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Concordia » El Heraldo
Fecha: 03/03/2025 18:07
Hace unos años fui a una clínica de rehabilitación de personas con dificultades de movilidad. Allí estaba Fernando intentado dejar la silla de ruedas en la que estaba desde hacía seis meses, con ocasión de un accidente. Con 47 años de edad, el cariño de su esposa e hijos eran una excelente motivación. En un rato de recreo de los ejercicios nos pusimos a tomar unos mates debajo de una arboleda hermosa de unos tilos que nos perfumaban el diálogo. Me decía, ‘’ponerse en camino no es fácil. Es tomar la decisión y hacer el esfuerzo por levantarse. Los primeros pasos siempre cuestan’’. Y esto cada día, hasta que se van viendo signos alentadores. El premio al esfuerzo es la recuperación progresiva. El próximo miércoles comenzamos el Tiempo de Cuaresma. Se llama “Miércoles de Cenizas” porque en la Misa de ese día se impone sobre la cabeza la ceniza que se obtiene al quemar las ramas del Domingo de Ramos del año pasado. Es un signo y gesto de humildad y llamado a la conversión. De esta manera recordamos la fragilidad de la vida humana, lo fugaz y lo transitorio de este mundo. Serán 40 días para disponer el corazón, revisar la vida, y sobre todo crecer en la confianza en el amor de Dios por cada uno de nosotros. Es un llamado a la conversión para superar el conformismo y la mediocridad. Requiere de cada uno tomar la decisión de ponernos de pie, como Fernando. Dejar la comodidad de lo conocido y disponernos a avanzar. En este Año Santo somos llamados a ponernos en camino siendo Peregrinos de Esperanza. No andamos sin rumbo o perdidos en la espesura de la niebla. Peregrinar es siempre dirigirse a un lugar en el que somos bien recibidos. En la bula de convocatoria al Jubileo, Francisco nos dice que ‘’ponerse en camino es un gesto típico de quienes buscan el sentido de la vida’’ (n 5) La fe no es estática, somos conscientes que tenemos mucho por crecer y cambiar en nosotros y nuestras comunidades. El llamado a la conversión nos alienta en la Cuaresma para crecer en el amor a Dios y los hermanos. Llamados a superar la mirada individualista de la piedad para salir al encuentro de quienes están al borde del camino. La cuaresma nos empuja a ser Iglesia en salida, hospital de campaña que recoge a los heridos del camino. Misericordiosa y Samaritana. Comprometernos con quienes la están pasando muy mal. El Miércoles de Ceniza es día de ayuno. Te propongo que sea también de compartir solidario. Que el fruto de tu privación de alimentos sea ayudar a un pobre concreto, o en algún merendero o comedor que funcione cerca de tu casa. Ayuná y ayudá. La Palabra de Dios nos ilumina y acompaña en el camino, que es arduo y por momentos difícil. Nos dice también el Papa en el número 4 de la bula: ‘’San Pablo es muy realista. Sabe que la vida está hecha de alegrías y dolores, que el amor se pone a prueba cuando aumentan las dificultades y la esperanza parece derrumbarse frente al sufrimiento. Con todo, escribe: «Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza» (Rm 5,3-4)”. En el Mensaje de Francisco para este tiempo de Cuaresma que se avecina, titulado “Caminemos juntos en la esperanza”, nos destaca que “la vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales. Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. (…) Significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia”. Pongámonos en marcha hacia la Pascua. Vale la pena.
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