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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 01/03/2025 02:30
Las condiciones climáticas de la última semana mantuvieron en vilo al sector agrario de Gualeguaychú y sus alrededores. La amenaza constante de lluvias y las precipitaciones efectivamente registradas en el último período obligaron –y aún obligan– a los productores rurales a prestar especial atención a sus cultivos, en especial aquellos que se ven abocados a la cosecha del maíz, y a los ganados. “Tuvimos una buena primavera a partir de octubre, con buenas lluvias, por lo que la siembra de maíz y trigo anduvo muy bien. Fue así hasta fin de año, donde todo esto se terminó. Tuvimos un enero seco y muy caluroso, en el que se resintieron los cultivos: el maíz, en su momento de llenado de grano; el cultivo de soja de primera y sobre todo de soja de segunda, aquella que se siembra atrás del trigo. Hasta hubo pérdidas de plantas. Los primeros maíces que se están cosechando han perdido entre 1.500 y 2.000 kilos por hectárea”, indicó Raúl Sobredo, productor agropecuario mixto de la zona de Rincón del Gato. Y agregó que “esta seguidilla de lluvias y días de mucha humedad está perjudicando a quienes están trillando el maíz. No tanto por los suelos, sino por la humedad de la planta que mantiene el grano húmedo, y cuando esto sucede hay que esperar a que seque para no tener costos de secado del cereal, que es algo muy caro”. Sin embargo, también puso en la balanza que el ciclo de lluvias iniciado a fines de enero y principios de febrero ayudó en cierta medida a salvar la situación de algunos cultivos y también puede contribuir a reacomodar los campos naturales, de ganadería, beneficiando las pasturas de otoño e invierno. En lo inmediato, el cambio de panorama climático de las últimas semanas mejoró notablemente la realidad de la ganadería, aunque la posibilidad de intensas lluvias en pocos días amenaza con complicar el traslado de hacienda. Así lo indicó este miércoles José Ignacio Colombatto, vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), cuando el alerta crece y varía día a día debido a que la región aún no está exenta de registrar fuertes precipitaciones en el transcurso de este fin de semana. “Si lloviese todo lo que se ha anunciado, generaría inconvenientes enormes a los cultivos y también a la ganadería, sobre todo en los campos con mayor dificultad en su acceso, para poder sacar la zafra de animales gordos que empiezan a salir ahora hasta abril. No tener transitabilidad por los caminos cortados generaría un inconveniente enorme”, indicó a este medio. Por su parte, Agustín Bohl, productor rural de la zona de Perdices, consideró que si bien la sequía de este año no azotó al campo como lo hizo en la campaña de 2020 y 2021, sí afectó en buena medida los cultivos. A su vez, y tal como observaron otros productores, remarcó que el clima inestable de lluvias, tormentas y altos niveles de humedad de estas últimas semanas complica la cosecha del maíz, que tuvo que interrumpirse durante estos días. “El maíz de primera que sembramos a principios de septiembre, prácticamente no tuvo lluvias en la primera etapa. Después logró recuperarse, pero los primeros lotes que alcanzamos a cosechar la semana pasada evidenciaron en el rinde que efectivamente la sequía los castigó. Lo mismo la soja, que mostraban plantas en muy malas condiciones. Si bien se lograron recuperar con las últimas lluvias, en algunas zonas puntuales de Perdices el granizo que cayó hace dos semanas hizo que algunos lotes directamente se perdieran”, contó. “Todo apunta a que este va a ser un año complejo para la cosecha del maíz; como lo fue el año pasado, cuando debimos cosechar en el barro. Esto lleva el riesgo de que el maíz se caiga o se brote por tanta humedad. Ni que hablar si uno evalúa los costos que eventualmente tendríamos –en el caso de cosechar en el barro– a la hora de tener que acondicionar nuevamente los lotes, como también pasó el año pasado”. Por otro lado, el ingeniero agrónomo Emanuel Bogliacino relativizó en parte el impacto de “La Niña” en la producción agropecuaria. En primer lugar, señaló que a pesar del déficit hídrico de entre un 30% y un 50% registrado en el trimestre de octubre a diciembre, “el maíz y las pasturas pudieron desarrollarse bastante bien, favorecidos por la ausencia de olas de calor y por lluvias oportunas”. No obstante, indicó que “desde la mitad del verano en adelante, se terminaron las lluvias y la demanda hídrica comenzó a ser mayor, las aguadas naturales se secaron y los cultivos empezaron a sufrir”. De todas formas, explicó que el maíz corrió con la ventaja de que su brote estaba casi definido y la soja comenzó a sentir las consecuencias en un momento de su ciclo en que puede soportar la inclemencia del clima. Bogliacino también apuntó que la llegada de las lluvias a principios de febrero fue disparejas, y en ocasiones generó problemas: “Hay zonas en que ha llovido bastante más que en otras, y con algo de granizo, que ha causado bastante daño en varias. Como nunca, esto se ha dado en varias zonas a la vez, pero los cultivos, las pasturas y los campos han respondido muy bien a esta lluvia”. Por último, otro productor –en este caso de Urdinarrain– que sumó su mirada al respecto fue Luis Ledri, de la empresa Berardo Agropecuaria. En primer lugar, consideró que el trigo tuvo un rendimiento bastante disparejo en la zona, con lotes desde 2.500 a 5.000 kilos, aproximadamente. Sobre el maíz sembrado en septiembre, aseguró que sufrió un estado de estrés severo desde diciembre hasta fines de enero, período donde se registraron temperaturas extremas y vientos intensos, lo cual supuso “una pérdida de rendimiento de alrededor de 1500 kilos, que es lo que estamos cosechando al momento”. Luego, en cuanto a la soja, explicó que “hay un abanico de situaciones a analizar, debido principalmente a un retraso en las fechas de siembra y en las precipitaciones”. “La soja de primera está un poco más complicada que la de segunda, que también sufrió el estrés. Veremos cómo sigue todo esto, pero claramente no van a ser los rendimientos promedio de la zona este año”, concluyó.
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