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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 01/03/2025 14:02
El ministerio del Papa, Obispo de Roma y, por tanto, Pastor de la Iglesia católica en todo el mundo, siempre ha sido considerado relevante a nivel mundial, no sólo en el interior de la misma Iglesia. En concreto, el Papa Francisco, a lo largo de estos años de pontificado, ha ido creciendo en su reconocimiento como un líder mundial en diversas áreas; entre otras, la búsqueda de la paz mundial, la solicitud por los pobres, el cuidado de la casa común, la atención particular por el drama de los migrantes y refugiados, el respeto por la diversidad de grupos humanos, la preocupación por el futuro de la humanidad. Las encíclicas Laudato Sí, sobre el cuidado de la casa común y el medio ambiente, y Fratelli Tutti, sobre el cuidado de las relaciones humanas, son el signo más elocuente de su preocupación por estos y otros ámbitos humanos. En la Iglesia católica, el Papa siempre tiene un liderazgo particular en razón de su ministerio como Pastor universal. Desde aquel 13 de marzo de 2013 cuando lo vimos aparecer por primera vez en el balcón de la basílica de San Pedro vestido de blanco y con la sencillez del que viene para ponerse a disposición de todos, Francisco ha subrayado su condición de Obispo de Roma, que es el primer título que posee, y en esa condición su misión de pastor de toda la Iglesia. Algunos temas han acaparado su atención y le dedicó particular empeño, especialmente el anuncio del Evangelio a un mundo secularizado como misión primordial de la Iglesia, el fuerte combate de cualquier tipo de abuso en el interior de la Iglesia y la preocupación por el saneamiento de las estructuras anquilosadas de la Iglesia en sus diversos niveles. Estos son temas que le fueron indicados por los cardenales en el momento de su elección como Sumo Pontífice. La exhortación apostólica Evangelii Gaudium, primera en su pontificado y que marcó su acción pastoral, estableció un hito importante en la historia eclesial de nuestro tiempo, proponiendo una acción evangelizadora con una fuerte impronta misionera en todos los niveles, para la Iglesia de nuestro tiempo. Ciertamente, entre lo sugerido por el colegio de cardenales antes de su elección, está la continuidad en las grandes líneas del Concilio Vaticano II, la asamblea de los obispos del mundo celebrada en la década del ‘60 y presidida por los pontífices Juan XXIII y Pablo VI. Entre esas líneas se destacan la autocomprensión de la Iglesia como pueblo de Dios peregrino en el mundo y, en relación con el mundo contemporáneo, el diálogo y de búsqueda de encuentro con toda realidad humana ofreciendo la mirada trascendente propia de la fe cristiana. En ese sentido, el diálogo abierto con la realidad de nuestro tiempo es un valor importante del pontificado del Papa Francisco, particularmente en el reconocimiento de realidades que siempre fueron de tratamiento difícil el mundo católico como la situación de las personas divorciadas vueltas a casar, la identidad de género y la diversidad en la orientación sexual, entre otras, indicando incansablemente la necesidad de no desatender esas situaciones y de acompañar a las personas involucradas. Su liderazgo no ha pasado desapercibido, tanto que otros líderes mundiales de diversos ámbitos –políticos, económicos, empresariales, sociales, deportivos, etc. – se han acercado a él para tener su mirada sobre la realidad y recabar su consejo. Francisco es el hombre de gestos sencillos pero muy fuertes, como aquella vez, en el mes de abril de 2019, cuando se inclinó ante el presidente y los vicepresidentes de Sudán del Sur para besarles los pies implorándoles la continuidad del proceso por la paz en ese país. En Argentina, sin dudas, es una figura controvertida. Si bien no llegó a visitar nuestra Patria, que es la suya, tiene su corazón aquí, y no se le escapa nada de que acontece en estas tierras, tanto a nivel eclesial como social y político. Algunos gestos que ha realizado y son susceptibles de diversas interpretaciones, en muchas oportunidades fueron mal comprendidos, a veces con una sesgada intencionalidad política o ideológica. Tampoco se nos debe escapar que, debido a la profundidad de algunas reformas encaradas y a la contundencia de su mensaje social, se ha ganado opositores y hasta enemigos de fuerte incidencia tanto dentro como fuera de la Iglesia. Los que han tenido oportunidad de visitarlo en el último tiempo destacan su gran lucidez a pesar de su edad muy avanzada, y su capacidad de continuar gobernando la Iglesia incluso con sus fuerzas limitadas. La enfermedad de las últimas semanas, de la cual no logra recuperarse, causa una conmoción mundial y preocupa sobremanera por el riesgo de que se vea interrumpido el camino iniciado durante su pontificado, particularmente en el interior de la Iglesia.
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