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» Diario Cordoba
Fecha: 27/02/2025 07:35
Y todas, claro. Seis niños gazatíes han muerto de frío. ¡Vaya! ¡Qué fallo el de esos niños! ¡No han muerto como deberían haber muerto! No han respetado la paridad. Tendrían que haber muerto tres niños y tres niñas. Pero no importa: ni siquiera la palabra «gazatí» está en el diccionario de nuestros sonrientes académicos, tan modernos ellas y ellos, tan atentos al lenguaje de la calle. Pero no importa. Yo me tumbo en mis buenas comodidades, elijo a mis amigos y mis enemigos, ¡y a sonreír! Pensamiento positivo. Las ratas nos están comiendo por los pies, pero nosotros, aquí arriba, ¡a sonreír! Nosotros/as a sonreírle las gracias a quienes nos manden cuando son los nuestros. Los otros son siempre los malos. Nosotros a «abuelita, abuelita, ¡qué sonrisa más grande tienes!». Y el lobo, vestido de abuelita, nos hace la mueca de ir a devorarnos, pero nosotros, tan hechos a sonreírle, creemos que nos sonríe y lo escuchamos arrobados cuando nos contesta: «¡Claro, Caperucita, claro que te sonrío! ¡Para comerte mejor! No pensaba que te hubieses vuelto tan cretina». La sonrisa del borrego, la sonrisa de la hiena. Total, la cuestión es sonreír. Sonreír o no sonreír, ésta es la cuestión. Total, llevamos toda la vida viviendo de sonreírle a los poderosos para que nos premien. Y ahora, después de tantos años de muecas y remuecas, la sonrisa del cretino senil. ¡Ah!, que no se me olvide: mañana, cuando me cruce con la pobre mujer, sentada en el frío y la lluvia de una acera, le daré una sonrisa, una sonrisa y un poema, mi mejor sonrisa y mi mejor poema. La mujer, ¡seguro!, desde la altura que le da el suelo de la calle, me sonreirá agradecida. Y yo seguiré tan cretino contento con más sonrisa. *Escritor
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