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» Sin limites
Fecha: 02/03/2025 06:00
Con el inicio del ciclo lectivo en el nivel secundario, vuelve la tradición del Último Primer Día (UPD), un festejo en el que los estudiantes de último año celebran el comienzo de su último ciclo escolar. Sin embargo, como cada año, esta celebración genera preocupación entre especialistas de la salud debido a los riesgos asociados. El consumo excesivo de alcohol es uno de los principales motivos de alerta, ya que muchos adolescentes beben sin control, exponiéndose a intoxicaciones y otras consecuencias graves. A esto se suma el uso indebido de pirotecnia, que puede derivar en accidentes con quemaduras severas. Efectos del alcohol en menores En este marco, el Dr. Andrés Schenquer, médico pediatra, explicó a El Litoral que «celebrar el UPD con fiestas que se extienden por toda la noche y promueven beber en exceso, es una costumbre que se extiende entre los estudiantes”, señalando que en muchos caso incluye el consumo de otras sustancias adictivas como energizantes, tabaco y marihuana. Según el profesional de la salud, las estadísticas indican que más del 20% de los adolescentes comienzan a consumir alcohol entre los 12 y 13 años, e incluso algunos lo hacen a edades más tempranas, lo cual es motivo de preocupación. Beber a temprana edad aumenta el riesgo de adicción en la adultez. De esta manera, Schenquer enfatizó que «las consecuencias que puede sufrir un niño o adolescente a partir de una borrachera son realmente muy graves. Corren mucho más riesgo que una persona adulta». Asimismo, advirtió sobre los peligros del consumo, especialmente cuando se trata de bebidas de alta graduación. «El hígado no tiene tiempo para metabolizar tan rápido esa cantidad excesiva de alcohol, lo que provoca un aumento acelerado de los niveles en sangre y afecta principalmente al sistema nervioso central, pudiendo llevar al coma alcohólico», explicó el especialista. Recomendaciones del Ministerio de Salud El Ministerio de Salud de la Nación también advierte sobre los graves efectos que el consumo de alcohol puede provocar en menores de edad. Debido a que el organismo en esta etapa aún está en desarrollo, puede generar daños irreversibles en el sistema nervioso y aumentar el riesgo de diversas complicaciones a corto y largo plazo cómo: Deterioro cognitivo: afecta la memoria, la concentración y el aprendizaje, perjudicando el rendimiento escolar. Mayor riesgo de adicción: el consumo temprano aumenta la probabilidad de desarrollar dependencia al alcohol en la adultez. Daño en el hígado: el órgano no está completamente desarrollado y metaboliza el alcohol más lentamente, generando toxicidad. Alteraciones en el sistema nervioso: impacta en la toma de decisiones, la coordinación motriz y el control de impulsos. Mayor riesgo de accidentes: el consumo de alcohol en menores está asociado a conductas de riesgo, como peleas y accidentes viales. Problemas emocionales y de salud mental: puede incrementar la ansiedad, la depresión y la agresividad en adolescentes. Débil respuesta inmune: afecta el sistema inmunológico, haciéndolos más propensos a enfermedades e infecciones. El consumo de alcohol en menores puede afectar el desarrollo del cerebro. Ante esta situación, el organismo ofrece una serie de recomendaciones a las familias para prevenir el consumo excesivo de alcohol en jóvenes y adolescentes: Acompañamiento activo: es fundamental que los adultos responsables conozcan las relaciones personales, intereses y actividades de los adolescentes a su cargo. Comunicación abierta: intercambiar experiencias y sugerencias con otras familias puede ser útil para fomentar prácticas de cuidado en diversos entornos. Ejemplo adulto: el comportamiento de los adultos en relación al consumo de alcohol influye en los jóvenes. Muchas veces, el inicio en el consumo está motivado por miembros de la propia familia o círculo de confianza. Mensajes claros: no estimular el consumo de alcohol en edades tempranas y comunicar de manera clara los efectos negativos y los daños irreversibles que puede provocar. Alternativas saludables: promover actividades que fomenten el compromiso personal y social, como deportes, disciplinas artísticas o salidas recreativas en espacios abiertos. En casos de consumo excesivo, es importante no exponer al adolescente y actuar con responsabilidad. Si se presenta una intoxicación alcohólica, se debe activar el sistema de emergencias llamando al 107 y avisar de inmediato a un adulto responsable. El alcohol en adolescentes puede generar problemas de memoria y aprendizaje. Peligros del uso de pirotecnia Además del consumo de alcohol, el uso de pirotecnia en las celebraciones del UPD generó incidentes graves. Recientemente, en Victoria, Entre Ríos, un adolescente de 16 años perdió su mano izquierda tras la explosión de un mortero durante los festejos. Este tipo de accidentes pone de manifiesto los riesgos asociados al uso indebido de fuegos artificiales. La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) desaconseja el uso casero de pirotecnia, ya que «los fuegos de artificio y elementos similares pueden provocar quemaduras y daños oculares en las personas, asustar y lastimar a los animales y afectar el medio ambiente». Según datos de la SAP, entre 1.000 y 1.500 personas de diferentes edades, especialmente niños, deben ser asistidas anualmente en instituciones de salud por lesiones relacionadas con pirotecnia. Para prevenir estos incidentes, la entidad recomienda evitar el uso de pirotecnia en celebraciones no supervisadas por profesionales y optar por alternativas más seguras que no pongan en riesgo la integridad física de los jóvenes y su entorno. Es esencial que las familias, las instituciones educativas y la comunidad en general trabajen conjuntamente para promover prácticas seguras durante las celebraciones estudiantiles, priorizando siempre la salud y el bienestar de los adolescentes.
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