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Parana » AIM Digital
Fecha: 01/03/2025 17:02
Un estudio del Instituto Weizmann reveló que las células tienen un sistema de control que limita la ingesta de material degradado, lo que podría abrir puertas a nuevas terapias para enfermedades asociadas con la edad avanzada La autofagia, que literalmente significa “comerse a uno mismo”, es un proceso de limpieza celular que mantiene el organismo en buen estado, pero un exceso de autofagia puede ser demasiado bueno. La novedad es que los investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias han revelado un dispositivo de control dietético que evita que la boca de la maquinaria autofágica se abra demasiado, impidiéndole comer todo lo que se le cruce en el camino. El estudio se publicó en Developmental Cell. “El mecanismo que hemos descubierto permite que la autofagia devore tanto material dañado como sea necesario, pero no más”, afirmó el profesor Zvulun Elazar, del Departamento de Ciencias Biomoleculares de Weizmann, que dirigió el equipo de investigación. La especialidad de la autofagia es la eliminación de estructuras grandes, como agregados de proteínas dañados o fracciones de orgánulos. En situaciones extremas, como la inanición, puede degradar fragmentos de material celular aleatorio para proporcionar a la célula los componentes básicos esenciales para el mantenimiento adecuado de sus procesos vitales en curso. Dado que la autofagia es esencial para muchos sistemas del organismo, en particular para el mantenimiento de células longevas que ya no se dividen, como las neuronas, las fallas en este mantenimiento celular pueden conducir a una variedad de enfermedades. Se sabe que los defectos en la autofagia contribuyen, por ejemplo, a la muerte de neuronas en el Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas. También se cree que la disminución de la autofagia que se produce con la edad aumenta el riesgo de enfermedades, incluido el cáncer. Una mejor comprensión de los mecanismos que regulan la autofagia puede ayudar a desarrollar nuevas terapias, pero simplemente mejorar la autofagia podría no ser siempre la mejor solución. “En el cáncer, por ejemplo, la autofagia es un arma de doble filo”, explicó Elazar. “La autofagia insuficiente conduce a la acumulación de radicales libres, que contribuyen al cáncer, pero luego los tumores cancerosos dependen de la autofagia para sobrevivir”. El nuevo estudio en el laboratorio de Elazar, dirigido por el estudiante de doctorado Oren Shatz, buscó determinar cómo el cuerpo regula la autofagia. Dado que las necesidades de las células cambian constantemente, la maquinaria autofágica, un orgánulo llamado autofagosoma, se construye cada vez desde cero y se descompone una vez que su trabajo está hecho. La membrana de la estructura precursora del autofagosoma, llamada fagóforo, engulle el material que se va a eliminar y lo transporta a un “vertedero”, el lisosoma, donde se degrada.
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