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» Diario Cordoba
Fecha: 25/02/2025 17:36
No soy muy partidario de las metáforas bélicas para ilustrar debates cotidianos. Pero esta vez sí porque, además de la ofensiva reaccionaria mundial, tenemos declarada una guerra particular contra la memoria. Sé que llevamos muchos años ocultando bajo la alfombra buena parte de la porquería que nos dejó la dictadura de Franco; ocultándola sus herederos con la involuntaria complicidad de quienes, ya en democracia, no encontraban nunca el momento para llamar a las cosas por su nombre. Pero como hemos saltado del ocultamiento y el disimulo a la apología de la barbarie, creo que ya no vale ponerse de perfil. En ningún ámbito, ni personal, ni familiar, ni profesional y, desde luego, nunca jamás en el educativo. Por eso quiero destacar la reacción de una profesora de música, que hace poco pilló a varios alumnos ensayando con sus instrumentos los primeros acordes del ‘Cara al sol’. Hace tiempo que esta costumbre se ha extendido entre gente joven, que no tiene ni puñetera idea de lo que fue el franquismo. Porque no se lo han contado, porque les han mentido o porque ni se han preocupado de conocer la historia de su propio país; ese al que algunos creen ayudar con tanta pulserita rojigualda, al grito de ‘puto defender España’. Debe ser por eso mismo que algunos -o bastantes- de esos chavales admiten en las encuestas que no les importaría vivir en una dictadura. Perdónales, señor, porque no saben lo que dicen. Bien, pues la profesora en cuestión se acercó a ellos para preguntarles si ya podía empezar a repartir hostias. Literal. Caras de sorpresa... -Profe, que solo es una canción... -Ya, pero en la época en que se cantaba, los maestros podíamos pegar si algo no nos gustaba. Quería que lo supiérais. Destaco el episodio porque sé de otros casos donde los docentes han preferido no intervenir para evitar problemas con los padres. Y yo entiendo que ser maestro resulta más complicado que nunca, pero abstenerse en esos asuntos no creo que sea una opción. Porque tampoco hace falta ejercer de héroes, pero sí de personas decentes y comprometidas con su oficio. Lo necesitamos.
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