juani: — Era imposible que yo me diera cuenta porque cuando te despiertan de un coma estás con unos delirios tremendos por los fármacos que te ponen, entonces todos morían por decírmelo y que yo no me dé cuenta sola. Me lo contaban, yo les decía: “Ah” y a los dos minutos me olvidaba porque estaba en un delirio. Hasta que me sacaron de terapia intensiva, me bajaron a sala intermedia, una sala donde estaba sola y tenía tele, donde estaba más acomodada y no me olvido más. Viene mi mamá, mi papá y mi médico y ahí me cuentan todo como un cuentito: “¿Te acordás el virus? Bueno, se complicó. Te inducimos a un coma 15 días y, para salvarte la vida, te tuvimos que cortar la pierna por encima de la rodilla”. Luis: — Una vez que procesaste la información, ¿cómo fue encontrarte con la imagen? Juani: — Creo que no fue tan chocante levantar la sábana como mirarme al espejo. Cuando me dan el alta vuelvo a mi casa. Estaba haciendo reposo y al lado de la cama hay un placard con espejo. Me costaba moverme, pero logré darme vuelta y me vi. Me quedé no sé, como una hora, no sé cuánto habrá sido, procesando y dije: “Esta soy yo ahora”. Luis: — ¿Qué sentiste? Juani: — Vi que me faltaba algo, pero yo no me sentía así por dentro. Eso fue lo que me llamó la atención porque tenía la visión de los médicos que me decían: “Ahora tenés que usar pantalón largo, seguramente vas a necesitar antidepresivos”, venía con esa bajada de línea y yo no me sentía así. Yo le ponía gliter a la prótesis, cero pantalón largo, se me veía de acá a cinco cuadras. Yo salí del hospital un 9 de abril y a partir de todo esto festejo dos veces mi cumpleaños. El 10 de abril ya estaba en kinesiología, en rehabilitación. Iba todos los días porque siempre muy en claro que sí, es evidente, hay algo que cambió y algo que va a cambiar y me va a acompañar por el resto de mi vida, pero no quiero perderme un minuto más de mi vida y quiero aprovecharla y poder hacer todo. Después si lo intento y no me sale, bueno ok. Pero primero déjame intentarlo. Luis: — Y no hicieron falta los antidepresivos... Juani: — No y menos en ese momento porque no sé si entendía del todo lo que me estaba pasando. No había hecho el duelo de mi pierna. Uno tiene que hacer un duelo porque es una pérdida y si te duele hacer el duelo de un ser querido, imaginate de vos mismo. Al pasar los años, un día me cayó la ficha y te juro que se me pasó la vida como una película, se me vinieron todos los recuerdos y dije: “¡Wow! Yo viví todo esto” y mi entorno me respondía: “Sí, Juani”. “¿Entendés que tengo que usar una prótesis por el resto de mi vida?”, les decía y quienes estaban a mi alrededor lo entendían porque ya habían hecho su duelo. Pero yo todavía no. En sus redes sociales, Juani tiene una comunidad de casi 300 mil seguidores. (@juanirodrigueza) Luis: — ¿Qué tuviste que aprender? Juani: — Creo que no hay nada que no haya tenido que aprender en esta nueva vida. Es un desafío constante, todos los días hay algo nuevo. Obviamente, lo primero que tuve que aprender es a caminar. Uno nunca piensa que a los 18 años tenés que aprender a caminar de nuevo. Luis: — ¿Cuántas barreras arquitectónicas y sociales enfrenta una persona con discapacidad? Juani: — Nos faltan años luz para tener un mundo o al menos una ciudad accesible, que realmente puedan estar todas las personas deambulando por la vía pública. Creo que esa es una gran razón por la cual las personas con discapacidad no se muestran tanto en la calle porque no pueden salir. ¿Cómo hace una persona con silla de ruedas para ir a un supermercado si la vereda y la rampa están rotas, si la gente no te ayuda, te mira mal y te tiene miedo? No estamos