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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/02/2025 02:37
El camerunés Alphonse Tchami compartió plantel en Boca con Diego Maradona, el Beto Márcico y otras figuras “Este es Tchami, a ver Grone si sabés... ¡Tchami! Gooool”. El relato de Marcelo Araujo del gol del camerunés a River, por el Torneo Clausura 95 en el Monumental, en un triunfo 4-2 de Boca, quedó inmortalizado. El periodista que marcó un antes y un después con sus comentarios y extrema confianza para con los protagonistas adoptó de inmediato al simtático africano, así como el fútbol argentino lo recibió de brazos abiertos. Grone (Negro al revés) fue el apodo que a esa altura Alphonse ya había adquirido a gusto en el vestuario xeneize. Ese era su primer semestre en el club de La Ribera, su arribo y debut oficial había sido unos meses atrás. Exactamente un día como hoy, pero hace 30 años. El 24 de febrero de 1995 Boca visitó a Banfield por la primera fecha del Clausura. El equipo dirigido por Silvio Marzolini, quien aprobó la llegada de Tchami, se impuso 2-0 ante el Taladro con un doblete de Sergio Martínez. El camerunés formó un tridente de ataque internacional sin precedentes con el Manteca y otro uruguayo como el Polillita Da Silva. Alphonse jugó 81 minutos y fue reemplazado por Sergio Zapatilla Sánchez, quien se iría expulsado junto al arquero banfileño Ángel David Comizzo instantes después. En el segundo partido del año, el camerunés se despachó con dos tantos en la Bombonera en un 2-0 ante Newell’s. En una época en la que no existía internet ni podían ojearse jugadores a través de las redes sociales, los fanáticos de Boca se preguntaban de dónde había salido este potente moreno que prometía inflar redes rivales. Alphonse-Marie Tchami se había iniciado como futbolista profesional en el Unisport Bafang de Camerún, pero enseguida se mudó a Europa para militar en Dinamarca con el Vejle Boldklub, donde un puñado de goles le bastaron para ser fichado por un equipo más importante de la liga danesa, el Odense BK. Alphonse Tchami firmó en Boca a principios de 1995 luego de disputar el Mundial 94 con Camerún Allí militaba en 1994 cuando participó en su primera Copa del Mundo con su país. El seleccionado africano fue eliminado en fase de grupos luego de empatar 2-2 ante Suecia, perder con Brasil (3-0) y ser goleado 6-1 por Rusia. En este último duelo, en el que Roger Milla se convirtió en el jugador más veterano en anotar en Mundiales con 42 años y Oleg Salenko en el primero en celebrar cinco tantos, tuvo su estreno el atacante de 23 años que sustituyó a David Embe. Unos meses más tarde, firmaría su contrato en Boca Juniors. Tchami, que estaba haciendo la pretemporada en Río de Janeiro con el Odense danés, no viajó solo a Argentina. Lo hizo con su hermano menor Bertrand, quien también estuvo a prueba en Boca y San Lorenzo, y el georgiano Georgi Kinkladze, un enganche zurdo que venía de jugar en la Segunda División de Alemania tras ser promocionado como el mejor futbolista de su tierra. En apenas dos entrenamientos, Marzolini limpió al georgiano y le levantó el pulgar al camerunés. Una crónica de El Gráfico recuerda que el DT le señaló a Kinkladze en una pizarra el sector de la cancha en el que debía moverse en la práctica, pero este no le llevó apunte, se ubicó como mediapunta centro y no por el carril izquierdo como le había solicitado. Y esa zona estaba cubierta con el Beto Márcico y Da Silva. Marzolini le vio tanta pasta a Tchami que lo terminó poniendo en 17 de 19 partidos en el campeonato, donde fue tercer máximo anotador de Boca con 6 goles (detrás de los 9 del Manteca Martínez y los 7 de Walter Pico, uno de los únicos dos que disputó todos los encuentros junto al Mono Navarro Montoya). Ese plantel contaba en la delantera con Martínez, Márcico, Da Silva y algunos juveniles