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  • Absolvieron a Rafael Di Zeo en la causa que investigaba dos muertes en la interna de La Doce: los entretelones de la decisión

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 24/02/2025 08:35

    Rafa Di Zeo en la tribuna de Boca en el 2016 (Foto: AFP / ALEJANDRO PAGNI) La primera herida grave que puso la causa en situación de absoluto riesgo fue una deficiente investigación preparatoria policial y judicial. La segunda, ya una herida de muerte, fue un juicio en el que los careos, las repreguntas clave y las pruebas concretas decidieron no pasar por Tribunales. Y en las últimas horas se dio finalmente lo que se imaginaba: el cierre completo y sin culpables de uno de los hechos luctuosos de violencia en el fútbol más impactantes de la historia Argentina: la Sala II de la Cámara de Casación Penal ratificó la absolución de Rafael Di Zeo, Cristian Fido De Vaux y Walter Coronel por la acusación que los involucraba en la guerra interna de la barra brava de Boca que el 21 de julio de 2013 dejó dos muertos en un enfrentamiento a balazos en la previa de un partido amistoso contra San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro. El hecho, además, fue el certificado de defunción para el regreso del público visitante en la Argentina: aquel triangular llamado Torneo de Invierno, del que también participaba Estudiantes de La Plata, se había creado como prueba piloto para ver si el fútbol, como debe ser, podía jugarse con dos hinchadas. A las 14.45 de esa jornada, todos supimos que no. Para entender el final de la historia hay que remontarse a lo que sucedía por aquellos días. Mauro Martín había caído preso a comienzos de año por el crimen de Ernesto Cirino, un vecino de su cuñado, y Maximiliano Mazzaro, su número dos, estaba prófugo por ese mismo caso. Por eso la barra había quedado en manos de Fido De Vaux. Los hermanos Di Zeo y su grupo, que habían salido de prisión tiempo atrás, creyendo que la ausencia de los dos líderes debilitaba a la facción oficial, armaron un ejército para intentar el retorno. Se fueron sucediendo varios hechos menores hasta llegar a aquel día luctuoso. Había varias alertas que la Policía desoyó casi como si fuera a propósito: la semana anterior, en La Plata, en la previa del encuentro que Boca le ganó a Estudiantes 2-1 hubo varias escaramuzas en los alrededores y la Bonaerense logró cercar a la facción disidente cuando se acercaba al estadio y echarla de la zona sin que se produjera el choque imaginado. Por eso todo podía trasladarse al fin de semana siguiente. Un día antes del partido, agentes civiles de la Subsecretaría de Seguridad al mando de Sergio Berni recibieron un informe con detalles precisos de lo que podría suceder. El funcionario habló con los jefes policiales y éstos desestimaron la información. Por eso, tras el hecho, Berni descabezó a la cúpula de la división de seguridad en el Deporte. Y después, el día del suceso, la Policía se retiró cuando la facción disidente que se referenciaba en Di Zeo llegó y sacó armas largas para empezar la batalla. “Me dijeron: ‘Gordo, con vos no es la cosa, sacá a tu gente y no les va a pasar nada’, yo los retiré para preservarlos y empezó el tiroteo”, contó insólitamente en el juicio el comisario Gustavo De La Sota, alias Chupetín, a cargo del operativo que obviamente no identificó a nadie. Y además en ese mismo testimonio aseveró: “Con Di Zeo presente esto no pasaba, porque uno habla con los líderes y ellos ordenan”. Lo que terminó por convencer a los jueces de que, aún cuando había otros testimonios controversiales, la situación del popular Rafa estaba agotada. El caso ocurrió en julio del 2013 (Foto: NA) Tan mala fue la instrucción del juicio que la fiscalía ni siquiera utilizó los informes periodísticos del diario Olé que habían identificado a varios participantes y varios autos de los que salían las armas, de los cuales uno pertenecería a Walter Coronel. Entonces, con policías que no pudieron reconocer a ninguno de los que estuvieron en la batalla y sin muchos ánimos de todos de buscar la verdad, el fiscal Aldo de la Fuente decidió no acusar a Di Zeo y De Vaux como instigadores del hecho y en cambio pidió penas de entre tres años y medio y cuatro años de prisión por el artículo cinco de la ley del deporte, que pena a aquellos que instigaran ya no a un hecho en particular sino a la formación de un grupo violento. El Tribunal Oral 13 decidió que no había pruebas suficientes para determinar que Di Zeo y De Vaux eran líderes de las facciones, hasta se habló de que los grupos estaban formados antes de su propia llegada a esas supuestas posiciones y entonces por el beneficio de la duda absolvió a ambos. Sí, eso que cualquier hincha sabía con sólo mirar un paravalanchas, para los jueces no estaba claro. El fiscal apeló la medida y todo se fue hacia la Sala 2 de la Cámara Nacional de Casación Penal, integrada por los jueces Eugenio Sarrabayrouse y Daniel Morín. En la audiencia preliminar, el papá de Marcelo Carnevale, una de las víctimas de aquel día y quien impulsó el juicio (la familia del otro fallecido, Ángel Feco Díaz, decidió no querellar) pidió que no quedara impune y acusó a Marcelo Aravena, líder de la facción Lomas de Zamora, de haber asesinado a su hijo. Pero Aravena no era materia de este juicio y además no se había presentado ninguna prueba en su contra, con lo cual la Sala desestimó el pedido. Y después analizó la situación de Di Zeo y De Vaux. Y en un fallo de 64 páginas dijo que si el fiscal no había acusado por la participación o instigación de ambos en el hecho del 21 de julio de 2013 no podía con los mismos argumentos pedir condena por el otro delito que no había sido materia de discusión en toda la parte instructoria. Y, más allá de que esto ya desestimaba el pedido del fiscal, en el fondo del asunto, la Sala 2 agregó: “Las circunstancias que rodean la formación de las facciones tanto oficial como disidente que poseían al momento de los hechos como líderes a Di Zeo y De Vaux, no pudo ser probada por la fiscalía, y de ningún elemento probatorio valorado por el fiscal general surgen afirmaciones concretas de dónde, cuándo, o por quién fueron creados, ni tampoco la determinación de ningún tipo a nadie, por cuanto no pudo saberse por no haberlo dicho el fiscal, cuáles eran sus miembros, ni qué delitos eran los que iba a cometer el grupo que se había formado, ni quiénes eran sus integrantes”. Liderazgos que, se insiste, cualquier hincha conoce con sólo ir a la cancha o recorrer informes periodísticos. De hecho la Sala dice que esa situación recién queda clara a partir de 2015, con el regreso de Di Zeo y Martín a la tribuna y la capitulación de De Vaux. Así las cosas, y mientras Fido se alejó de la vida barrabrava para meterse de lleno en el mundo sindical con un puesto importante en el sindicato de los fleteros, Rafa Di Zeo tiene ahora un escollo menos para volver a los estadios: sólo le queda voltear la causa judicial iniciada en Córdoba el 30 de abril del año pasado por tenencia compartida de arma de fuego, proceso en el que se vio involucrado cuando viajaba la barra para la semifinal de la Copa de la Liga 2024 y en la requisa la Policía descubrió en el ómnibus en el que presuntamente iba Di Zeo cuatro armas aptas para el disparo y muchas municiones. Ese proceso le sirvió a la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich para reingresarlo al derecho de admisión con una particularidad: se lo puso a perpetuidad. Pero si la Justicia lo sobresee también acá, Di Zeo podrá volver seguramente a las canchas. Y la definición debería darse no mucho más allá de las próximas semanas. Las armas encontradas en el micro de Boca en 2024

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