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  • Su origen, la prohibición de Urquiza y los multitudinarios bailes de Gualeguaychú, recordando la historia del carnaval

    Colon » El Entre Rios

    Fecha: 03/03/2025 09:30

    Comienzos Atención Esta imágen puede herir su sensibilidad Ver foto Compartir imágen Primer reglamento (1880) Atención Esta imágen puede herir su sensibilidad Ver foto Compartir imágen Palcos sobre 25 de Mayo (principios del siglo XX) Durante cinco días y en tres etapas Atención Esta imágen puede herir su sensibilidad Ver foto Compartir imágen Corneta murguera, patrimonio cultural inmaterial de la Nación Los mejores bailes y el corsódromo Atención Esta imágen puede herir su sensibilidad Ver foto Compartir imágen Orquesta "Amor y primavera" (principios del siglo XX) Atención Esta imágen puede herir su sensibilidad Ver foto Compartir imágen Corsódromo, inaugurado en 1990 La comparsa más antigua de Entre Ríos y el carnaval de Corrientes “Un espacio de ruptura con lo cotidiano”. Así es el carnaval, una expresión popular basada en tradiciones que combina diferentes expresiones artísticas. Parte de nuestra cultura y con una historia que vale la pena repasar.Martín Ayala es profesor de Historia y desde hace muchos años se dedica a investigar sobre el carnaval. Trabajó en el Carnaval de Gualeguaychú durante 22 años y fue uno de los mentores del Museo del Carnaval, mientras ejercía el cargo de director de Cultura de la municipalidad de su ciudad. Actualmente estudia Historia del Arte.Haciendo foco en el carnaval del litoral o del Río de la Plata y especialmente en Gualeguaychú, hablamos de los comienzos, sus características y cómo supo adaptarse a los cambios sociales.Como todos los carnavales del país, el gualeguaychense “tuvo su origen en la época colonial, tomando el modelo europeo que luego se mezcló con las cuestiones autóctonas de los pueblos originarios, y en nuestra zona además con el aporte de la cultura afro. Los tambores y la danza se mezclaron con los disfraces y máscaras que traían de Europa”.En Gualeguaychú, algunos diarios guardan registro de los primeros festejos alrededor de 1856. Luego estuvo prohibido por Justo José de Urquiza, “aunque en algunos lugares la gente lo seguía festejando porque era difícil controlar”. Sobre las razones que impulsaron al caudillo a tomar esa medida, el historiador menciona que “el carnaval también se utilizaba para cometer delitos. Debajo de las máscaras se cometían asesinatos o se aprovechaba a abusar de mujeres. Además estaba asociado a los negros y a Rosas, que sí lo permitió, sobre todo los bailes de candombe; o sea que también había una cuestión política”.“Quien lo volvió a permitir fue Echagüe, pero quien lo oficializó en Argentina fue Domingo Faustino Sarmiento, durante su presidencia; es más, él desfiló en un carruaje siendo presidente de la Nación”, menciona Ayala.Si bien el carnaval ya existía en nuestro país, el sanjuanino impuso para su festejo un estilo más europeo. “Aparecen los tiznados, que se pintaban la cara de negro para burlarse de los negros. Todo lo que era negro o remitía a la cultura afro y a los tambores, había que desterrarlo, porque no era la civilización. La civilización era la máscara o el disfraz. Esto fue desde fines del siglo XIX hasta la década de 1930 o 1940”.En 1880 tuvo lugar el primer carnaval oficial organizado por la Municipalidad de Gualeguaychú. “Ya con una impronta diferente, porque por ejemplo el candombe había sido prohibido durante el proceso revolucionario de la Generación del ‘80. Aparecen las comparsas de señoritas, comparsas humorísticas y mascarones. También había fiestas de disfraces, orfeones (grupos instrumentales que tocaban en la calle) y comparsas de negros (en Gualeguaychú estaban “Los negros del Sahara”).“Había un desfile en calle Urquiza, que fue la primera alumbrada de la ciudad, y después se trasladó a 25 de Mayo. Participaba toda la sociedad, desde los más ricos a los más pobres. Ahí desfilaban las diferentes comparsas y carros adornados con flores donde salían las señoritas. Las familias más adineradas hacían palcos y competían a ver quién tenía el más importante. La municipalidad decoraba con guirnaldas de luces que cruzaban de una vereda a otra”, agrega.Con la aparición de la energía eléctrica los carnavales comenzaron a hacerse de noche. La ciudad de La Plata fue la primera en iluminarse. Para el centenario de la Revolución de Mayo Buenos Aires ya tenía iluminación y antes de 1920 Gualeguaychú también tenía luz en sus principales arterias.La tradición había impuesto que el carnaval se festejaba los cinco días previos a la cuaresma, en los que no se trabajaba, y era en tres etapas.