03/03/2025 18:05
03/03/2025 18:05
03/03/2025 18:04
03/03/2025 18:03
03/03/2025 18:03
03/03/2025 18:02
03/03/2025 18:02
03/03/2025 18:02
03/03/2025 18:02
03/03/2025 18:02
» Diario Cordoba
Fecha: 03/03/2025 10:57
Me refiero a las reservas que se hacen en los restaurantes y demás establecimientos hosteleros. Actualmente es impensable la improvisación; ya no funciona eso de «comemos en cualquier sitio», porque en cualquier sitio nos dirán que tienen las reservas agotadas desde hace semanas, sobre todo si se trata de días y puentes festivos como el que acabamos de pasar, en el que se produce una desbandada hacia todos los puntos cardinales. El destino da igual, lo importante es cambiar el decorado, pero ya les digo, las reservas son imprescindibles, especialmente si queremos comer en el lugar que nos gusta o nos han recomendado. Como el pensamiento vuela, el pasado jueves, en el Concierto de Andalucía de la Orquesta de Córdoba, recordé una anécdota, a causa de la letra de una canción española antigua recopilada por Federico García Lorca, una de las interpretadas por la cantaora Rocío Bazán: «En el Café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano:/Soy más valiente que tú, más torero y más gitano./En el Café de Chinitas dijo Paquiro a Frascuelo:/Soy más valiente que tú, más gitano y más torero... En el Café de Chinitas (Málaga), café cantante, el torero Paquiro no pudo decirle nada a su hermano porque Paquiro, Francisco de Paula José Joaquín Juan Montes Reina, fue un torero nacido en Chiclana de la Frontera en 1805, que murió en Madrid en 1851 y el café se inauguró en 1857, pero la letra, la leyenda consagrada por Lorca, tiene todos los elementos visuales y teatrales necesarios como para que se nos quede grabada. Vayamos a la reserva. Los dueños del Restaurante Oasis (chiringuito de Fuengirola), amigos nuestros, nos invitaron a cenar en un restaurante, ya desaparecido -qué lástima, porque era estupendo- llamado El Bistro. Puntualmente, quizá un poco antes de las diez de la noche, llegamos los invitados. Preguntó el maître si teníamos reserva y dijimos que sí, que estaba a nombre de José González, pero en el libro de reservas no aparecía. Y nosotros que sí, que una mesa para ocho personas; y el maître que no... Después de un rato litigando e insistiendo dijo: «Aquí la única reserva que hay para ocho personas está a nombre de Paquiro». Ya se pueden imaginar el choteo que originó el nombre, incluso tocamos las palmas y cantamos la copla, y el interés de todos por desentrañar la clave de la reserva, que estábamos seguros era la nuestra. Menos mal que aparecieron los anfitriones y todo se aclaró. La reserva la había hecho Paqui, la mujer de José González, pero no había dicho apellido, sino que era Paqui, del Restaurante Oasis. El que había tomado nota de la reserva, simplificando, escribió: PAQUI RO, es decir, Paquiro. *Académica
Ver noticia original