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» Diario Cordoba
Fecha: 27/02/2025 07:31
El cambio climático aumenta las temperaturas de los océanos y cambia sus características químicas, lo que está llevando a los arrecifes de coral al colapso. Los científicos buscan fórmulas para minimizar este impacto. Ahora, ha aparecido una luz de esperanza. La frase es más que correcta, porque la herramienta que podría salvar a los corales de la desaparición es lumínica. Un equipo de las universidades de Ohio y Hawái ha presentado una solución innovadora para fortalecer la resiliencia de estos ecosistemas vitales. Es la Underwater Zooplankton Enhancement Light Array (UZELA), en castellano ‘Matriz de luces para mejorar el zooplancton submarino’, un dispositivo submarino que utiliza luz artificial programable para concentrar zooplancton, principal fuente de alimento de los corales. El artilugio ha mostrado resultados prometedores tras seis meses de pruebas en Hawái. Este avance, liderado por Andrea Grottoli, podría convertirse en un aliado clave para los esfuerzos de conservación de los arrecifes coralinos, amenazados por el estrés térmico y la acidificación oceánica. El estudio, publicado en la revista ‘Limnology and Oceanography: Methods’, revela que UZELA incrementa hasta siete veces la densidad de zooplancton junto a los corales, elevando sus tasas de alimentación entre 10 y 50 veces en comparación con condiciones naturales. El hallazgo, obtenido con las especies Montipora capitata y Porites compressa, sugiere que esta tecnología podría mejorar la supervivencia de corales sanos y blanqueados, componentes esenciales de la salud planetaria. Un tramo de la Gran Barrera de Coral de Australia afectado por el blanqueamiento. / EFE / Dan Peled Los arrecifes de coral son pilares fundamentales de los océanos. A pesar de cubrir menos del 1% de la superficie marina, albergan aproximadamente un tercio de las especies acuáticas conocidas, recoge el estudio. Además, protegen a las comunidades costeras de inundaciones y erosión, y sostienen economías locales con la pesca y el turismo. Pero, de mantenerse el ritmo actual de aumento de las temperaturas globales, podrían desaparecer en 25 años. Un océano cada vez más hostil El blanqueamiento, provocado por incrementos de 1ºC a 2°C en las temperaturas estivales, es una de las principales amenazas a las que se enfrentan estos ecosistemas. Este fenómeno expulsa a las algas simbióticas que habitan en los corales, cortando su principal fuente de energía por fotosíntesis. En estas condiciones, los corales dependen casi exclusivamente del zooplancton para sobrevivir. "Si los corales no pueden fotosintetizar, el zooplancton se convierte en su salvavidas metabólico", explica Grottoli. UZELA, un dispositivo autónomo del tamaño de una linterna (20 centímetros de alto por 7 de diámetro), funciona emitiendo una luz blanca de 700 lúmenes hacia arriba, cubriendo un área de 50 centímetros de diámetro. Programado para encenderse una hora después del anochecer –momento en que los corales se alimentan activamente–, aprovecha el comportamiento fototáctico del zooplancton, atrayéndolo hacia las inmediaciones de los corales. Con una batería que dura seis meses, su diseño permite un mantenimiento sencillo por parte de buzos, lo que lo hace viable para su uso en diferentes entornos marinos. Las pruebas en Hawái demostraron su eficacia. En corales blanqueados de Porites compressa, la alimentación aumentó 50 veces respecto a los controles, mientras que en Montipora capitata el incremento fue de 10 veces. "Los corales cerca de UZELA mostraron un incremento del 18% al 68% en la satisfacción de su demanda metabólica gracias al zooplancton", detalla Grottoli. Este aporte energético adicional es esencial para procesos como la reparación de tejidos y el crecimiento esquelético, mejorando así las probabilidades de recuperación en un océano cada vez más hostil. (a) Las ramas de coral Montipora capitata y Porites compressa sometidos a estrés térmico y a temperatura ambiente se instalaron en un bastidor suspendido en el Instituto de Biología Marina de Hawái con (b) UZELA o (c) carcasas de control de UZELA en blanco. (d) UZELA se programó para que se encendiera cada noche durante 1 h. (e) Después de 10 días, se colocaron cubiertas de malla sobre los corales durante el día para limitar la alimentación y garantizar que los corales tuvieran los intestinos vacíos. Las cubiertas de malla se quitaron antes de que se encendieran los UZELA. / AG Grottoli El diseño también tiene en cuenta el impacto ambiental. A diferencia de intervenciones más invasivas, UZELA no agota el zooplancton circundante. "No le quita nada al coral vecino; simplemente atrae el zooplancton hacia la zona iluminada", aclara Grottoli. Una hora al día basta Las mediciones realizadas a dos metros del dispositivo confirmaron que las concentraciones de zooplancton son comparables a las de arrecifes naturales, y su uso limitado a una hora diaria reduce riesgos como la alteración de ciclos reproductivos de otras especies marinas. Aunque los resultados son alentadores, los investigadores son conscientes de las limitaciones de UZELA. "Es una curita para un par de décadas", admite Grottoli. "Puede proteger algunos corales en algunos lugares, a veces". Pero no pretende ser una respuesta definitiva al cambio climático, sino una herramienta práctica para ganar tiempo mientras se aplican medidas globales más ambiciosas. "UZELA no salvará los arrecifes por sí sola, pero es una herramienta más en el kit de conservación. "Mientras trabajamos en soluciones globales, necesitamos todas las estrategias posibles para mantener vivos estos ecosistemas", expone Grottoli. "La verdadera intención de este proyecto es inyectar nueva tecnología y energía al éxito de la restauración de los corales", señala Grottoli. "Es algo que se puede aplicar estratégicamente para arrecifes de alto valor o proyectos en los que ya se ha invertido mucho", comenta. Entre sus aplicaciones prácticas está su uso en viveros de coral, donde podría acelerar el crecimiento de ejemplares para trasplantes, o en arrecifes híbridos que combinen estructuras naturales y artificiales. Arrecife de coral en Fiji. / Cat Holloway / WWF El equipo ya trabaja para optimizar la tecnología. Fabricado inicialmente de manera artesanal, UZELA está en proceso de rediseño en colaboración con una empresa de ingeniería en Ohio, con el objetivo de producir versiones escalables en un plazo de uno a tres años. Además, se están evaluando posibles efectos a largo plazo, como cambios en la composición del zooplancton o en el comportamiento de otros organismos marinos, para garantizar que su aplicación sea sostenible.
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