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» Diario Cordoba
Fecha: 02/03/2025 18:31
El miércoles 5 de marzo comienza la Cuaresma. En las hermandades las máquinas funcionan a todas horas, hay ensayos de costaleros, se venden túnicas y se reparten papeletas. Además son muchas las corporaciones que han recibido o esperan recibir en los próximos días algunos de sus enseres que necesitaban una restauración para que todo esté perfecto el día de la estación de penitencia. El Cristo de la Misericordia, de la Cofradía del Silencio de Granada, acaba de salir del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico después de cinco meses en los que los profesionales de la Junta de Andalucía le han devuelto su esplendor. Como este, por las naves del antiguo monasterio de los cartujos pasan decenas de piezas de arte sacro cada año, desde piezas de orfebrería hasta bordados pasando por los titulares de numerosas hermandades. El 60% de las obras que restauran en La Cartuja de Sevilla son "o de propiedad o de naturaleza religiosa" "En los 35 años del instituto hemos visto una conciencia dentro de las hermandades por la conservación del patrimonio y además por una conservación rigurosa del patrimonio", explica a El Correo de Andalucía José Luis Gómez Villa, jefe de intervención en el patrimonio en el IAPH, que insiste en que desde los 90, las corporaciones se han dado cuenta de que "la conservación de sus titulares debían tener un rigor científico". El valor de los bordados El experto sostiene que, en numerosas ocasiones "las hermandades aguantan a pulmón el tratamiento de conservación y restauración sobre sus bienes", lo que supone "una planificación a largo plazo", ya que hay restauraciones muy arriesgadas. Aun así, aplaude el interés por la recuperación de los bordados que se han dado en los últimos años. Gómez Villar recuerda la intervención del palio de la Hermandad del Valle, que se encontraba en un estado muy delicado y "tendrá una vida operativa limitada en el tiempo antes de someterse de nuevo a tratamientos de conservación y restauración". Este historiador de aseñala que la Junta tiene más de un centenar de personas trabajando en apoyo al patrimonio en La Cartuja. Como explica Gómez Villa, los restauradores "no le quitan años de vida a las piezas", sino que tratan de que "se preserven sus valores formales en el tiempo, y sus valores físicos, sus valores estructurales y sus valores de funcionalidad". Así, no tiene el mismo tratamiento una obra que va a dedicarse al culto religioso, que otra que se va a exponer en un museo, donde los visitantes pueden entender que, por ejemplo, a una estatua le falte un dedo. "No hay una institución dedicada al patrimonio como esta en España", sostiene orgulloso este profesional del patrimonio. Gómez Villa detalla que al IAPH llegan propuestas de restauraciones de instituciones y de colecciones privadas. Cuando las reciben, "se establece un primer contacto ya físico con el bien cultural", que se puede producir en el propio monasterio o donde se encuentre el bien, en el que se hace "una primera toma de conocimiento de cuál es la realidad del bien". Con esta información se establece un presupuesto y se le envía al solicitante. Un proceso en el que intervienen desde químicos hasta arqueólogos Si el interesado acepta el presupuesto que plantea la institución, se inicia un proceso de investigación del material o su historia para poder intervenirlo "con las máximas garantías". De hecho, en el proceso no trabajan solo restauradores, sino que también hay "laboratorio de química, de física, de biología, también tiene historiadores, arqueólogos, documentalistas que van a ir trabajando a la vez en el proyecto" y todos tienen la función de ayudar al restaurador a tratar la pieza. Tras la restauración viene la presentación, pero el proceso no culmina hasta que no se presenta un informe final tres meses después. José Luis Gómez Villa, Jefe de Intervención en el Patrimonio en el IAPH. / Jorge Jiménez / ECA Cuadros de la iglesia de la Anunciación, mantos de la Virgen de los Reyes o las túnicas del Nazareno de Priego de Córdoba y del Nazareno de Pozoblanco son algunas de las obras en las que trabaja en estos momentos el IAPH. Como revela el jefe de intervención en el patrimonio, aunque pueden restaurar patrimonio arqueológico o documental, "la mayoría de los bienes o son de naturaleza de propiedad religiosa o son de naturaleza religiosa". Los meses antes de la Cuaresma o previos a romerías o fiestas de patronazgo son algunos de lo que traen más horas de trabajo porque hay fechas para las que las obras no pueden faltar. Así, Gómez Villar apunta a que alrededor del 60% de las piezas que intervienen son de carácter religioso. "El instituto no es un taller de restauración, eso es fundamental", defiende el historiador, que explica que "es un centro de conservación y restauración que presta servicios especializados" en el que se va aplicando metodología tecnológica y científica, lo que le permite ofrecer "esas posibilidades al servicio de los bienes culturales". SI bien asegura que esta idea está cada vez más integrada, confía en que "esa conciencia va a seguir creciendo" y los recursos y la ciencia mostrarán "la utilidad que a toda la sociedad proporcionan". "El mejor momento tendrá que venir", sentencia.
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