que asomaron y no despuntaron como Roberto Gómez, Sergio Sánchez y Leonardo Delfino. El Xeneize acabó en la cuarta posición del torneo, a seis puntos del campeón San Lorenzo (cuando todavía se concedían dos por cada victoria), que le arrebató el título a Gimnasia La Plata. Gol de Tchami a River en el Monumental Tchami y Boca se dieron el gran gusto de derrotar a River en la penúltima fecha: luego de estar abajo por el gol en contra de Fernando Gamboa, el Xeneize lo dio vuelta en el complemento con tantos de Julio César Saldaña, el Beto Márcico, el camerunés y Da Silva (descontó Enzo Francescoli de penal). A esa altura, Alphonse-Marie había dejado de ser un desconocido. Salía en las revistas deportivas y hasta había sido invitado a programas de TV (como El Contra, de Juan Carlos Calabró). Su intérprete, mano derecha y confidente fue el Beto Márcico, quien hablaba francés como él y le facilitaba las cosas. “Era una persona muy prolija y ordenada por las costumbres que había adquirido en Dinamarca. Pero además era inteligente y rápido para entender las cosas. Marzolini le dijo que se acercara a mí para hablar y enseguida nos hicimos amigos. El Negro fue un fenómeno desde ese momento”, le dice Márcico a Infobae. En un principio, el Beto lo pasaba a buscar para ir a los entrenamientos por el departamento que le habían dado en el barrio de Belgrano, en la intersección de las calles La Pampa y Arcos. Pero en cuanto le consiguieron un auto, ya empezó a manejarse independientemente. De hecho hasta le hacía de chofer a Juan Román Riquelme, que en ese entonces no tenía vehículo y se acercaba en colectivo hasta esa zona para ir a las prácticas con él. Aunque le costaba bastante hablarlo, sí entendía mucho el español porque había sido una de las lenguas que había estudiado en un importante colegio privado de su país. Su familia era de clase media alta, su padre era un diplomático que antes de que se convirtiera en futbolista le inculcó la relevancia de los estudios y educación. “Su llegada fue sorpresiva porque no era usual traer a un delantero desde el lugar que vino y no conocíamos mucho de él. Desde el primer momento causó empatía, tenía el poder de generar atracción. Y, como compañero, era excelente. Una gran persona”, es el recuerdo de Navarro Montoya, quien también tiene grabada la conexión que el moreno tuvo con los hinchas. Lógicamente, todo cimentado en los frutos que daba en cancha: “Era potente, sabía poner bien el cuerpo y lidiar con los centrales. Aparte era preciso en la definición”. "El Negro es un fenómeno. Lo voy a llevar a casa para que juegue con las nenas", fue la recordada frase de Maradona sobre Tchami Para el mercado de mediados del 95, Boca impactó en el mercado con las contrataciones de Diego Armando Maradona y Claudio Paul Caniggia, además de otras figuras como Darío Scotto, que lo llevaron a repartir el protagonismo. Tchami le hizo un gol al Parma por la Copa Parmalat durante la pretemporada en Estados Unidos y convirtió sus únicos dos tantos en el campeonato a Platense (triunfo 1-0 de visitante) y Ferro (empate 2-2 en la Bombonera). Tras eso, se le humedeció la pólvora y estuvo 12 encuentros sin anotar. Recién volvió a hacerlo por la Fecha 14 del Clausura 96, cuando Carlos Salvador Bilardo era el DT. Reemplazó a Scotto y un doblete de cabeza llevó a Boca a darle vuelta el partido a Banfield 3-2 de local. A esa altura Tchami ya tenía predilección por el bife de lomo y otros cortes de carne en Argentina. Aunque confesó hace un tiempo que lo que más lo había maravillado era un postre típico nacional: el dulce de batata con queso. “Hay un restaurante argentino en París en el que lo compro”, mencionó en una entrevista. Su mimetización con la idiosincrasia albiceleste le cayó en gracia a Maradona, quien ya lo conocía por su participación en el fatídico Mundial de Estados Unidos 1994 