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» Radiosudamericana
Fecha: 23/02/2025 17:42
Domingo 23 de Febrero de 2025 - Actualizada a las: 14:01hs. del 23-02-2025 ITALIA El papa Francisco, de 88 años, permanece en estado crítico con pronóstico reservado tras presentar una crisis respiratoria asmática prolongada que requirió oxígeno de alto flujo. Según el parte médico del Vaticano, los análisis de sangre evidenciaron trombocitopenia y anemia, lo que obligó a administrarle transfusiones. Aunque sigue atento, experimentó más dolores que el día anterior. Ocho días después de su ingreso por una bronquitis que derivó en neumonía bilateral, su evolución genera preocupación a nivel global. Una crisis respiratoria asmática con trombocitopenia, como figura en el parte médico, es, según explicaron los especialistas consultados por LA NACIÓN, una situación crítica que afecta la capacidad del organismo para oxigenarse y enfrentar una infección pulmonar. La combinación de una enfermedad respiratoria crónica con una disminución del número de plaquetas en sangre complica aún más el cuadro clínico. Esta interacción genera un escenario de alto riesgo, especialmente en personas con patologías preexistentes o edad avanzada. Alejandro Videla, jefe de Neumonología del Hospital Universitario Austral, explicó a LA NACION que la neumonía es una infección pulmonar profunda que, en un 20-30% de los casos, es causada por virus como la influenza, el virus sincitial respiratorio, el metaneumovirus y el rinovirus. En otro porcentaje similar, la enfermedad es provocada por bacterias, siendo el neumococo la más frecuente. Sin embargo, en el 50% de los casos no se logra aislar el germen responsable, lo que obliga a los médicos a elegir el tratamiento de manera empírica. Otras bacterias involucradas pueden ser Haemophilus influenzae, Staphylococcus aureus, Mycoplasma pneumoniae y Chlamydia pneumoniae. Videla detalló que los factores que agravan el pronóstico de una neumonía incluyen la edad avanzada, enfermedades crónicas como insuficiencia cardíaca, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), insuficiencia hepática, diabetes e inmunosupresión. Además, la aspiración de contenido gástrico hacia las vías respiratorias puede empeorar la evolución de la enfermedad. Cuando un paciente con neumonía recibe una transfusión de sangre, el objetivo es optimizar los niveles de hemoglobina para garantizar una adecuada entrega de oxígeno a los tejidos. “En una neumonía, el parénquima pulmonar está ocupado por secreciones inflamatorias, lo que dificulta la captación y transferencia de oxígeno”, explicó Videla. Y agregó: “Por eso, es fundamental que el organismo cuente con suficiente hemoglobina para compensar esta situación”. La trombocitopenia es la disminución del número de plaquetas en sangre. Según Videla, cuando un paciente con neumonía bilateral presenta esta condición, la primera sospecha es que se trata de un cuadro de sepsis. “No son los gérmenes los que causan directamente la disminución de plaquetas, sino la respuesta inflamatoria desbalanceada del organismo”, señaló. “Esto puede llevar a una falla múltiple de órganos, afectando no solo los pulmones, sino también el corazón, el hígado y la producción de células sanguíneas”. Brenda Varela, médica del Servicio de Neumología del Hospital Alemán, agregó a LA NACIÓN: “Las transfusiones de sangre o sus hemoderivados, como las transfusiones de plaquetas en neumonías bilaterales, están asociadas con la gravedad del cuadro clínico. En general, el paciente crítico presenta alguna complicación de su neumonía severa, como una infección generalizada o sepsis. Eso afecta a varios órganos, incluida la médula ósea, provocando lo que se conoce como freno medular, que puede impactar en la producción de glóbulos rojos, plaquetas o glóbulos blancos. El objetivo principal es mejorar la deuda de oxígeno y el aporte tisular, pero siempre se debe evaluar el riesgo-beneficio de las transfusiones, especialmente en pacientes con problemas cardiológicos o que requieren transfusiones a repetición, ya que pueden presentar complicaciones. Además, el estrés puede inducir hemorragias internas, aumentando el riesgo de anemia y hemodilución severa, lo que podría requerir transfusiones”. El asma y las bronquiectasias son enfermedades bronquiales obstructivas que afectan la capacidad pulmonar para intercambiar oxígeno. Una persona con estas patologías preexistentes tiene un mayor riesgo de desarrollar neumonía, y si contrae la infección, es más propensa a experimentar una crisis respiratoria severa. “Cuando una persona con asma y bronquiectasias desarrolla neumonía, hay un aumento en la producción de mucosidad, inflamación bronquial generalizada y obstrucción de las vías respiratorias”, explicó Videla. Esto incrementa significativamente la carga sobre el sistema respiratorio, generando síntomas graves como dificultad para respirar y la necesidad de oxígeno de alto flujo. Varela agregó: “Los pacientes con neumonía bilateral pueden desarrollar insuficiencia respiratoria progresiva y severa, lo que puede requerir intubación y medidas invasivas. Pese a los tratamientos iniciales con oxigenoterapia, antibióticos y soporte general, algunos pacientes no mejoran y presentan complicaciones como infecciones intrahospitalarias, intubación prolongada y debilidad muscular respiratoria”. Videla indicó que el pronóstico reservado, como lo indicó el parte que difundió el Vaticano, en estos casos implica un riesgo elevado. “Una neumonía en una persona de 88 años, con enfermedades respiratorias crónicas y que requiere oxígeno de alto flujo, tiene un 50% de riesgo de mortalidad”, advirtió. “El término pronóstico reservado significa que el paciente podría no evolucionar favorablemente, por lo que los médicos prefieren no anticipar una evolución definitiva”. El tratamiento de una crisis respiratoria asmática con trombocitopenia requiere un abordaje integral que incluye oxigenoterapia, corticoides y monitoreo constante. La combinación de una infección pulmonar severa, un sistema inmunológico comprometido y un desbalance en la respuesta inflamatoria del organismo agrava el cuadro y eleva las probabilidades de complicaciones severas. El seguimiento médico y la respuesta rápida ante los signos de deterioro son fundamentales para mejorar las probabilidades de recuperación. LA NACIÓN
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