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» Diario Cordoba
Fecha: 27/02/2025 07:34
Viajaba en solitario desde Tenerife, donde reside, a Córdoba para inaugurar una exposición en el IES de Miralbaida que lleva su nombre, cuando recibió la llamada del presidente de la Junta anunciándole que le había sido concedida la Medalla de Andalucía a la Investigación, Ciencia y Salud. Así es que Casiana Muñoz Tuñón, expeditiva y con una enorme capacidad de entusiasmo, agradeció de corazón el honor que se le brindaba -más que por ella misma, por lo que supone para una mujer poner esa pica en Flandes- y rápidamente reajustó su apretada agenda para posponer el vuelo de regreso y estar en Sevilla mañana, 28 de febrero. Apenas había podido saborear la noticia cuando, a su llegada a la ciudad que la vio nacer hace 65 años fue recibida por un tropel de periodistas que la aguardaban en su instituto para obtener de ella las primeras impresiones ante el alto reconocimiento que se le brindaba. Y a partir de ahí ya fue todo un no parar, como si de una famosa del espectáculo se tratara. También lo habrá sido para los componentes del grupo Medina Azahara, merecedores de la misma distinción en lo suyo, que es ser uno de los mayores referentes del rock andaluz. Claro que ellos están más acostumbrados a las cámaras y a todos los escenarios, incluido el de la vida misma, y se habrán sentido en su salsa ante tal expectación. Pero tampoco es que la atención mediática o de otra índole le resulte ajena a la que ha sido hasta hace muy poco subdirectora del Instituto de Astrofísica de Canarias, donde, después de perderse en los laberintos burocráticos y resolutivos propios del cargo durante seis años, ha decidido centrarse en sus líneas de investigación, que tienen que ver con algo tan poético y tan práctico a la vez como la calidad del cielo. Hace mucho que Casiana Muñoz Tuñón es reclamada en muy diversos ambientes, por su excelencia científica y por esa manera suya de ser cercana y expresiva, capaz de divulgar los mayores secretos del universo con palabras sencillas que todo el mundo entiende. Lo mismo es capaz de apabullar a la élite científica internacional como líder de proyectos galácticos, formando parte de comités asesores repartidos por el planeta o dando conferencias donde se la requiere, que se rodea encantada de alumnos de Secundaria. Les habla de las estrellas, los anima a no asustarse con las ciencias y les recuerda que «sin conocimiento somos peleles de la sociedad»; pero sobre todo les pide que nunca, nunca dejen de soñar. Lleva la docencia y el trato estrecho con los jóvenes en su ADN. Si su padre, ingeniero de Renfe, le inculcó la pasión por las letras y la música, su madre, directora de un colegio en el Campo de la Verdad -barrio donde vivía la familia- le trazó la línea del verdadero magisterio, ese que forma a la persona en su integridad. Ella misma fue profesora titular en la Universidad de La Laguna, aunque pronto se inclinó por la libertad que le daba acercarse a los astros. A Córdoba cada vez viene con más frecuencia. Cuando puede, con su marido –también físico- y su hijo en Navidad o Semana Santa, que le encanta. Pero casi siempre vuelve reclamada por quienes ven en ella, por su triple condición de mujer, científica y personaje intenso y atractivo donde los haya, una figura singular con que iluminar sus actos. Aparte de atender siempre que puede las demandas del instituto rotulado con su nombre, el año pasado por estas fechas recibía en el Gran Teatro la Bandera de Andalucía, y en enero participaba junto a Manuel Pimentel en el Foro Sintiendo Andalucía, organizado por Prensa Ibérica y este periódico, del que es articulista. Ahora la visita ha tenido sorpresa, aunque Casiana no la necesita para sentirse feliz en su ciudad. *Periodista
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