“A la hora de la siesta se jugaba con agua en la calle, era el carnaval que venía de la época colonial; primero iniciaba con las campanas de la iglesia y más adelante fue con la sirena de los bomberos. Se daba un horario permitido, que era más o menos de 14.00 a 16.00”.“Desde las 17.00 hasta que anochecía desfilaban las murgas, comparsas y carros adornados. A principio del siglo XX llegarían las primeras murgas de los barrios populares. En la década del ‘30 incorporaron la corneta murguera, símbolo distintivo del corso popular de Gualeguaychú”.“Después, los que de la sociedad más pudiente hacían bailes de máscaras en sus mansiones, en el Teatro Gualeguaychú y el Recreo Argentino, que era un club social donde solían hacerse conciertos de piano. También había bailes en los clubes de barrio, para esa época la ciudad ya tenía clubes sociales y deportivos”.El exdirector de Cultura define al carnaval como “un espacio de ruptura con lo cotidiano” que “empezaba el miércoles a las 14.00 y terminaba cuando se quemaba el muñeco de Judas o se hacía el Entierro del Carnaval”.En este punto, explica que actualmente el Carnaval de Gualeguaychú tiene dos representaciones.“Está el Carnaval del País, un espectáculo que se hace en el corsódromo, con plumas y carrozas; y el Corso Popular que se llama Matecito en homenaje a un payaso, más parecido al de antaño, donde desfilan murgas, conjuntos carnavalescos, hay máscaros sueltos y se juega con espuma. Es un carnaval de barrio, más popular”. En este último, como cierre, se hace el Entierro del Carnaval, “que es una parodia de la muerte de Momo”.Los cambios sociales que acompañaron las décadas del ’50 y ’60, como la aparición de nuevos medios de comunicación, cambiaron los modos de festejo. “En los ’70 empezó a haber como una especie de catarsis social que se manifestaba en el carnaval con mucha violencia y en vez de jugar se usaban instrumentos como el martillo, que llenaban de piedra y golpeaban a la gente; o el lanza perfume, que echaban a los ojos. Entonces las comparsas y murgas dejaron de salir y el carnaval se refugió en algunos barrios y en los bailes de los clubes”.“Entre 1960 y 1980 Gualeguaychú tuvo los mejores bailes de carnaval de la provincia, donde algunos se disfrazaban y en los cuales participaban orquestas típicas”. Recuerda que eran multitudinarios y por ellos pasaron desde Juan D’ Arienzo hasta Los Palmeras y Los Wawancó.“El carnaval era como un letargo. Coincidió con los gobiernos militares, que no los prohibieron pero les sacaron el feriado. Recién en el ‘77 Gualeguaychú va a tener un carnaval, que un comienzo fue organizado por una asociación para juntar dinero. Ahí aparecieron las primeras comparsas y siguió teniendo murgas y máscaros sueltos, hasta que a mediados de la década del ‘80 se separaron, quedando por un lado el Carnaval del País y por otro el más popular”.En 19 de enero de 1990 se inauguró el corsódromo de Gualeguaychú, primero de la Argentina.“El circuito había quedado chico por la cantidad de público y el crecimiento de las comparsas, sobre todo de las carrozas. Se construyó en la vieja estación, que como en tantos lugares del país había dejado de funcionar; de hecho ciudades como Concordia, Concepción del Uruguay y 25 de Mayo han hecho su corsódromo en la estación de tren”.El formato replica al corsódromo de Río de Janeiro, que era el modelo de carnaval con características de espectáculo.“En todo Entre Ríos se festejaba el carnaval con el mismo formato. Incluso Concepción del Uruguay y Gualeguay, para la década de 1970, ya tenían comparsas grandes. La más antigua de la provincia y que continúa vigente es Marumbá (1973) de la localidad de Hasenkamp”, dice el docente.A la vez, destaca la impronta del carnaval correntino en las décadas de 1970 y 1980. “Era el más importante, por eso hoy es la Capital Nacional del Carnaval. Después vino la impronta del carnaval carioca –que los correntinos ya tenían algo- con los musicales, las batucadas, baterías y todo lo que tienen las comparsas actualmente”.

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