Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El legado patrimonial de los Fernández de Córdova

    » Diario Cordoba

    Fecha: 01/03/2025 04:05

    El hallazgo de tres granadas de la Guerra Civil en el interior de la deteriorada vivienda señorial del Realejo ha puesto la atención popular y mediática en un inmueble que puede que haya pasado inadvertido para muchos cordobeses. Lo cierto es que constituye una de las casas principales de mayor envergadura que se han conservado en el casco histórico de la ciudad. El solar que ocupa esta mansión en su origen fue un conjunto de casas pertenecientes al mayorazgo fundado en el siglo XV por Diego Fernández de Córdova, conocido como de la Trinidad, pues tenía su residencia junto a ese convento. Fue este señor cabeza de una de las decenas de líneas menores de este gran linaje cordobés, aunque también usó el materno de los Cárcamo, igualmente ilustre en la oligarquía cordobesa. La última representante de su rama fue Leonor Fernández de Córdova Gudiel (+1729), que se casó -en la habitual endogamia de la aristocracia- con un pariente suyo, Juan Fernández de Córdova Ponce de León (1639-1699), descendiente de los señores de Montemayor. Este matrimonio residió en la bella residencia de los Luna, propiedad de la abuela paterna de este caballero, que aún hoy se conserva en la plazuela de San Andrés. El primogénito de sus cinco hijos fue Luis Fernández de Córdova Ponce de León Cárcamo y Vargas (1677-1743), que, además de la herencia de sus padres, se convirtió por un parentesco lejano en señor de los grandes cortijos de Fuenreal y el Genovés. Destacó por una brillante carrera militar durante la Guerra de Sucesión Española, y llegó a ser teniente general del ejército y comandante general de Guipúzcoa. La verdadera historia La verdadera historia de la casa comienza con su hijo, Martín Fernández de Córdoba Ponce de León (1714-1772), que vino al mundo en Barbastro, donde su padre tenía destino castrense. Propietario de una gran masa de bienes, decidió acometer la construcción de una nueva casa principal sobre el lugar que ocupaban las viejas de su familia en el Realejo. Para ello decidió comprar algunas colindantes y crear un conglomerado arquitectónico que abarcó todo su frontal en la plaza y casi toda la acera occidental de la calle Manchado, en unas obras que se prolongaron entre 1755 y 1768. Así lo declara en sus testamentos, donde dice que «por estar casi inhabitables cuando sucedí en los mayorazgos» (…) «labré a mis expensas las casas principales de mi mayorazgo que yo tengo reedificadas y en las que estoy haciendo mi morada y en las que llevo gastados 100.095 reales». Una auténtica fortuna. Su matrimonio con Ana Bárbara Egas Venegas, sexta condesa de Villamanrique del Tajo, confirmó el ascenso de su familia. Su nieto Rafael Fernández de Córdoba y Aguilar murió en 1838 sin descendientes, dejando por heredero al hijo mayor de su hermana María Dolores. Este era Domingo Pérez de Guzmán (1800-1848), noveno conde de Villamanrique, pariente mayor de esta otra gran estirpe andaluza, hermano del torero Rafael Pérez de Guzmán, que recuerda una calle en el distrito de Poniente. Siendo todavía heredero de su tío Rafael, Domingo se había trasladado con su esposa a este caserón del Realejo, por lo que sus dos últimos hijos nacieron allí y fueron bautizados en San Andrés. Pero del mayor fue Enrique Pérez de Guzmán y Gallego (1826-1902), que, si rica era su hacienda, mucho mayor fue su fortuna al casar con María de la Concepción Gordón y Golfín (1829-1891), marquesa de Santa Marta y condesa de Torre Arias, la mayor propietaria de toda Extremadura. Aunque establecido en Madrid, este matrimonio vivió a menudo entre Cáceres y Córdoba cuidando sus propiedades. Pero lo más destacable es que Enrique se convirtió en uno de los adalides del primer republicanismo español en su ala federal. Diputado a Cortes entre 1868 y 1873, durante la I República el gobierno de Figueras le encargó nada menos que ser el delegado del gobierno para el patrimonio de la Corona. Fundó y financió durante una década el diario La República, y mantuvo una íntima amistad con Pi, Salmerón, Ruiz Zorrilla o Castelar. Rara avis este marqués consorte de Santa Marta que combinó su altísima cuna con su patriótica convicción republicana. Yace enterrado en su panteón del cementerio de San Isidro de Madrid. La venta Tras su muerte, en 1913 sus hijos vendieron la casa del Realejo -ya conocida como palacio de Santa Marta o de los Guzmanes- al acaudalado Juan Ginés de Sepúlveda y Herruzo, de la misma familia pozoalbense que su homónimo célebre historiador del siglo XVI enemigo de Bartolomé de las Casas. Así, han sido los Sepúlveda quienes se han mantenido como sus propietarios durante el último siglo, aunque no han frecuentado su residencia. En tiempos oscuros la casa se hizo célebre pues en ella se alojó en septiembre de 1936 José Enrique Varela Iglesias (1891-1951), teniente general adepto a la sublevación golpista, primer ministro del Ejército con Franco y luego alto comisariado de España en Marruecos, como recordó durante décadas una placa en su fachada. Si alguien es más lector del papel cuché seguro que recordará a su hija, Casilda Varela, mujer del guitarrista Paco de Lucía. Ya en democracia, los Sepúlveda permitieron que las hermandades del Buen Suceso en los años 70 y las Penas de Santiago en los 80 salieran para procesionar desde su gran patio y portón durante las obras de sus respectivos templos. La placa de Varela se mantuvo pegada a sus muros hasta que la arrancó la Ley de Memoria Histórica en septiembre de 2011, perdiendo por fin este anecdótico y funesto apodo. Tras algún que otro intento fallido, sus propietarios vendieron en 2024 el edificio al valenciano Grupo Gimeno, que comenzó en el mes de enero del corriente las obras para convertirlo en un puntero hotel. Pese a su larga e importante historia, el inmueble, aunque protegido por la Gerencia de Urbanismo, no tiene la catalogación de Bien de Interés Cultural Suscríbete para seguir leyendo

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por