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  • Los siniestros viales que se cobraron vidas de jóvenes

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 02/03/2025 01:32

    Siempre que se habla de accidentes o siniestros viales se remarcan cifras y números que, si bien son importantes, despersonalizan todo el dolor provocado a las familias y amigos que han perdido a un ser querido. Por ello, más allá de señalar que, según datos proporcionados por la Asociación Civil por Verdad y Justicia (Aciverjus) a Ahora ElDía, son tres los fallecimientos anuales que se producen por siniestros viales dentro del ejido urbano de las ciudades del Departamento de Gualeguaychú y cinco son los choques que ocurren diariamente (por lo general, con consecuencias menores para las personas). El caso más reciente es el de Thiago Paredes, de tan solo 17 años, quien impactó con su moto contra el cartel del Paseo de La Delfina ubicado en el Parque Unzué. Lo que se supo es que el adolescente no llevaba el casco puesto, el cual podría haberle salvado la vida. Acerca de la maniobra, se presume que iba a gran velocidad y que no pudo doblar en la curva, chocando de lleno contra la estructura de cemento. Thiago peleó por su vida más de 24 horas en el Hospital Centenario, pero producto de la lesión neurológica irreversible que tuvo, falleció. Las contusiones cerebrales y pulmonares múltiples, la lesión del tronco encefálico y la fractura de vértebras cervicales dan cuenta de lo feroz del impacto. Su caso rememora inmediatamente a otros dos con algunas características similares: el de Valentina Díaz por la imprudencia del conductor, quien en una maniobra a gran velocidad impactó contra un árbol frente al Corsódromo y el de Marcelo Sandoval y Sebastián Báez, quienes murieron corriendo una picada en sus motos en el Acceso Sur. La muerte de Valentina Díaz aún está muy fresca en la memoria de los gualeguaychuenses al tratarse además de un caso reciente (agosto del 2023) y que implicó el juicio contra el responsable de su fallecimiento, Demian Ferrari, condenado a 3 años y 8 meses de prisión efectiva por “homicidio culposo agravado” y de “privación ilegítima de la libertad”, dado que se probó que Valentina se había querido bajar del vehículo poco antes del triste desenlace. Aquella noche del 5 de agosto, el joven de 18 años que había consumido alcohol manejó su VW Golf con ella como acompañante, realizó maniobras imprudentes, no la dejó bajarse cuando se lo pidió y, minutos después, se estrelló contra un árbol frente al Corsódromo, provocándole serias heridas que derivaron en la muerte de Valentina. Más lejano en el tiempo, está el caso de Marcelo Sandoval y Sebastián Báez, los adolescentes que fallecieron corriendo una picada en el Acceso Sur en 2018. Marcelo murió al no tener el casco puesto, mientras que Sebastián si lo tenía, pero se cortó todas las arterias del brazo, lo que le hizo perder mucha sangre. Luego de aquel accidente, las mamás de ambos chicos convocaron a todos y les imploraron que no corran más picadas: “Les ruego a esos adolescentes que tomen conciencia, que lo hagan por ellos, por su mamá, su papá, sus hermanos. Cada vez que agarren una moto, miren alrededor suyo, miren lo que se logra haciendo picadas”, dijo Irene Herrera, madre de Sebastián Báez, en una entrevista posterior a la tragedia. También hubo un hecho traumático en Urdinarrain que implicó víctimas y victimarios jóvenes. Fue en junio de 2023, cuando Juan Martín Acevedo (15) perdió la vida luego de que una camioneta Chevrolet S10 y una Ford Ranger (presuntamente) iban corriendo una picada, y al llegar al cruce de una esquina se encontraron con el Fiat Palio rojo donde viajaban Acevedo y sus amigos. La Chevrolet S10 era conducía por una chica de 17 años, oriunda de Urdinarrain, acompañada por otra joven. En tanto, la Ford Ranger era conducida por un joven de 18 años, que viajaba con dos acompañantes. Acerca del denominador común de estas tragedias que se cobran la vida de jóvenes, el referente de Aciverjus Miguel Gandolfo expresó que “son fallas humanas, sin entrar en casos específicos lo que se advierte es irresponsabilidad; el tránsito es una construcción ciudadana y todos debemos aportar nuestra parte, en un alto porcentaje pasa por fallas humanas, no uso del casco, adelantamiento indebido, no prestar atención a los cruces de calles, todas cosas evitables”. Y agregó: “En el ejido urbano hay 5 siniestros por día, si bien no ocasionan lesiones importantes son hechos evitables, muchas veces cuestiones menores, como abrir mal una puerta, pero que tienen sus consecuencias”. Consultado por el “uso recreativo” de las motos, consideró: “Tenemos una cuestión de control, sanción e inversión en semáforos, sendas peatonales e infraestructura de la vía pública. Pero esto también entra en el Poder Judicial, hay que tener fiscales que reciban denuncias de piruetas o destrezas que están prohibidas por el artículo 193 del Código Penal, ya que irrumpen la paz social y representan un peligro para ellos y para terceros. Sinceramente, hoy no tienen recepción por parte de la Justicia. Entre todos tenemos que buscar la forma, uno entiende al policía o al agente de tránsito, porque si no provocás una tragedia no llegás a estar frente a un juez. Entonces si no hay un apoyo de la Justicia va a ser muy difícil apaciguar esta problemática”, concluyó. Las historias de Thiago, Valentina, Marcelo, Sebastián y Juan Martín no son sólo casos aislados, sino el reflejo de una problemática que atraviesa a toda la sociedad. La imprudencia al volante, la falta de controles efectivos y la ausencia de sanciones ejemplares configuran un escenario donde la tragedia parece repetirse sin encontrar respuestas definitivas. Detrás de cada siniestro, hay familias destrozadas y comunidades que siguen lamentando la pérdida de jóvenes cuyas muertes pudieron haberse evitado con mayor conciencia y responsabilidad. El desafío no pasa únicamente por reforzar el control y la infraestructura vial, sino también por generar un cambio cultural en la forma en que se entiende el tránsito y su peligrosidad. La educación vial desde edades tempranas, el respeto por las normas y la intervención activa de la Justicia son piezas clave para evitar que estas historias se sigan repitiendo. Mientras no se asuma el compromiso colectivo de prevenir, las estadísticas seguirán creciendo y, con ellas, el dolor de quienes pierden a sus seres queridos en las calles. EL DATO Además de las víctimas jóvenes, también fallecieron Ángel García, Diego Ortega, Julia Martínez, Jesús Rodríguez, Silvia Suarez, Ángel Díaz, Roberto Gonzalo y Maria Berardo por siniestros viales en Gualeguaychú.

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