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  • El crecimiento de las estafas virtuales, un preocupante fenómeno internacional

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 24/02/2025 08:44

    Las operaciones fraudulentas en internet escalan a niveles globales, afectando tanto economías nacionales, con cifras que rivalizan con otros mercados ilegales tradicionales (Freepik) Las estafas en línea alcanzaron una escala global sin precedentes, convirtiéndose en una de las industrias ilícitas más grandes del mundo, comparable incluso con el comercio de drogas. Estas operaciones fraudulentas afectaron a individuos y también tuvieron un impacto significativo sobre economías nacionales y la estabilidad financiera internacional. El portal The Economist analizó el fenómeno que trasciende con sofisticadas técnicas de engaño. Asimismo, las estafas dejaron de ser simples intentos de fraude y evolucionaron en complejas redes criminales que operan a través de fronteras, afectando a miles de víctimas cada año. El caso de Shan Hanes, un ex-CEO bancario estadounidense, ilustra cómo incluso los expertos financieros pueden caer en estos fraudes, lo cual subraya el alcance de esta amenaza. El aumento de las estafas en línea representa una de las transferencias de riqueza más grandes de la historia moderna, donde los recursos de la clase media se desvían hacia las redes criminales. De acuerdo con informes del FBI, las pérdidas por estafas de inversión en Estados Unidos aumentaron un 22% en 2023, alcanzando más de USD 12,5 mil millones, lo que supera el impacto de delitos tradicionales como los robos y hurto de vehículos. El método "matadero de cerdos" utiliza la confianza emocional previa para engañar con falsas oportunidades de inversión (Andina) Métodos e impactos de las estafas virtuales A pesar las alarmantes cifras oficiales, muchos afectados no denuncian los delitos por vergüenza o negación, lo que puede provocar que la cifra real se acerque a USD 50 mil millones anuales, según las estimaciones de Erin West, exfiscal y experta en estos fraudes. El concepto de estafa evolucionó, despojándose de los clásicos fraudes evidentes, como los correos electrónicos de supuestos príncipes nigerianos. En su lugar, los estafadores emplean tácticas más sofisticadas, como el “matadero de cerdos” (o “pig-butchering”). Este esquema consiste en establecer una relación de confianza prolongada con la víctima, ya sea a través de aplicaciones de citas o redes sociales, para luego guiarla hacia inversiones ficticias. El caso de Shan Hanes, quien perdió tanto sus fondos personales como los de su banco debido a un falso asesor de inversiones en criptomonedas, refleja cómo la desinformación y el uso de plataformas aparentemente legítimas puede engañar incluso a personas con conocimientos financieros sólidos. De esta manera, las estafas alcanzaron tal magnitud que, para el experto en crimen organizado, Martin Purbrick, las recaudaciones globales podrían superar los USD 500 mil millones al año, colocando este mercado al nivel de la industria de las drogas ilegales. Lo que distingue a las estafas en línea del narcotráfico es la facilidad con la que los delincuentes pueden operar. No se necesita más que una línea telefónica y acceso a Internet para perpetrar fraudes a escala global, convirtiendo a cualquier persona en una potencial víctima. Las estafas financieras también están conectadas con otros delitos digitales como el ransomware o los intercambios de datos (Google) Alcance mundial y escala de las estafas La expansión de las estafas en línea dieron lugar a una red de operaciones criminales que atraviesan continentes, con especial énfasis en regiones vulnerables como el sudeste asiático, América Latina y Europa del Este. Países como Myanmar y Camboya se convirtieron en epicentro de las actividades ilícitas, donde las redes de estafadores operan protegidas por autoridades corruptas. Los fondos robados también incluye el uso de criptomonedas para ocultar las actividades delictivas. Un ejemplo de la magnitud de estas operaciones se puede ver en Camboya, donde el negocio de las estafas en línea genera aproximadamente USD 12,5 mil millones anuales, un monto comparable a la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Debido a esto Jason Tower, experto en crimen organizado del sudeste asiático, en el informe de The Economist, aseguró: “Las estafas llegaron a ser tan predominantes que desplazaron otras industrias en ciertas economías locales, y son fuente esencial de ingresos para gobiernos corruptos". Además, los grupos criminales involucrados en las estafas en línea a menudo están conectados con otras formas de ciberdelincuencia, como el ransomware (secuestro de datos) y el robo de identidad. Esta interconexión amplifica el impacto porque despoja a las personas de su dinero y en algunos casos se roba información personal sensible, que luego se vende en mercados oscuros. Mediante una red descentralizada y transnacional que hace extremadamente difícil la intervención, esta situación se volvió aún más compleja con la creciente sofisticación de los estafadores, quienes ahora emplean inteligencia artificial (IA) para facilitar la ejecución de fraudes más específicos y personalizados.

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