preparados como sociedad. Luis: — ¿Hay gente que tiene miedo frente a una persona con discapacidad? Juani: — Sí, te miran mal. A veces, no todos. En parte los entiendo porque decís: “¿Qué es esa pierna robótica?” sobre todo pasa con los nenitos, que son los menos disimulados (risas). Yo les digo: “Soy la mujer de Ironman” y me preguntan si tengo superpoderes. Pero también hay personas mayores que te miran así y eso duele más porque nadie está exento de que le pase una cosa así y no está buena esa actitud ante la vida, ante el diferente. Luis: — ¿Qué otro obstáculo existe? Juani: — Las prótesis. Una prótesis sale lo mismo que una casa. Yo puedo tener una vida “normal” o “bastante normal” porque tengo una prótesis sino la tuviera no sé qué haría. Hay personas que realmente no pueden acceder a ella, yo tuve suerte. La discapacidad no es tan mala como se la cree, si vos le otorgas a esa persona lo necesario para poder salir adelante, para poder seguir con su día a día, no hay tanta diferencia. Obviamente te falta algo, pero con una prótesis podés caminar, ir de acá para allá. Si a la persona que necesita muletas, se las das, pueden movilizarse. Si tenés el sustento, no es tan imposible tener una vida como la de todo el mundo, el tema es que es muy difícil acceder a una prótesis, una silla de ruedas, rehabilitación, todo lo que necesitamos para reinsertarnos en la sociedad. "¿Cómo hace una persona con silla de ruedas para ir a un supermercado si la vereda o la rampa están rotas, si la gente no ayuda, te mira mal y te tiene miedo?", cuestionó Juani. (Candela Teicheira) Luis: — Hablale a alguien que sufre una discapacidad y no puede levantarse porque siente que la vida no tiene sentido. Juani: — La vida siempre tiene sentido, lo que pasa es que a veces uno se nubla. Yo lo entiendo. Cuando es tanta la carga, porque no solo tenés que cargar con la pérdida de tu pierna sino que también tenés que cargar con que no podés tener una prótesis, que tu novio te dejó porque te cortaron una pierna, hay un contexto que acompaña y no es solamente te cortaron la pierna. ¿Qué le diría? Que sí hay un sentido, que busque adentro suyo que lo va a encontrar. Hay algo que nos une a todos los amputados, ya sea por un cáncer, por un accidente o por un virus, que es que estuvimos al borde de la muerte y por algo volviste de ahí y estás acá. Tenés algo todavía que hacer, tenés un sentido. Con una prótesis y una rehabilitación adecuada, no hay barreras. Podés hacer tu vida igual o hasta mejor que como era antes. Yo hago más cosas que antes. Luis: — ¿Cuál es el sentido de tu vida? Juani: — Creo que todo esto me ayudó a encontrar un propósito, a entender que a todos nos puede pasar, que nadie está exento de absolutamente nada y aprender a valorar aún cuando estás roto por dentro, cuando tenés una pérdida, cuando te falta algo, tengo una chispita que me dice: “Andar para adelante”. Me impulsó a alzar la voz en estos sectores un poco olvidados y dejados de lados para recordar que somos personas que nos pasan cosas y tenemos los mismos derechos de tener una vida “normal”, por así decirlo. Luis: — Sos una bellísima mujer con un energía contagiosa de alegría y de gozo de la vida. ¿Siempre fuiste así o atravesar este proceso fue un disparador en tu vida? Juani: — Sin dudas opción B. Si bien mis amigos y mi familia me dicen que yo siempre fui así, para mí no era tan así. Si tenía alguito de esto dentro de mí, pero la apuntación me lo potenció al 100 por ciento. Me quejo menos y valoro más. Fue como un cachetazo. La vida son dos minutos, ¿qué vas a hacer? Andá a vivirla y valorala.

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