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» Diario Cordoba
Fecha: 28/02/2025 17:40
Fachada del Parlamento de Andalucía ubicado en el barrio de la Macarena en Sevilla. / Jorge Jiménez Andalucía es una tierra única por muchas cosas. Lo es, por ejemplo, porque tenemos el único río navegable de España y porque somos la única región de toda Europa bañada por el Mediterráneo y por el Atlántico. Es una gran metáfora geográfica que ilustra una amplitud de horizontes y posibilidades para trazar nuestro rumbo que siempre hemos tenido; es lo que hace que –ahora sí– Andalucía mire al futuro. Y lo hacemos además porque, en los últimos años, hemos recuperado una cualidad que distingue a los grandes pueblos que prosperan y avanzan; los que tienen amplios horizontes ante sí: la ambición constante por mejorar. Hoy los andaluces creemos más en nuestras posibilidades, hemos derribado los clichés y los estereotipos que nos impedían ver el horizonte y ya vemos con claridad los resultados de aplicar nuestro talento y nuestras capacidades para llegar juntos más lejos. Y el 28 de Febrero es la fecha que nos permite recordar que siempre debería haber sido así. Andalucía hoy mira al futuro dejando atrás etapas anteriores de conformismo y desidia, y de empeños frustrados. Ése es el cambio de una sociedad que ha recuperado la ilusión y las expectativas favorables para labrarse ese futuro. Es un cambio de expectativas basado en que, en poco tiempo, Andalucía ha logrado estar vinculada a la confianza, a la competitividad y a la creación, por tanto, de nuevas oportunidades a través de un trabajo de toda la sociedad. Y ese giro de rumbo se plasma regularmente en resultados económicos que recogen el impulso que hemos dado entre todos a esta tierra; como sucede mes a mes con los datos de creación de empleo, o de exportaciones o de crecimiento de nuestro PIB por encima de la media del resto de territorios. Pero el cambio de esta nueva etapa en Andalucía se percibe también en resultados que se aprecian más estructurales; a medio y largo plazo, más transformadores. Por ejemplo, en el hecho de reducir la tasa de abandono escolar temprano en casi siete puntos, lo que supone haber reducido a la mitad la distancia con la media del resto de España. Porque los alumnos de hoy que terminan su formación académica con éxito son los profesionales de mañana que aumentarán nuestra competitividad y nuestra capacidad productiva y de innovación. Otro de los cambios que tiene que ver con las capas más profundas de nuestra estructura es el que está vinculado a la iniciativa de los andaluces a la hora de emprender un proyecto económico. En este sentido, el primer logro fue conseguir ser la comunidad con mayor número de trabajadores autónomos. Un dato que no todo el mundo ha entendido como positivo, pero que en realidad, cuando aplicas la ambición continua por mejorar, se transforma en un nivel superior en que 8 de cada 10 nuevas empresas creadas en el último año en toda España es andaluza. El 80% de todas las nuevas empresas, de las que muchas de ellas fueron primero la iniciativa de un autónomo y que ahora, gracias a la confianza, la perseverancia y el talento, generan también empleo y oportunidades para muchos otros. El liderazgo de Andalucía es, precisamente, el resultado de aplicar esa ambición por mejorar. Como lo hacemos en la implantación de las energías renovables yendo un paso más allá, no sólo aumentando la cantidad de electricidad que generamos de fuentes sostenibles sino también apostando por energías del futuro como el hidrógeno verde, o logrando posicionar a esta tierra como productora y suministradora de esta energía limpia para otras regiones de Europa. O haciendo que esa ambición por mejorar haya permitido que, por primera vez, Andalucía no sólo tenga una presencia en las instituciones europeas, sino que se escuche y se tenga en cuenta su voz para que desde Bruselas haya sensibilidad hacia temas que hasta ahora apenas se habían tenido en cuenta como, por ejemplo, el agua. Y que Andalucía no sólo sea un miembro más, sino que presida el Comité Europeo de las Regiones y Ciudades en una era de incertidumbre y grandes cambios en la esfera internacional. Los andaluces miramos al futuro, y lo hacemos con ambición por mejorar. Por superar las dificultades para precisamente eso: mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos, mejorar sus oportunidades y su bienestar; y su confianza en ese futuro. Como cada 28 de Febrero, los andaluces debemos recordar que la lucha por nuestra Autonomía siempre estuvo basada en esa ambición por ser mejores. Y que esa ambición, un Día de Andalucía más, es la que nos hace mirar al futuro con esperanza e ilusión. Porque, como dice el lema de este año, en el porvenir de Andalucía lo mejor está por venir. *Presidente de la Junta de Andalucía
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