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» Diario Cordoba
Fecha: 02/03/2025 03:55
Salva Reina es un malagueño con mucho arte, un actor con una vis cómica evidente que igual hace reír al público que se pone a llorar, como demostró en la entrega de los Goya, cuando recibió emocionado la distinción de la Academia del Cine por su interpretación de Felipín en El 47. Tiene su propia sala, La cochera cabaret de Málaga, un espacio alternativo y multidisciplinar con cabida para todo tipo de espectáculos, exposiciones y talleres, donde además da cuartelillo a los artistas de la tierra. Entre tanta actividad, sigue haciendo bolos como el que le trajo ayer al Teatro Avanti de Córdoba, donde colgó el cartel de sold out con Prohibido echarle cacahuetes al mono, un monólogo «sin artificios, con un taburete y un personaje contando historias» en el que da vida a un tío «muy alocado que se mete en fregados sin querer y sin maldad». -¿Se ha recuperado ya del sofocón de los Goya? -Sí, bueno, la verdad es que todavía estoy un poco abrumado por todas las muestras de cariño que estoy recibiendo y por la repercusión que está teniendo, pero estoy feliz y contento. Este es un premio muy bonito porque viene de los compañeros y compañeras de profesión y porque además tiene un impacto muy grande, no solo en la industria sino en la sociedad. -¿Dónde ha puesto el cabezón? -Se quedará en casa de mi madre, pero antes lo he dejado unos días en mi sala de Málaga, en La cochera cabaret, para que lo pueda ver el público que se acerque por allí a ver los espectáculos. -En la gala, dio las gracias a los que dan oportunidades. ¿Le ha sonado el teléfono después para algún proyecto? -De momento, no hay nada nuevo que no estuviera cerrado ya, pero estoy abierto a propuestas, sigo esperando. No sé qué impacto puede tener que te den un Goya para el tema laboral, no lo he hablado con los compañeros, pero esperemos que sigan saliendo oportunidades de contar historias bonitas. -¿Qué tipo de personaje le gustaría que le ofrecieran? -No tengo preferencias, lo importante es que el papel esté dentro de una historia que te llame, que sea especial... Lo principal es que te llamen porque al final se trata de trabajar y de estar en el candelero. Esta es una profesión complicada y seguir trabajando ya es un lujo. -En el mundo de la interpretación, ¿cuesta más asimilar el éxito o los fracasos? Creo que hay que aprender a asimilar las dos cosas. Los fracasos y los noes son muchísimos, más que los síes, pero hay tener los pies en la tierra y entender que este es un camino largo y que tienes que confiar en ti mismo y en tu forma de ser. Cuando viene una mala racha, intento no desesperarme y agarrarme a esta profesión que es preciosa, a los amigos y a la familia. -El cine andaluz está en un momento de crecimiento, ¿cree que hay una industria potente y sólida detrás o solo un espejismo? Es algo en lo que se viene trabajando desde hace tiempo y lo que se está viendo es que hay un montón de profesionales de nivel, ya no solo delante sino detrás de las cámaras. Si ves los títulos de créditos de multitud de producciones nacionales e internacionales, en la mayoría hay nombres de andaluces. Somos una comunidad abierta y muy permeable a todo lo que pasa en el mundo, con una idiosincrasia muy marcada, con mucho arte y con muchas cosas que decir. -¿Vive en Andalucía o se ha tenido que ir fuera? Yo vivo entre Madrid y Málaga. Paso más tiempo en Madrid por cuestiones de trabajo, pero sigo manteniendo los lazos con mi tierra porque tengo la sala, la productora y mi corazón está en Málaga. -¿Quiénes son sus referentes en el humor? Yo no tengo referentes claros, he aprendido de amigos y familiares que me inculcaron que hay que ir por la vida con sentido del humor. De humoristas, me gustan los que llevan la comedia a un punto más loco y más surrealista como Pedro Reyes o Faemino y Cansado. -¿El acento andaluz le ha restado alguna vez a la hora de trabajar? A veces me ha restado y otras me ha podido sumar. La gente me tiene asociado a una forma de hablar y de entender la vida, que es el andaluz y cuando piensan en un personaje andaluz seguro que tengo más oportunidades que otros. Lo bonito de este trabajo es que si hay que modular el acento, se intenta y si el resultado es positivo y paso la prueba, pues palante. Suscríbete para seguir leyendo
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