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Parana » AIM Digital
Fecha: 26/02/2025 07:03
Precariedad laboral, crisis climática, inestabilidad política y crisis de representación. Para las nuevas generaciones, la incertidumbre no es una etapa de la vida, sino un estado permanente. En un mundo que ya no ofrece seguridades, ¿cómo se redefine el concepto de futuro para los jóvenes? Para muchas generaciones anteriores, la juventud era vista como un tiempo de posibilidades y expansión. La educación, el empleo y la estabilidad económica eran los peldaños de un ascenso social más o menos garantizado. Hoy, en cambio, la incertidumbre se ha convertido en la norma para quienes transitan sus años de formación y primeros pasos en el mundo laboral. Enfrentando crisis múltiples —económica, climática, política y de representación— los jóvenes viven una realidad donde el futuro ya no es una promesa, sino una fuente de ansiedad. Un informe del Banco Mundial reveló que el desempleo juvenil es hasta tres veces mayor que el de los adultos en América Latina. La estabilidad laboral es un privilegio reservado para pocos, y en su lugar se multiplican los contratos temporales, el trabajo informal y la necesidad de aceptar múltiples empleos para alcanzar un salario digno. A esto se suma la crisis de la vivienda, que retrasa cada vez más la posibilidad de independencia y construcción de un proyecto de vida propio. Pero la incertidumbre no es solo material. El cambio climático —que ya deja marcas concretas en forma de incendios, sequías y catástrofes— es otra fuente de angustia. Un estudio de la Universidad de Bath mostró que más del 60% de los jóvenes sienten que los gobiernos han fallado en proteger su futuro ambiental. Para muchos, no se trata de temer por el mundo de sus hijos, sino por el suyo propio. La política, mientras tanto, no parece ofrecer respuestas claras. La desconfianza hacia los partidos tradicionales es un fenómeno global. En Argentina, la última elección mostró un giro drástico en las preferencias juveniles, con un sector que busca alternativas en opciones disruptivas y otro que redobla su compromiso en movimientos sociales y ambientales. La sensación generalizada es que el sistema no está diseñado para dar respuestas a sus necesidades. En este contexto, la salud mental se ha convertido en un tema central. La ansiedad y la depresión han aumentado significativamente entre los jóvenes, según la OMS, en buena parte por la sensación de falta de control sobre su futuro. Sin embargo, también han surgido nuevas formas de resistencia y comunidad. Desde el activismo ambiental hasta la organización laboral en plataformas digitales, las juventudes están encontrando sus propias maneras de enfrentar la incertidumbre. ¿Qué significa "tener un futuro" en un mundo donde las certezas se han desvanecido? La pregunta aún no tiene una respuesta clara, pero lo que sí es seguro es que los jóvenes están redefiniendo las reglas del juego. Y en esa transformación, puede estar la clave para un nuevo paradigma social.
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