del que había sido expulsado por doping. El hecho de que Diego supiera de su existencia fue un halago completo para el africano. “El Negro es un fenómeno. Lo voy a llevar a casa para que juegue con las nenas”, llegó a declarar Maradona, maravillado por la simpatía de Tchami. Luego del doblete ante Banfield por el Clausura 96, Alphonse no volvió a convertir hasta su anteúltimo partido con la camiseta de Boca, ya por el Clausura 1997, cuando Héctor Veira era el DT (triunfo 3-1 ante el Taladro en la Bombonera). El Bambino lo puso por última vez ante Deportivo Español en la derrota 3-1 en La Boca en la que también sustiuyó en el entretiempo al arquero Sandro Guzmán por el Pato Abbondanzieri. El nuevo entrenador no lo tuvo en consideración como sí lo había hecho Bilardo, con quien guarda una anécdota insólita. Alphonse Tchami, con la camiseta de Boca y la bandera de Camerún El equipo del Doctor había perdido 6-0 con el Gimnasia La Plata del Beto Márcico en La Bombonera y, tras el encuentro, varios jugadores intercambiaron las camisetas a través de los utileros. Márcico, el 10 del Lobo, le había enviado su casaca a Tchami, que cuando la tuvo en sus manos se percató de que la tela había sido cortada deliberadamente con una tijera. Esto había sido obra de Bilardo, quien ofuscado por la paliza en contra trató de recordarles a sus dirigidos que la indumentaria era sagrada y no debía cambiarse bajo ningún concepto. Su importante paso por Boca lo llevó a estar otra vez en el fútbol europeo, en una liga de mayor calidad como la alemana. No pudo brillar demasiado en el Hertha Berlín, pero su roce en la Bundesliga le aseguró un boleto en el Mundial 98, donde fue suplente e ingresó en los tres partidos que Camerún disputó por el Grupo B ante Austria (1-1), Italia (0-3) y Chile (1-1). Ese año también disputó con su seleccionado nacional la Copa Africana de Naciones, pero los Leones Indomables fueron eliminados en cuartos de final por la República Democrática del Congo. Su facilidad de adaptación, comprensión de idiomas y curiosidad lo llevaron a transformarse en un trotamundos. Su currículum apunta que estuvo en Emiratos Árabes Unidos (Al-Wasl 1999/2000) cuando todavía no estaba de moda, Escocia (Dundee United 2000), Francia (Niza 2001), Ucrania (Chernomorets Odessa 2001/2002), China (Shenyang Ginde 2002/2003) y Líbano (Al Nejmeh Beirut 2003) hasta colgar los botines en el RC Épernay Champagne francés en 2005. Alphonse-Marie Tchami hoy es un hombre de negocios Tchami no se alejó del todo del fútbol desde su retiro profesional. Se involucró un tiempo en la representación de futbolistas, pero su desempeño más relevante en el mundo fútbol de la línea de cal para afuera fue como directivo de la federación camerunesa de fútbol, donde llegó a ser vicepresidente y formó parte de la gestión de 2017 en la que el combinado nacional se adjudicó la Copa Africana de Naciones en Gabón. Se terminó alejando del fútbol ya que hubo ciertos manejos que le desagradaron: “Él es de pocas palabras, pero si las cosas no se hacen de forma correcta, da un paso al costado”. Se dedicó además a la administración de empresas en Camerún y Francia, donde tiene distribuidos negocios y familia (sus hijos estudian en Reims, territorio francés). Hoy es socio de una compañía de seguridad y limpieza de bancos y edificios públicos en Camerún. Está siempre al tanto de la realidad deportiva de Boca Juniors, equipo con el que más identificado quedó a lo largo de su trayectoria. DE hecho, a principios del año pasado, realizó un viaje a Argentina y se reencontró con Juan Román Riquelme, quien lo invitó a ver un partido a la Bombonera. Los libros siempre dirán que Tchami le dio la asistencia a Román para su primer gol oficial con la camiseta azul y oro en aquel 6-0 a Huracán por el Apertura del 96.
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